Tampoco estoy de acuerdo con el profesor Paul Krugman al respecto de su último libro “¡Acabad ya con esta crisis” (End This Depression Now!)
que se publicará próximamente en España, obra de la El País Negocios
reprodujo un capítulo el pasado 29.04.2012. En un punto del mismo
argumenta el autor que el fin del boom inmobiliario ha abocado a España a
una situación en la que tiene que volver a la Industria, pero le es
extraordinariamente difícil debido a que la industria española no es
competitiva y, como España está en el euro, no puede devaluar, por lo
que la única opción para ganar esa competitividad radica en reducir los
salarios.
De entrada queda diáfana la consideración que el premio Nobel tiene de
la Industria española: sólo puede competir rebajando salarios debido a
que la productividad del sector industrial del reino es tan baja que le
impide ganar competitividad a través de esa vía. Con eso estoy de
acuerdo: en términos medios la productividad española es patética. Pero
el profesor obvia totalmente que en España existen clusters, zonas de
actividad y empresas, donde eso no es cierto, zonas y compañías que
deberían ser potenciadas. Por otra parte pienso que supone retroceder
décadas que un país del ámbito occidental base su competitividad en los
niveles salariales ya que, por ejemplo, España nunca podrá competir en
salarios con, por ejemplo, Marruecos.
¿Ganar competitividad bajando salarios?. Miren lo que dice Alessandro
Beneton en una entrevista que el mismo medio publica unas páginas más
adelante
Pregunta. ¿Qué puede hacer la industria europea en un momento
así?Respuesta. Ser práctica. Debemos cambiar cosas si no funcionan. Si
tratamos solo de competir con los costes laborales no iremos a ninguna
parte”.
La realidad es más peor: tan sólo algunas zonas en España tienen
posibilidades de poder competir en el entorno internacional, y terrible
sería para España que el euro se fuese al traste tal y como parece
desear el profesor Krugman, al menos este euro, el problema es que no
tenemos otro. Terrible sería para España debido al paraguas que para
España el Euro supone: recuerden: el 40% subirían los costes en España
si se reimplantase la peseta; ¿la razón?, la enorme dependencia exterior
de la economía española.
En otro punto del capítulo el profesor Krugman habla de la burrada que
supuso la igualación de los riesgos de todas las deudas públicas de los
miembros de la eurozona una vez el euro entró en funcionamiento, y
efectivamente, fue una burrada, pero burrada que se produjo porque ese
era el único camino para que los excedentes de capital de Alemania,
Francia, Suiza, UK y otros países entre los que se encuentra USA,
vinieran a los PIIGS, sobre todo a España a fin de obtener una
rentabilidad que en sus países era imposible que consiguieran. La
consecuencia de eso fue que España y el resto de los PIIGS crecieron,
mucho, muchísimo lo que supuso … ¡un aumento espectacular de la
importación de bienes y servicios procedentes de los países que nos
habían prestado. Los símbolos más simbólicos de ese proceso fueron el
material rodante del AVE y el Porsche Cayenne.
Es decir, el euro se formó para favorecer el comercio y estabilizar
Europa, y a los PIIGS les dejaron entrar para tenernles vigilados y para
que fuesen fuentes de negocio, pero en el caso de España, por ejemplo,
no haber entrado hubiese tenido consecuencias terribles porque la
especulación financiera internacional hubiese abrasado a España ya que
el 65% de su comercio exterior España lo realiza con Europa. Lo que no
explica el profesor Krugman es que a USA nunca le hizo ninguna gracia el
euro porque podía llegar a suponer una competencia a su dólar como
moneda de reserva y unidad de cuenta mundiales.
Tampoco, pienso, el autor cuenta toda la película cuando habla de los
aumentos salariales habidos en España. Cierto: en la década siguiente a
la implantación del euro los salarios ajustados a la productividad en
España aumentaron el 35%, pero ajustados a la inflación tan sólo un 0,7%
anual. Y también cierto: en puridad los salarios monetarios no hubieran
tenido que crecer nada, incluso tenían que haber decrecido porque la
productividad española era ridículamente reducida, pero si eso hubiese
sido así … ¿quién hubiese adquirido las viviendas que se financiaban con
los créditos foráneos y quien hubiera adquirido los bienes que en
cascada llegaban a España desde el exterior?.
Pienso que la tendencia será justo la contraria: profundizar una
coordinación entre divisas y reforzar las áreas monetarias, bien con
monedas comunes, como el euro, bien con vinculaciones a una divisa
marco: las economías dolarizadas de Latinoamérica, los convenios
monetarios entre China y Japón. Y sí: con mucha intervención y mucha
regulación; con mucho: ‘Ud. tiene que hace esto para mañana porque es
beneficioso para el grupo’.
Pienso que nadie se está suicidando, simplemente el modelo se está muriendo, y algo así siempre tiene consecuencias.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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