Si creían que en relación a las condiciones que envuelven a las ofertas
 de trabajo habían oído todo lo que es posible oír están muy 
equivocados, sea lo que sea que al respecto habían oído: lean lo que 
sigue y alucinen
 El hijo de unos amigos me comentó hace escasos días lo que sigue; 
resalto esto para que quede claro que no se trata de ‘conozco a alguien 
que conoce a uno que le dijo …’; el testimonio es de primerísima mano. 
Bueno, ahí va.
 Unos días atrás le telefonearon de un gabinete de headhunting 
especializado en el mundo de la ingeniería: mi relator es ingeniero de 
caminos, especializado en obra civil, con seis años de experiencia 
ininterrumpida en tareas de supervisión. Desde el otro lado del teléfono
 le preguntaron si estaría interesado en entrar en un proceso de 
selección para llevar un proyecto de tres años en un país 
latinoamericano.
 Mi conocido les dijo que en principio podría estarlo, pero que dependía
 de las condiciones; su interlocutor le dijo que preguntase. Pasajes de 
avión para venir a España: ¿de cuántos dispondría?; de dos, le dijeron: 
el de ida y el de vuelta treinta y seis meses después; los demás tendría
 que pagárselos él. Preguntó por la remuneración, como aquí un poco 
arreglado fue lo que le dijeron. Me comentó que a medida que iba hablado
 con la persona cazadora de cerebros iba viendo que, casi, casi, lo que 
le estaban ofreciendo era lo comido por lo servido; y así se lo dijo a 
su conferenciante. Y lo que este le respondió fue demoledor; si no están
 sentados, siéntense.
 Le dijo que sí, que las condiciones no eran para tirar cohetes; el 
truco estaba en que esa oferta, en el caso de ser seleccionado, le 
serviría para enriquecer su historial profesional, ganar experiencia, 
para que su curriculum fuese más completo, más internacional de lo que 
ya era, para, así, mañana, poder optar a otras ofertas de más nivel.
 ¿Se preguntan si ya hemos llegado aquí?, pues si, ya hemos llegado 
aquí. No se trata ya de buscar a alguien válido y de ofrecerle unas 
condiciones tales que le motiven y que supongan un avance y una mejora 
con respecto a lo que ya tiene, sino de ofrecer un futurible: ‘Sabemos 
que eres buena/o y por eso hemos contactado contigo. Te ofrecemos algo 
muy parecido a lo que ya tienes ya que lo que obtendrás, si finalmente 
eres seleccionado, lo tendrás mañana porque esto que te ofrecemos 
añadirá valor a tu persona por lo que tu cotización subirá.
 ¿Cuál será el próximo paso?, ¿reducir condiciones a medida que más 
atrayente e interesante sea la tarea a realizar?. El ‘¡Yo, por menos!’ 
fue una fórmula usada por la oferta de trabajo en el siglo XIX a las 
puertas de las fábricas para poder comer. El ‘Ud. por menos’, ¿será la 
fórmula que utilizará la demanda de trabajo en el XXI mientras prometen 
futuros lejanos de tal vez jamás?.
 ::: ::: :::
 Lo dije el pasado año en una entrevista que antes de las elecciones 
generales me hicieron en la emisora Onda Cero, lo dije en el programa 
Salvados que La Sexta emitió el Domingo anterior al 20 N, lo he dicho 
antes y después aquí: España precisa un Gobierno de concertación 
nacional, completo, total; un Gobierno que deje a un lado fotos y 
oropeles y coordine medidas, y que explique. Sigo pensando que la 
evolución que llevan las cosas a lo único que apunta es a una crisis de 
Gobierno; y esto no es política.
 ::: ::: :::
 Es decir que según la nueva norma aprobada / decidida el pasado 
Viernes, si un Consejero de Economía de una región que lo es de resultas
 de un proceso electoral incumple ‘deliberadamente’ las correcciones que
 indican los planes de ajuste que apruebe el Gobierno podrá ser 
destituido por el Ministerio de Hacienda. Lo que el Viernes no se aclaró
 es si la destitución, en su caso, le sería comunicada en un sobre 
entregado en mano por un motorista.
 Bien, con o sin motorista, se podría haber hecho mejor: que el 
Ministerio de Hacienda escoja a las personas verdaderamente idóneas 
según sus criterios para ocupar los puestos que, de uno u otro modo, 
tengan que ver con los planes de ajuste, personas que no tendrán que 
pasar por un proceso electoral porque maldita la falta que hará. Lo que 
la norma dice es que los criterios de incumplimiento los fija el propio 
Ministerio ignorando lo que haga falta, y eso, entiendo, no es de 
recibo.
 ::: ::: :::
 ¿Se han dado cuenta que desde hace unas semanas y entre una parte de la
 población se ha instalado une especie de cantinela que vienen decir 
algo así como ‘Mejor no saber’?. Si: a estas alturas prácticamente todo 
el mundo ha asumido la crisis sistémica y sus consecuencias -el cáncer-,
 pero un elevado -¿creciente?- porcentaje de la población está diciendo:
 ‘Prefiero no saber’.
 Se de licenciados universitarios, comerciantes, amas de casa, 
trabajadores manuales ocupados, que dicen que ni leen periódicos, ni 
escuchan noticias radiadas, ni ven telediarios, ni visitan sitios de 
información; que cuando regresan a casa ponen en su coche música y que 
en la TV ven documentales de naturaleza o no ven nada en absoluto. No 
quieren saber lo que está pasando ni sobre lo que va a pasar ‘porque es 
deprimente’; no quieren conocer los efectos de la quimioterapia que nos 
van a administrar.
 Pienso que es un error mayúsculo: sólo sabiendo puedes saber más y 
meditar sobre lo que está sucediendo, y prever qué hacer después. Y sólo
 sabiendo se pueden exigir responsabilidades y pedir explicaciones. 
Claro que eso es duro y más cómodo es ignorar.
 Algo parecido a cómo el Gobierno comunicó / asumió el verdadero déficit
 del reino del 2011: el -8,9%: con nocturnidad, en silencio, con las 
ventanas cerradas. ¿Otro Gobierno?, pienso que lo hubiese hecho igual. Y
 con los MiB de Eurostat llamando a la puerta. En fin.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
No hay comentarios :
Publicar un comentario