martes, 22 de mayo de 2012

El avance de Irlanda: de la construcción a la granja… cobrando un 65% menos

Hace poco menos de seis años Irlanda podía presumir de ser la economía más activa de la Eurozona. Crecía por encima del 6% y tenía una de las mayores rentas per cápita de toda Europa. La inversión extranjera fijaba la mirada en el país antes que en ningún sitio debido al atractivo de su impuesto de sociedades, empresas de todo el mundo se establecían en masa en el país... Hasta que la crisis terminó por amedrentar al Tigre Celta, recoge elEconomista.es
Irlanda se convirtió en uno de los primeros países del euro en entrar en recesión. Pero, además, el estallido de la burbuja inmobiliaria y un nivel de desempleo en continuo aumento terminaron por hundir a un país que no tuvo más remedio que pedir el rescate internacional en noviembre de 2010. El afán del Gobierno por salvar las principales entidades bancarias tampoco ayudó mucho a las maltrechas cuentas públicas.
Hubo un tiempo en que Michael Brennan se embolsaba hasta 1.000 euros a la semana como carpintero. Fue durante el auge del sector inmobiliario en Irlanda. Pero tras el estallido del sector, Brennan se quedó sin trabajo, según el testimonio que recoge The Wall Street Journal.
Después de tres años sin conseguir un puesto estable, ha decidido forjarse un futuro bien distinto trabajando en el tratado de productos cárnicos. Su paga: 350 euros a la semana. Son 1.400 euros al mes, más de lo que ganan muchos, pero también un 65% menos de lo que estaba acostumbrado a ingresar.

Un pequeño ejemplo

Pero Brennan es solo una pieza de un puzzle formado por una gran masa de trabajadores que se ha tenido que reinventar en una de las economías más afectadas de la Eurozona y bajo un rescate internacional. Cuatro años después de que la crisis financiera acobardara al Tigre Celta, la tasa de paro alcanza el 14,7%, por encima del nivel registrado en el peor año de la crisis, 2009.
La falta de perspectivas laborales ha provocado una salida masiva de irlandeses en busca de un puesto de trabajo, en especial de los recién licenciados. Y aunque el país ha hecho mucho por reconducir sus finanzas públicas, la mayoría de analistas piensa que serán necesarios varios años para que la economía y el mercado de trabajo registren niveles previos a la crisis.
El país no ha tenido más remedio que recuperar parte de la competitividad perdida mediante la reducción de salarios en términos reales. Para los ciudadanos eso se ha traducido en recibir menos dinero por un trabajo similar. Muchos no han tenido más remedio que cambiar de empleo ganando menos, tras los años de aumentos salariales que siguieron a la adopción del euro.
El gobierno irlandés ha respondido en parte a esta situación con un programa de "reconversión". Las personas que un día se ganaban la vida en sectores como la construcción, la hostelería o el comercio están siendo formadas para hacerse cargo de los trabajos que en algún momento desarrollaron sus padres y sus abuelos.
En cualquier caso los fondos para estos programas son limitados. A cambio del rescate, Irlanda debe seguir una rígida dieta de austeridad, controlando los fondos públicos disponibles para formación y educación.
La velocidad de recuperación de Irlanda depende de lo rápido que se puedan reubicar a trabajadores en paro en  industrias que pueden ayudar a reflotar la economía irlandesa -centrada en exportaciones de tecnología, agricultura e industria farmacéutica, por ejemplo.
De esta forma, el gobierno irlandés trabaja para formar a miles de trabajadores a través de múltiples programas y subvenciones. "Es la única forma que la economía de Irlanda se recupere y se estabilice", explica el ministro irlandés de Protección Social, Joan Burton, en declaraciones al WSJ.

Cifras para el pesimismo

Sin duda, el panorma es desolador. Aproximadamente el 60% de las personas sin empleo, cerca de 182.100 parados, lo son de larga duración, o que significa que llevan sin trabajar como mínimo un año. En 2010 eran la mitad y en 2009, tan solo una tercera parte.
Como ha ocurrido en España, el sector de la construcción ha sido el más afectado de todos. Hoy emplea a 107.600 personas, frente a las 270.000 de 2007, según la Oficina de Estadística de Irlanda. Alrededor de una de cada cuatro personas en paro trabajaba para la construcción o similares.
Muchos de ellos ganaban hace apenas cuatro años más de 1.500 euros a la semana, explica Stephen O 'Shea. Él era uno de ellos, pero perdió su puesto de trabajo en 2010. Ahora se ha matriculado para cursar un grado de horticultura.
En época de bonanza, O'Shea destinó buena parte de sus ahorros a comprarse una vivienda y a pagar los estudios de su esposa. Pero otros fueron menos prudentes. Ante la facilidad para obtener un préstamo y con unos ingresos elevados, muchos irlandeses compraron hasta una segunda vivienda. Como resultado, la deuda de las familias suponía el 124% del PIB a mediados del PIB a mediados de 2010.
La disminución del nivel de vida es algo que la mayoría de desempleados irlandeses ha llegado a aceptar después de meses sin trabajar. Pero prefieren un trabajo que nunca pensaron que iban a desarrollar y menor remunerado antes de estar en paro.

lacartadelabolsa

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