Mal asunto cuando se utiliza la herencia recibida como justificante de 
las medidas que se están adoptando y cuando se personaliza la culpa en 
entes centrífugos, máxime cuando quien lo hace tuvo durante los años en 
los que sucedió lo que se acusa el poder de una oposición apabullante. 
Lo primero es lo que está haciendo el Gobierno del reino, lo segundo lo 
que no hizo el partido del que procede el Gobierno que gobierna el 
reino.
 El Sr. Ministro de Hacienda dice que la culpa la tienen las regiones, 
bien, vaya por delante que comparto el razonamiento en parte: dicho con 
todas las letras: existen regiones que no son sostenibles, que no 
generan lo suficiente para existir como entes autónomos; y eso es así 
desde que se constituyeron y desde que fue promulgada la LOFCA; y se 
sabía, y se sabe: por qué, sino, ningún Gobierno desde 1980 ha querido 
publicar las balanzas fiscales salvo en una ocasión?: las 
correspondientes al 2005: cuando ‘España iba más que bien’.
 La mayoría de las regiones tienen parte de la culpa de la situación en 
que España se halla. Estoy plenamente de acuerdo, pero entonces, ¿por 
qué el Sr. Cristóbal Montoro no se quedó afónico denunciando ese 
despropósito económico desde que fue nombrado Secretario de Estado de 
Economía en 1996?.
 En la mayoría de las ocasiones lo que no puede ser es porque no puede 
ser nunca, lo que no debe ser es que se saque del cajón cuando convenga y
 cuando no se meta de nuevo en él, como sucede con el tema del déficit.
 Vamos a ver. España NO VA A PODER ALCANZAR UN DÉFICIT DEL 3% EN EL 
2013, a no ser que, 1) se encuentren en algún lugar del territorio 
patrio unos yacimientos petrolíferos equivalentes a los iraníes, 2) se 
reinstaure una dictadura político-económico-policial más dura incluso 
que la que Uds. ya saben, o 3) una civilización extraterrestre regale, 
solamente a España, una tecnología que le permita la total y absoluta 
independencia energética. O sea, que en principio, y aunque la opción 3)
 no sea totalmente desdeñable podemos dar casi por hecho que España no 
va a llegar a esa tasa de déficit el próximo año, y por una sola razón: 
porque es imposible. (Claro que siempre puede suceder que se diga a 
finales del año en curso: ‘¡Anda!, pero si nos equivocamos y el déficit 
verdadero del 2011 fue el 5,1%’).
 Se sorprenden propios y extraños de que el déficit aumente a pesar de 
que lo hagan los tipos impositivos, que se tenga que pagar por más cosas
 y que se recorten servicios; y al margen de que estos datos parciales 
indiquen no demasiado porque todo depende de los compromisos adquiridos,
 no deberían extrañarse: todas esas subidas y recortes no sirven para 
compensar la caída de ingresos públicos que se está produciendo debido a
 la caída de la actividad que se está experimentando, y eso va a más: 
cuanto peor vayan las cosas menor será la recaudación y más tendrán que 
subir las contribuciones fiscales y recortarse los gastos públicos; 
dando por sentado que a ese 3% NO SE VA A LLEGAR. Y no por nada mágico, 
sino porque no es posible.
 Nos hallamos en un momento tremendo: en la fase descendente de una 
crisis sistémica que comenzó en el 2010 tras una precrisis que se 
arrastraba desde el 2007; si lo quieren juntar, una situación crítica 
que comenzó hace cinco años. Si aún se está cayendo, ¿cómo demonios 
vamos a revertir nada?. Primero habrá que limpiar, sanear, reordenar, 
analizar la eficiencia de lo que se gasta y los montos que se gastan. 
Pero eso, pienso, no cotiza: es mejor subirse a una tarima a decir cosas
 que antes, pudiendo hacerlo, no se decían y no decir cómo se va lograr 
que, asumiendo el mismo Gobierno que se va a producir un decreciendo del
 PIB  del 1,7%, los ingresos públicos vayan a aumentar el 4,3%. ¿Se 
utilizará en el proceso recaudador al sheriff de Nottingham?.
 Y ojo, en lo anterior no hay ni un picogramo de política.
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 Pues pienso que la ‘concesión’ (eso ha sido) a España de un año más 
para pagar (dicho así suena a la semana de más que da el usurero a su 
víctima, ¿verdad?), quiero decir, para alcanzar el famoso 3% estaba 
cantada con Hollande o sin Hollande; ha sido un acto de realismo a 
partir de hechos conocidos: España no puede alcanzar el 3% el año que 
viene porque es físicamente imposible.
 Pero eso conduce a una pregunta. El Gobierno presentó un Programa de 
Estabilidad cuyo análisis Uds. pudieron leer aquí este Lunes, un 
programa que fue aceptado por la Comisión Europea, un programa que decía
 que el año que viene España llegaría a un déficit del -3% y del -1,1% 
en el 2015, un programa calculado, medido con regla y dibujado con 
escuadra y cartabón; entonces, ¿por qué esa concesión?. ¿Ha tenido 
Europa compasión de España?, ¿se llegó a la conclusión de que era un 
mero brindis al Sol?. No sé, pero cuando se materialice ese año 
álguienes deberían dar explicaciones y/o otros álguienes deberían 
exigirlas.
 Pienso que M. Hollande ha sido la excusa perfecta, pero con él o sin él
 se continúa debiendo lo que hay que pagar y el estado 
económico-financiero de las personas físicas y jurídicas -y de los 
Estados- sigue siendo el que es.
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 Me preguntan, pero no quiero hablar de Bankia y no voy a hacerlo. Sólo 
lanzo una pregunta al aire: de cada una de las entidades financieras que
 operan en el reino, cojan la partida de ‘Total de créditos concedidos a
 clientes’ y resten la partida ‘Créditos problemáticos’; de la cifra que
 queda, ¿cuál es la probabilidad de que empresas, familias, 
ayuntamientos, personas, Gobiernos regionales y Estados a quienes se han
 prestado los euros de esa partida no puedan pagar cuando lleguen sus 
vencimientos por haberse quedado en paro, porque no cobran lo que les 
deben, porque se ha hundido la recaudación de sus tasas e impuestos?. 
Esa es la pregunta, esa es la pregunta. Lo impagado ya se conoce, los 
excesos de valor de los activos, pienso que también aunque no se digan, 
pero esa probabilidad … ¡Ahí está, pienso, el núcleo del problema!.
 Y sobre nacionalizar entidades con problemas me pregunto, ¿para qué?, 
¿para socializar esos problemas?. Pienso que esos problemas continúen 
siendo de los accionistas de esas entidades y que esos accionistas 
exijan responsabilidades a los directivos que han escogido. Si tienen 
problemas, por salud pública deben ser atendidos, pero dejando muy claro
 que lo público está aquí y las cosas privadas allá.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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