lunes, 21 de mayo de 2012

Las nuevas ofertas de trabajo, los ceses y el no saber

Si creían que en relación a las condiciones que envuelven a las ofertas de trabajo habían oído todo lo que es posible oír están muy equivocados, sea lo que sea que al respecto habían oído: lean lo que sigue y alucinen
El hijo de unos amigos me comentó hace escasos días lo que sigue; resalto esto para que quede claro que no se trata de ‘conozco a alguien que conoce a uno que le dijo …’; el testimonio es de primerísima mano. Bueno, ahí va.
Unos días atrás le telefonearon de un gabinete de headhunting especializado en el mundo de la ingeniería: mi relator es ingeniero de caminos, especializado en obra civil, con seis años de experiencia ininterrumpida en tareas de supervisión. Desde el otro lado del teléfono le preguntaron si estaría interesado en entrar en un proceso de selección para llevar un proyecto de tres años en un país latinoamericano.
Mi conocido les dijo que en principio podría estarlo, pero que dependía de las condiciones; su interlocutor le dijo que preguntase. Pasajes de avión para venir a España: ¿de cuántos dispondría?; de dos, le dijeron: el de ida y el de vuelta treinta y seis meses después; los demás tendría que pagárselos él. Preguntó por la remuneración, como aquí un poco arreglado fue lo que le dijeron. Me comentó que a medida que iba hablado con la persona cazadora de cerebros iba viendo que, casi, casi, lo que le estaban ofreciendo era lo comido por lo servido; y así se lo dijo a su conferenciante. Y lo que este le respondió fue demoledor; si no están sentados, siéntense.
Le dijo que sí, que las condiciones no eran para tirar cohetes; el truco estaba en que esa oferta, en el caso de ser seleccionado, le serviría para enriquecer su historial profesional, ganar experiencia, para que su curriculum fuese más completo, más internacional de lo que ya era, para, así, mañana, poder optar a otras ofertas de más nivel.
¿Se preguntan si ya hemos llegado aquí?, pues si, ya hemos llegado aquí. No se trata ya de buscar a alguien válido y de ofrecerle unas condiciones tales que le motiven y que supongan un avance y una mejora con respecto a lo que ya tiene, sino de ofrecer un futurible: ‘Sabemos que eres buena/o y por eso hemos contactado contigo. Te ofrecemos algo muy parecido a lo que ya tienes ya que lo que obtendrás, si finalmente eres seleccionado, lo tendrás mañana porque esto que te ofrecemos añadirá valor a tu persona por lo que tu cotización subirá.
¿Cuál será el próximo paso?, ¿reducir condiciones a medida que más atrayente e interesante sea la tarea a realizar?. El ‘¡Yo, por menos!’ fue una fórmula usada por la oferta de trabajo en el siglo XIX a las puertas de las fábricas para poder comer. El ‘Ud. por menos’, ¿será la fórmula que utilizará la demanda de trabajo en el XXI mientras prometen futuros lejanos de tal vez jamás?.
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Lo dije el pasado año en una entrevista que antes de las elecciones generales me hicieron en la emisora Onda Cero, lo dije en el programa Salvados que La Sexta emitió el Domingo anterior al 20 N, lo he dicho antes y después aquí: España precisa un Gobierno de concertación nacional, completo, total; un Gobierno que deje a un lado fotos y oropeles y coordine medidas, y que explique. Sigo pensando que la evolución que llevan las cosas a lo único que apunta es a una crisis de Gobierno; y esto no es política.
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Es decir que según la nueva norma aprobada / decidida el pasado Viernes, si un Consejero de Economía de una región que lo es de resultas de un proceso electoral incumple ‘deliberadamente’ las correcciones que indican los planes de ajuste que apruebe el Gobierno podrá ser destituido por el Ministerio de Hacienda. Lo que el Viernes no se aclaró es si la destitución, en su caso, le sería comunicada en un sobre entregado en mano por un motorista.
Bien, con o sin motorista, se podría haber hecho mejor: que el Ministerio de Hacienda escoja a las personas verdaderamente idóneas según sus criterios para ocupar los puestos que, de uno u otro modo, tengan que ver con los planes de ajuste, personas que no tendrán que pasar por un proceso electoral porque maldita la falta que hará. Lo que la norma dice es que los criterios de incumplimiento los fija el propio Ministerio ignorando lo que haga falta, y eso, entiendo, no es de recibo.
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¿Se han dado cuenta que desde hace unas semanas y entre una parte de la población se ha instalado une especie de cantinela que vienen decir algo así como ‘Mejor no saber’?. Si: a estas alturas prácticamente todo el mundo ha asumido la crisis sistémica y sus consecuencias -el cáncer-, pero un elevado -¿creciente?- porcentaje de la población está diciendo: ‘Prefiero no saber’.
Se de licenciados universitarios, comerciantes, amas de casa, trabajadores manuales ocupados, que dicen que ni leen periódicos, ni escuchan noticias radiadas, ni ven telediarios, ni visitan sitios de información; que cuando regresan a casa ponen en su coche música y que en la TV ven documentales de naturaleza o no ven nada en absoluto. No quieren saber lo que está pasando ni sobre lo que va a pasar ‘porque es deprimente’; no quieren conocer los efectos de la quimioterapia que nos van a administrar.
Pienso que es un error mayúsculo: sólo sabiendo puedes saber más y meditar sobre lo que está sucediendo, y prever qué hacer después. Y sólo sabiendo se pueden exigir responsabilidades y pedir explicaciones. Claro que eso es duro y más cómodo es ignorar.
Algo parecido a cómo el Gobierno comunicó / asumió el verdadero déficit del reino del 2011: el -8,9%: con nocturnidad, en silencio, con las ventanas cerradas. ¿Otro Gobierno?, pienso que lo hubiese hecho igual. Y con los MiB de Eurostat llamando a la puerta. En fin.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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