Hace unos días recibí un mail.
 “Me presentaré, me llamo R. R. y soy arquitecto de (nombre de una 
ciudad española). Tengo 39 años y, con ese dato puede suponer que algo 
de trabajo pillé en la época del boom de la construcción.
 Pero ahora las cosas han cambiado mucho. Comparto despacho con 
compañeros de mi misma profesión, a parte de estar en contacto con otra 
gente del gremio e industriales y trabajadores de la construcción.  Poco
 a poco estoy viendo que es cuestión de tiempo el que empecemos a estar 
todos apurados económicamente, ya que todos estamos embarcados en deudas
 más o menos importantes.
 El trabajo ya hace tiempo que escasea y las perspectivas son pésimas. 
En el colegio de arquitectos, hay muchos colegiados que ya no pagan las 
cuotas e incluso, se dejan de pagar las cuotas del seguro de 
responsabilidad civil de las obras realizadas, lo que es mucho más 
grave. (la administrativa del departamento de visados me ha comentado 
que hay muchos arquitectos que solicitan el visado urgente para poder 
cobrar lo antes posible de sus clientes e inmediatamente ingresar el 
dinero en el banco para pagar la cuota de la hipoteca…) Los que todavía 
no hemos llegado a esa situación, tiramos de ahorros.
 Mi reflexión es la siguiente: nos sacan datos de paro pero no nos 
comentan o no se sabe o no interesa que se sepa en qué situación estamos
 los autónomos. Pienso que la situación es mucho más difícil que la que 
nos cuentan e incluso más difícil que la que Ud. nos plantea. Pienso 
también que, en cuestión de meses, la situación será irresistible para 
la mayoría de la población, que deberá decidir si pagar las deudas al 
banco, o dar de comer a su familia. Y esa situación límite creo que está
 a punto de llegar, quizá este invierno?…
 Viendo este panorama le pregunto, ¿se irá prolongando esta situación 
agónica hasta el infinito o habrá un crack brutal y repentino? Como 
verá, no pretendo que me dé palabras de esperanza porque no soy tonto y 
sé lo se nos viene encima…”
 Mi respuesta fue:
 “Un hundimiento de todo en todas partes, no: no estamos en los 1930s; 
de hecho pienso que un mayor deterioro no se producirá (deterioro en el 
sentido de destrucción de actividad por efectos del agotamiento del que 
ha sido nuestro modelo) ya que lo que lo producía ya ha finalizado.
 A lo que sí, pienso, asistiremos es a un estancamiento de unos dos años
 producido por la no existencia, aún, de nuevas herramientas y por la 
aplicación de la econoterapia: la quimioterapia que se irá administrando
 a fin de revertir el cáncer que afecta al modelo en crisis.
 Obviamente, la percepción por parte de la ciudadanía de los efectos de 
tales políticas será de que las cosas van a peor: cerrarán empresas, la 
tasa de desempleo aumentará, el consumo descenderá, la recaudación 
fiscal disminuirá, …, pero será por los efectos de las medidas que se 
estarán adoptando ya que de hecho, esa fase constituirá la transición 
hacia el nuevo modelo.
 Lo que dice sobre su profesión, pues si: es brutal: la tasa de 
desempleo entre estos profesionales alcanza el 65%, y aquí estamos 
hablando de alta cualificación. Es un buen ejemplo de lo que viene: 
pienso que Arquitectura es una de las profesiones que tiene que 
reinventarse e ir hacia lo que yo denomino el Sector R: Rehabilitación, 
Reparación, Reciclaje, Reutilización, Retransformación, Recuperación, 
…”.
 Puede que estuviese especialmente receptivo, pero ha sido uno de los mails más impactantes que he recibido.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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