La crisis en Europa está empeorando. Los diferenciales de deuda de los 
países periféricos siguen incrementándose, los mercados de renta 
variable atacan los mínimos de marzo de 2009, la divisa europea pierde 
posiciones…en definitiva, parece que nos adentramos en una nueva fase de
 la crisis europea.
Este escenario está provocando un acalorado debate sobre los costes y 
los beneficios de las diferentes maneras que hay para reducir los 
niveles insostenibles de endeudamiento del sector público.
Por otro lado, empieza a cuestionarse la bondad de la reciente 
reestructuración de deuda en Grecia, que según muchos analistas, entre 
los que no me encuentro, iba a suponer el relanzamiento definitivo de su
 economía, al igual que sucedió con Argentina a partir del 2001. La FED 
de Dallas, en un reciente análisis, realiza una interesante reflexión 
sobre este hecho, que creo conveniente traer a estas páginas.
Grecia implementó recientemente una reestructuración de sus 
obligaciones soberanas, tal vez porque sus ciudadanos decidieron que los
 beneficios de esa dolorosa decisión eran mayores que los costes.
Una rápida prosperidad no se encontraba entre los beneficios esperados.
 Sin embargo, muchos observadores (incluyendo, algunos ciudadanos 
griegos) podrían llegar a esperar ese resultado después de revisar la 
experiencia a menudo citada de Argentina, un país cuya producción se 
disparó durante muchos años después de su suspensión de pagos de 2001, 
una de las más grandes del la historia de los mercados emergentes.
La FED de Dallas cree que los datos generalmente utilizados para 
afirmar que la Producción Industrial en Argentina rebotó fuertemente 
tras la suspensión de pagos, son mal interpretados. La Reserva Federal 
grafica el logaritmo natural del PIB real por persona en edad de 
trabajar (15 a 64 años de edad) en Argentina desde 1951 hasta 2009, al 
considerar que esta referencia recoge de una manera mucho más fiel la 
actividad económica del país.
En el vemos como la producción en Argentina se desplomó un 13% durante 
el año posterior al default de 2011. Posteriormente ha habido siete años
 de expansión ininterrumpida del PIB por persona en edad de trabajar, 
con un promedio de crecimiento anual del 7%. Esto no es tan 
impresionante como pudiera parecer, pues buena parte de este crecimiento
 viene del rebote natural de la severa contracción anterior. Sin 
embargo, a menudo esta referencia es tomada como evidencia de los 
beneficios de una suspensión de pagos premeditada.
Si eso fuera cierto, también se aplicaría a la Argentina de antes del 
default de 1983. Como muestra el gráfico anterior, la suspensión de 
pagos de 1983 fue seguido por años de declive económico, la llamada 
década perdida, lo que es una evidencia de que una suspensión de pagos 
no implica crecimiento.
Esto deja sin aclarar, sin embargo, como la economía argentina logró 
recuperarse después de los hechos catastróficos que condujeron al 
default de 2001. En realidad, no está nada claro que en realidad se 
recuperara.
La FED de Dallas señala que según los datos y análisis que manejan, 
(demasiados extensos y complejos para estas páginas), el crecimiento en 
la producción argentina desde 2001 hubiera sido mucho menor si el país 
no se hubiera beneficiado del auge de los precios mundiales de los 
productos básicos, como la soja y sus derivados, que representan una 
parte importante de sus exportaciones. En otras palabras, el crecimiento
 económico en Argentina después del default, se produjo más por suerte 
que por la sabia decisión del gobierno.
La conclusión del amplio análisis de la Reserva Federal de Dallas sobre
 el caso de Argentina señala que la producción por persona en edad de 
trabajar en el año 2009 debería haber sido mayor en un factor de entre 
1,3 y 1,6 (30% al 60% más) al que ha sido. Eso sugiere que los efectos 
de la suspensión de pagos, tanto la de 1983 como la de 2001, ha podido 
tomar la forma sutil de una prosperidad que nunca fue, escondido detrás 
de unas tasas de crecimiento circunstanciales.
Este estudio refleja claramente, que la teoría que defienden algunos 
economistas sobre los beneficios de una suspensión de pagos ordenada, o 
desordenada en Grecia, ante los hechos históricos de Argentina, es al 
menos cuestionable. Y si hacemos caso a la referencia histórica de 
Argentina, en vez de suponer un impulso sobre su maltrecha economía en 
los próximos años, tendrá un efecto disuasorio y restrictivo de entre un
 30% y un 60%.
Lo dicho, a Grecia le crecen hasta los enanos.
Lacartadelabolsa 
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