Pues no, yo soy de los que piensan que el hundimiento del precio del petróleo y sobre todo la velocidad con que se está hundiendo no sólo no es algo bueno, sino que es muy malo.
Pienso que el precio del crudo no se está hundiendo porque exista un exceso de oferta, sino porque hay un defecto de demanda, que no es lo mismo. La oferta no se ha disparado en los últimos seis meses: más o menos hoy hay en el mercado la misma oferta de crudo que había en Julio del 2014, lo que ha caído en vertical es la demanda; ¿por qué?; pues, pienso, porque las expectativas de actividad económica están anticipando una caída en la actividad económica y en un escenario que va a durar.
Yo leo esa caída del precio como que hacia Marzo las cosas de la economía van a estar bastante oscuras, y las tendencias que entonces se van a establecer marcarán un progresivo empeoramiento para Otoño sin una recuperación significativa en Verano. Ahora sí: menos demanda de crudo con tendencia al mantenimiento de esa situación en una atmósfera de oferta estable llevará a precios a la baja. Pienso que hacia finales de año, según lo frío que sea el Invierno del año en curso, el precio podría rondar los 30 $ el barril. (Qué atrás quedan aquellas previsiones de Gasprom de 200 $ o de Goldman Sachs de 150 $ el barril para el 2015, ¿verdad?. Se equivocaron pero, ¿por qué?; pues, pienso porque, sin pensar en cosas raras, no se previó el hundimiento que iba a producirse en la actividad económica en gran medida provocado por los efectos de una deuda total que no se puede pagar).
¿Qué bien para el consumidor? Pues, pienso, muy relativamente. Cierto que llenar el depósito va a costar menos, pero los Gobiernos muy bien pueden apropiarse de ese menor precio subiendo los gravámenes sobre los combustibles, sobre todo si la recaudación fiscal vía IRPF e IVA no alcanza las cantidades presupuestarias: es una operación de libro: casi el 50% del precio de un litro de combustible en una gasolinera son impuestos. Además, es posible que a la empresa para la que trabaja quien está llenando el depósito le haya caído la actividad porque exporta a países productores de petróleo o de otras commodities o a otros en los que no se haya producido recuperación económica alguna, por lo que a esa empresa le irá muy mal esa caída de precios del petróleo, lo que afectará a quien está llenando el deposito.
En función de los costes de extracción (y no entro en razones no económicas), es lógico que los productores no hayan recortado su producción: si lo hicieran para que subieran los precios harían más rentable la extracción de petróleos más caros, como los producidos por fracking. Y luego está el dólar: cierto: con un dólar más caro, el valor de los dólares ingresados se mantiene aunque el precio baje, pero, ¿qué sucede si la cotización del dólar se abarata?, pues que, a una demanda dada, quien pueda vender a un precio más bajo obtendrá más dólares a fin de compensar la caída del precio del dólar.
Es decir, hoy sí que un dólar alto compensa para los productores un precio bajo del crudo, pero pienso que el mantenimiento del bajo precio junto con una tendencia de demanda de petróleo congelada y a la baja, lo que está anticipando esa caída en el precio son problemas en el dólar: recuerden lo que hemos comentado: el dólar vale lo que el resto del mundo acepta que vale. (El euro en esta historia pinta muy poco porque el euro vale lo que vale y el crudo no cotiza en dólares ni nada indica que eso vaya a pasar).
Por tanto, tiene toda la lógica del mundo que Arabia Saudí y otros emiratos con costes de extracción muy reducidos y con unas reservas enormes en su subsuelo mantengan alta la oferta. Tanto pensando en ahora como pensando en mañana.
Insisto: ni es bueno que el precio del petróleo haya bajado tanto ni a la velocidad que lo ha hecho, ni es bueno, tampoco, que siga bajando. A pesar de que el Gobierno del Reino de España diga que sí.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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