La Reserva Federal de Bernanke se ha mostrado en los últimos años de
lo más proactiva a la hora de implantar en cualquier momento su programa
de relajación cuantitativa y la llamada Operación Twist ante una
drástica venta masiva de renta variable y un desplome de la confianza.
Y, sin embargo, en el día de ayer, los más prudentes, como son Bernanke y
Dudley, exhibieron de repente un tono más bien optimista por cuanto a
las perspectivas económicas se refiere. Una forma de interpretar su
aparente cambio de opinión se fundamenta en la preocupación generalizada
por no causar problemas. Al mantener un discurso de perfil bajo y
esperanzador, tratan de llevar el debate más allá de cualquier respuesta
“desesperada” a cuestiones tales como la debilidad de la UE o las
noticias que afloran en torno a las pérdidas de JP Morgan. Además, ahora
también saben perfectamente que la retórica conciliadora puede empeorar
la situación de los precios de las materias primas, con lo que su
enorme tranquilidad puede interpretarse como un intento por respaldar la
economía y una terapia de precios de materias primas a la baja. Y,
volviendo al primer trimestre, puede que se haya despertado una cierta
preocupación ante la posibilidad de que una medida de relajación agrave
el aterrador repunte del precio de la gasolina e incremente las
previsiones generales en materia de inflación. Llegados a este punto,
cualquier incremento de los precios debería atraer una atención que no
interesa ni favorece en absoluto a los intereses de la Fed. En la
actualidad, el problema que se plantea a la Fed es el estallido de la
crisis crediticia en Europa y la clara y estrepitosa ralentización de
China.
En Asia es obvio que los países de cuenta corriente (Australia-India)
sufren la falta de financiación y crédito al comercio. Y, todo ello
porque el 33% de la financiación que en condiciones normales
proporcionan las filiales de ultramar de los principales bancos europeos
se ha interrumpido ante la carga que les supone aligerar sus balances.
Por tanto, los países con déficit en cuenta corriente, y en esta última
época en concreto India, experimentan un acusado debilitamiento de sus
divisas, sitúan la presión sobre sus tipos marginales y apenas cuentan
con respaldo para el crédito y la demanda a la exportación.
Todas las políticas macroeconómicas han fracasado En última instancia, y
sigo creyendo que mi titular “Alargar y Disimular se está reduciendo a
simplemente Disimular” es adecuado. El tiempo se agota y todas las
políticas monetarias van en la actualidad a la zaga mientras que las
reformas estructurales siguen brillando por su ausencia. Todos los
países industrializados y emergentes se hallan en algún punto de la fase
de negación de una crisis (sobre todo, los países emergentes) o de la
fase de protestar y culpabilizar (los países industrializados). Pronto, a
finales de 2012 y no en 2013 como cree la mayoría, nos adentraremos en
el mandato del cambio, y, todo ello únicamente porque las cosas se están
poniendo tan mal que solo pueden ir a mejor.
El sector minero, ¿listo para estallar?
A la vez que los bancos centrales se dan cuenta de que van a la zaga y
tratan de reparar la situación, puede que los sospechosos habituales
estén listos para repuntar ante un activismo monetario renovado. He
creado el gráfico que figura más abajo sobre el índice Gold Miner’s.
Durante mi estancia en Asia, he estado comentando mi deseo de adoptar
posiciones largas en el sector tras la caída que ha experimentado del 40
por ciento y ante la creciente posibilidad de que China apruebe un
paquete de estímulo fiscal, tal y como el Consejo de Estado confirmó la
semana pasada.
Acciones
Estamos una década por detrás de buena rentabilidad de las acciones.
Basta con ver cómo en su edición de ayer, el Financial Times proclamaba
en su primera página “la muerte de los valores de renta variable”, uno
de los síntomas clásicos de que se acerca una enorme bajada cíclica.
Estrategia
Tengo tres grandes premisas que he aprendido durante casi 30 años de
negociación y que han superado la prueba del paso del tiempo:
- 1. Con el tiempo, todo revierte a la media.
- 2. Las políticas macroeconómicas siempre son erróneas debido a previsiones irremediablemente malas. Las decisiones micro, sobre particulares y compañías que solo pueden sobrevivir si son productivos y toman las decisiones adecuadas, siempre salen adelante en última instancia.
- 3. El tiempo es el único factor que escapa a nuestro control y por ello necesitamos configurar una cartera y correr riesgos respetando todo cuanto hemos dicho.
A su debido momento, profundizaré en estas premisas. No obstante, en mi
opinión, estos tres fundamentos explican por qué estamos en una etapa
de Disimular que pronto va a llegar a su fin, y no en ese Alargar y
Disimular aparentemente interminable
Steen Jakobsen, Economista Jefe, Saxo Bank
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