El plan del Banco Central Europeo para que, junto con el banco central de cada país miembro, ponga en marcha un programa de compra de bonos por importe de 1,1 billones de euros plantea tantas preguntas como respuestas. La más importante no es si va a impulsar el crecimiento y la inflación de la Unión Europea, sino si va a crear un problema inesperado, al que la Reserva Federal nunca se enfrentará.
¿El BCE y los bancos centrales individuales ganarán o perderán dinero con sus compras de bonos?
Recuerde que cuando la Fed lanzó su política de tasa de interés cero (ZIRP) y la primera ronda de flexibilización cuantitativa (QE), muchos dijeron que la Fed se sumergiría en la compra tanto de bonos del Tesoro como de títulos hipotecarios.
La diferencia era que la Fed, casi por definición, estaba comprando hipotecas cuyos precios estaban tan estresados y el mercado estaba tan falto de liquidez que la Fed sólo podía ganar dinero con estas transacciones, comenta Ron Insana en la CNBC. "Esto también sucedía con los bonos del Tesoro. La Fed comenzó a comprar bonos cuando las tasas de interés estaban considerablemente más altas y, por lo tanto, desde el inicio de la primera QE, y todo el camino a través de la tercera QE, la Fed ha registrado grandes ganancias de capital en su cartera de bonos y remitido al Tesoro los pagos de intereses tanto de los títulos hipotecarios como de los bonos del Tesoro.
Sin embargo, en el caso del BCE y otros bancos centrales individuales, van a comprar deuda soberana con rendimientos en mínimos históricos y, por lo tanto, a precios de máximos históricos. En algunos casos, los rendimientos de los bonos europeos son negativos, lo que sugiere que será imposible que algunos de los bancos centrales ganen dinero con sus programas de QE.
Irónicamente, la QE está diseñada para recortar las tasas de interés, donde la Fed tuvo bastante éxito con su propio programa de compras de bonos.
Con la excepción de Grecia, los índices europeos ya habían descontado en gran medida el programa del BCE, sin dejar espacio para la sorpresa que podría mover los mercados en la dirección deseada.
La pregunta más importante, que sólo unos pocos han pensado, es: ¿qué pasa con los bancos centrales si, de hecho, pierden dinero con sus compras de bonos?
Balances más grandes, con pérdidas en las carteras, podría reducir el capital disponible de los bancos centrales y del BCE.
¿Se verán forzados los gobiernos individuales a recapitalizar o rescatar a los bancos centrales, que están tratando de rescatar a los mismos países que están tratando de ayudar?
Es una pregunta difícil de responder ya que los bancos centrales no tienen por qué asumir pérdidas por valoración a precios de mercado.
Simplemente, pueden mantener los bonos hasta su vencimiento.
Pero a diferencia de la Fed, los bancos centrales europeos podrían enfrentarse al riesgo de incumplimiento (default) en los países periféricos de Europa, lo que complica aún más una tarea ya cuestionable.
Uno tiene que preguntarse si la QE, en esta coyuntura, es la herramienta adecuada para Europa. Funcionó en los EE.UU. porque fue inesperada, inesperadamente grande y arrastró un elemento de sorpresa, que conmocionó a los mercados devolviéndolos a la vida, de la misma forma en que un desfibrilador sacude al paciente y le devuelve a la vida.
Por una variedad de razones, el programa del BCE no tiene las mismas propiedades intrínsecas que el utilizado por la Reserva Federal.
Y aunque creo que los mercados de renta variable europeos pueden moverse al alza a medida que el programa se acerque a su lanzamiento, si fracasa en su intento de resucitar a este paciente moribundo significaría un problema, no sólo para la víctima, sino también para los médicos le que tratan."
Fuentes: Ron Insana, CNBC
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