Hace poco menos de seis años Irlanda podía presumir de ser la economía
más activa de la Eurozona. Crecía por encima del 6% y tenía una de las
mayores rentas per cápita de toda Europa. La inversión extranjera fijaba
la mirada en el país antes que en ningún sitio debido al atractivo de
su impuesto de sociedades, empresas de todo el mundo se establecían en
masa en el país... Hasta que la crisis terminó por amedrentar al Tigre Celta, recoge elEconomista.es
Irlanda se convirtió en uno de los primeros países del euro en entrar
en recesión. Pero, además, el estallido de la burbuja inmobiliaria y un
nivel de desempleo en continuo aumento terminaron por hundir a un país
que no tuvo más remedio que pedir el rescate internacional en noviembre de 2010. El afán del Gobierno por salvar las principales entidades bancarias tampoco ayudó mucho a las maltrechas cuentas públicas.
Hubo un tiempo en que Michael Brennan se embolsaba hasta 1.000 euros a la semana como carpintero.
Fue durante el auge del sector inmobiliario en Irlanda. Pero tras el
estallido del sector, Brennan se quedó sin trabajo, según el testimonio
que recoge The Wall Street Journal.
Después de tres años sin conseguir un puesto estable, ha decidido
forjarse un futuro bien distinto trabajando en el tratado de productos
cárnicos. Su paga: 350 euros a la semana. Son 1.400 euros al mes, más de
lo que ganan muchos, pero también un 65% menos de lo que estaba
acostumbrado a ingresar.
Un pequeño ejemplo
Pero Brennan es solo una pieza de un puzzle formado por una gran masa
de trabajadores que se ha tenido que reinventar en una de las economías
más afectadas de la Eurozona y bajo un rescate internacional. Cuatro
años después de que la crisis financiera acobardara al Tigre Celta, la tasa de paro alcanza el 14,7%, por encima del nivel registrado en el peor año de la crisis, 2009.
La falta de perspectivas laborales ha provocado una salida masiva de irlandeses en busca de un puesto de trabajo,
en especial de los recién licenciados. Y aunque el país ha hecho mucho
por reconducir sus finanzas públicas, la mayoría de analistas piensa que
serán necesarios varios años para que la economía y el mercado de trabajo registren niveles previos a la crisis.
El país no ha tenido más remedio que recuperar parte de la
competitividad perdida mediante la reducción de salarios en términos
reales. Para los ciudadanos eso se ha traducido en recibir menos dinero
por un trabajo similar. Muchos no han tenido más remedio que cambiar de
empleo ganando menos, tras los años de aumentos salariales que siguieron
a la adopción del euro.
El gobierno irlandés ha respondido en parte a esta situación con un
programa de "reconversión". Las personas que un día se ganaban la vida
en sectores como la construcción, la hostelería o el comercio están siendo formadas para hacerse cargo de los trabajos que en algún momento desarrollaron sus padres y sus abuelos.
En cualquier caso los fondos para estos
programas son limitados. A cambio del rescate, Irlanda debe seguir una
rígida dieta de austeridad, controlando los fondos públicos disponibles
para formación y educación.
La velocidad de recuperación de Irlanda depende de lo rápido que se
puedan reubicar a trabajadores en paro en industrias que pueden ayudar a
reflotar la economía irlandesa -centrada en exportaciones de
tecnología, agricultura e industria farmacéutica, por ejemplo.
De esta forma, el gobierno irlandés trabaja para formar a miles de
trabajadores a través de múltiples programas y subvenciones. "Es la
única forma que la economía de Irlanda se recupere y se estabilice",
explica el ministro irlandés de Protección Social, Joan Burton, en
declaraciones al WSJ.
Cifras para el pesimismo
Sin duda, el panorma es desolador. Aproximadamente el 60% de las personas sin empleo, cerca de 182.100 parados, lo son de larga duración, o que significa que llevan sin trabajar como mínimo un año. En 2010 eran la mitad y en 2009, tan solo una tercera parte.
Como ha ocurrido en España, el sector de la construcción ha sido el más
afectado de todos. Hoy emplea a 107.600 personas, frente a las 270.000
de 2007, según la Oficina de Estadística de Irlanda. Alrededor de una de
cada cuatro personas en paro trabajaba para la construcción o
similares.
Muchos de ellos ganaban hace apenas cuatro años más de 1.500 euros a la
semana, explica Stephen O 'Shea. Él era uno de ellos, pero perdió su
puesto de trabajo en 2010. Ahora se ha matriculado para cursar un grado
de horticultura.
En época de bonanza, O'Shea destinó buena parte de sus ahorros a comprarse una vivienda y a pagar los estudios de su esposa. Pero
otros fueron menos prudentes. Ante la facilidad para obtener un
préstamo y con unos ingresos elevados, muchos irlandeses compraron hasta
una segunda vivienda. Como resultado, la deuda de las familias suponía el 124% del PIB a mediados del PIB a mediados de 2010.
La disminución del nivel de vida es algo
que la mayoría de desempleados irlandeses ha llegado a aceptar después
de meses sin trabajar. Pero prefieren un trabajo que nunca pensaron que
iban a desarrollar y menor remunerado antes de estar en paro.
lacartadelabolsa
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