La dura postura inicial del Gobierno griego se está moderando. Esta 
última crisis europea puede resolverse y, como la mayoría de analistas 
piensan, será lo más probable. Sin embargo, no hay que ser demasiado 
optimista sobre las posibilidades de supervivencia a largo plazo de la 
zona euro. La incompetencia que muestra la Unión Europea para solucionar
 la última crisis griega, un problema pequeño y relativamente manejable,
 señala que esas posibilidades no son muy altas.
         
 Imagine otra recesión. La zona del euro no podría sobrevivir en su 
forma actual Incluso ahora, después de todo lo que ha pasado, los 
líderes de la UE no piensan que eso pueda suceder. Quizás estén 
asumiendo que no vamos a sufrir otra recesión igual de severa. Ese es el
 tipo de previsiones que construyeron la moneda única.
 Grecia no es el problema - o no debería ser, de todos modos, señala el 
editor económico Clive Crook. "Puede ser gestionado porque es un país 
pequeño y porque ningún otro país miembro del euro tiene esa cantidad de
 problemas. Los recursos necesarios para restaurar sus perspectivas son 
relativamente pequeños; y un nuevo acuerdo sobre la deuda de Grecia no 
tiene por qué servir como modelo para otros países que pidan aliviar su 
carga. Grecia se puede presentar como un hecho aislado.
 De hecho, hay una buena justificación para eso. La anterior 
reestructuración de deuda del país fue una chapuza. No fue lo 
suficientemente grande como para restablecer la solvencia - la deuda 
pública de Grecia se encuentra todavía en el 170 por ciento del PIB, y 
el alivio, tal como fue, vino con unas condiciones fiscales draconianas 
que aplastaron cualquier intento de recuperación económica posterior. El
 próximo acuerdo en Grecia debe corregir esos errores, una segunda 
oportunidad para hacer las cosas bien, no como una innovación que sienta
 un precedente.
 La perspectiva a corto plazo para la zona del euro es de un crecimiento
 por debajo de su potencial, una inflación peligrosamente baja y alto 
desempleo. La adopción de la flexibilización cuantitativa del Banco 
Central Europeo fue un paso adelante (aunque absurdamente retrasado), 
pero la QE no será tan efectiva en la zona del euro como en los EE.UU. y
 la política fiscal sigue siendo un lastre, sobre todo en las economías 
más débiles de Europa, ya que los gobiernos tratan de reducir la carga 
de su deuda mediante excedentes fiscales. Eso es al menos parcialmente 
contraproducente, por supuesto, porque la austeridad frena el 
crecimiento.
 Ahora supongamos que finalmente se impone otra grave recesión dentro de
 esta tendencia de estancamiento. Es algo muy posible. El sistema 
financiero de Europa sigue siendo frágil, y su proyecto para crear una 
unión bancaria y un mercado de capitales debidamente integrado se 
desarrolla lentamente. Esto expone a la UE a riesgos de accidentes 
financieros por encima de lo normal.
 Tal como están las cosas, las opciones de política monetaria serían 
limitadas. Las tasas de interés ya están en cero. A pesar de la QE, el 
BCE es un banco central más inhibido que, por ejemplo, la Reserva 
Federal de Estados Unidos. Está prohibido llevar a cabo una financiación
 monetaria directa de los gobiernos. Es verdad que se ha aprobado una 
QE, que pone a prueba los límites de esa prohibición, pero las formas 
más eficaces de expansión monetaria - como el llamado "helicóptero que 
tira dinero" - parecen expresamente prohibidas.
 Por el contrario, los estímulos fiscales están descartados por la 
siniestra combinación de incapacidad institucional y animosidad mutua. 
Sin duda, la zona del euro en su conjunto no carece de capacidad fiscal.
 La deuda pública de la zona euro está por debajo de la deuda pública 
estadounidense. No hay ninguna razón económica por la que Europa no 
pueda pedir prestado (a tasas de interés extremadamente bajas) y gastar 
el dinero en, por ejemplo, inversiones en infraestructuras a gran 
escala. Pero cuando Europa diseñó su unión monetaria se olvidó de 
diseñar incluso una unión fiscal rudimentaria que, como hemos aprendido,
 necesita esta gran empresa.
 Entonces ¿por qué no empezar a construir esa unión? En parte debido a 
que requeriría un nuevo tratado europeo, que a su vez exigiría un 
consentimiento popular. Con la Unión Europea gozando de tal grado de 
impopularidad, los gobiernos temen embarcarse en ese proceso. De hecho, 
el compromiso de solidaridad europea, invocado hace años como motivo de 
todo el proyecto, prácticamente ha desaparecido. Lejos de pensar "que 
estamos en esto juntos", Alemania ve a Grecia como una nación de 
vividores y ladrones, y Grecia ve a Alemania como una nación de 
opresores atávicos.
 A menos que esta unión no se refunde, el escenario optimista es de un 
prolongado estancamiento. El escenario pesimista es el colapso político,
 seguido por quién sabe qué. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar los 
líderes europeos pare hacer frente a este desafío? Nombrarme a 
cualquiera que incluso haya comenzado a pensar en ello."
Fuentes: Clive Crook
Los nacionalismos han hecho mucho daño a Europa, y aún siguen haciéndolo. A esto hay que sumar varias generaciones de políticos incompetentes. No auguro un futuro mejor.
ResponderEliminarFelicidades por el blog.
No se puede obligar a pagar al que no tiene...solo al que no quiere y si tiene...grecia no tiene y Europa solo quiere cobrar, porque esta dirigida por usureros... Yo presto si tengo...y espero a que m lo devuelvan porque confio en que m lo devuelvan y no yenho prisa porque tengo.. de sobra....Lo demás RS de dirigentes miserables...
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