Recordemos. Una crisis sistémica se produce cuando el modelo que se ha estado utilizando se agota. Entonces se manifiesta la crisis. Mientras suceden cosas más o menos horribles se va diseñando un nuevo modelo que, paulatinamente se va implantando. Cuando se ha logrado estabilizar la situación el modelo ya está implementado, y a la vez: la completa implantación del modelo estabiliza la situación. Llegados a este punto la crisis puede darse por concluida. Como ya comentamos cuando empezó a hablarse del tema, esto que se ha dado en llamar ‘Gobierno Económico Europeo’ es parte del nuevo modelo.
Lo que ha sido brillante ha sido como se ha montado en invento. ¡El euro está en peligro!. ¡Salvemos al euro porque, sino, Europa se romperá!. Pienso que el euro jamás ha estado en peligro por la sencilla razón de que a nadie le interesa de que el euro capote, y mucho menos que Europa se rompa: que levante la mano el país que ha perdido con el euro más de lo que ha ganado.
Claro que no era muy lógico que en una zona monetaria conviviese tantas políticas fiscales como miembros, pero es que se montó así porque así tenía que ser para posibilitar que entonces se hiciese negocio: ¿se imaginan en 1999 a un juez dando palos a quienes sobrepasasen un déficit previamente fijado?, no, ¿verdad?, porque entonces los negocios debían hacerse cada uno por su lado a fin de aprovechar las posibilidades -las oportunidades, se decía- que en cada miembro se presentasen, y posibilitando que así fuese.
Cuando en Maastricht se vio que sólo cumplían los países del Área del Marco llegó M. Valéry Marie René Giscard d’Estaing y dijo aquello de que ‘lo importante era estar en la senda de que se cumpliese’, y fue la solución para que todo el mundo entrase … porque era conveniente que todo el mundo entrase. Luego, cuando en el 2003 Alemania y Francia incumplieron el límite del déficit preguntaron si había algún problema y todo el mundo se calló. Pero entonces era entonces y ahora es ahora, y ahora lo que toca es ‘marchar francamente, y yo el primero, por la senda constitucional’ (¿Recuerdan quién dijo eso?).
Ahora lo que toca es fijar, determinar, regular, fiscalizar, prefijar, imponer, y sancionar a quienes no cumplan. Es lógico: antes se supusieron cosas que ahora se sabe que no son, o se quiso creer que eran, tanto da, como que la capacidad de endeudamiento era infinita o como que el precio de la vivienda iba a continuar aumentando indefinidamente: son dos de las caras de la misma moneda.
Ahora lo que toca es administrar lo escaso, ponerse todos de acuerdo por las buenas o por las malas, mejor por las buenas, pero dejando claro que quienes no quieran estar les esperan ‘las tinieblas exteriores’. La excepción es The UK. En The UK hay quienes quieren un referéndum porque no quieren estar debido a que ese Gobierno Económico Europeo reduce, socaba, la soberanía y la independencia porque, de momento, iguala y le quita movilidad a quien ya la tiene: ‘Inglaterra no tiene aliados, Inglaterra tiene intereses’, ¿recuerdan?. Si ese referéndum llegase a hacerse, si yo fuese británico, votaría ‘No’ a la pregunta si quería el nuevo acuerdo. Es la excepción a la regla: no conviene que The UK se incorpore, ya, al pacto (¿sabían que the pound ya tiene asignada letra en los billetes en euros?), y las reglas que el pacto supone The UK las incorporará a su manera: y será bueno que así sea: para algunos, para algunos.
Las reglas. Fijar el 3% de déficit: hoy, mañana el cero. Control jurídico de los Tribunales Constitucionales: se constitucionaliza el déficit: la nueva versión del régimen imperante en las Edades Medias: entonces de teocratizaba todo, ahora, como eso ya no vende debido a que la división de poderes es más útil se le da un barniz constitucional. Control del supertribunal de Luxemburgo, de momento sin poder de veto a los presupuestos nacionales, de momento, luego vendrán las ‘sugerencias previas’, las ‘orientaciones normativas’, ‘las directrices ex ante’: ‘sería conveniente que cuando elaborase su presupuesto tuviese en cuenta ……..’. Todos juntos, todos juntos: quien hace algo mal perjudica al conjunto, por eso tiene que ser reconducido al conjunto, y quien no quiera … ‘el llanto y el rechinar de dientes’.
El fundamento es lógico: los recursos son escasos, luego deben administrarse de forma eficiente: eso es lo que dice la razón, pero el corazón va a tener que elegir cosas, va a tener que tomar decisiones feas. Por eso la directiva de ese Gobierno Económico Europeo va a estar formada por los Jefes de Estado y de Gobierno: para darle una cierta legitimidad democrática a fin de lavar la cara a lo sucedido en Italia: el Gobierno ha sido elegido por un señor que fue elegido por otro señor que no fue elegido directamente por el pueblo; por eso se arrumba a la Comisión, cuando lo lógico era que ese Gobierno lo formase la Comisión y sus expertos. Las formas siguen siendo importantes, de momento.
Por eso a ‘los mercados’ se les ha dejado muy claro que no van a haber más impagos como los habidos con Grecia: para eso va a servir el Gobierno Económico Europeo: para asegurar al auténtico poder económico que se van a cumplir las reglas: que no se va a gastar más de lo que se genere tras haber sido fijado el beneficio a obtener: para asegurar que ese beneficio puede ser pagado: si no hay impago no será necesario rescatar a nadie y no hará falta distraer recursos para ello. (Ya: hará falta la quita final: casi nadie puede pagar la totalidad de lo que debe, pero eso es algo que ya se verá mañana).
Y, bueno, queda la población. A las ciudadanías se les ha tenido que vender la necesidad de todos estos cambios. Con el miedo, claro: el miedo motiva: ‘si no se hace tal y cual será el fin del euro y vendrá el diluvio’, pero con el miedo sólo se consigue gente sumisa, no convencidos, para ello la población está teniendo que hacer suya la idea: asumir el cáncer, sí. Hasta Mayo del 2010 el milagro era posible; hasta Agosto de este año que se acaba existían posibilidades porque se fomentaban las ambigüedades; a partir de Agosto esas mismas gentes ya dicen que ‘las cosas están muy mal’ y que ‘esto va para largo’, hasta los hay que afirman que ‘tenemos para diez años’; y lo reafirman: ‘ya lo decía yo’ (cuando ayer decían lo contrario). Sí, los mismos que hace un año afirmaban que era cuestión de seis meses, los mismos que confiaban en los que decían que era cuestión de seis meses.
La población: será más pobre porque es quien tiene que pagar los ajustes. Pero asumirá lo que viene: porque no hay alternativa, ya, pero porque ya ha dejado de contar para otra cosa: hasta hace cuatro días se hablaba de crecimiento: había que crecer, era necesario crecer; ya no se habla del tema porque se sabe que sólo es posible crecer muy selectivamente, porque ya no es necesario crecer más, sólo recortar: aquello que no es necesario para crecer lo necesario. Eso es la crisis, y el nuevo modelo. Triste, ya.
Y, bueno, en el interín, hasta que se dicte lo que hay que hacer, el BCE podrá mantener la barra abierta a fin de que no haya tensiones extra, y como ya ha quedado clarísimo que es independiente, pues lo que decida hacer bien decidido estará.
¿Se preguntaban cómo sería el nuevo modelo?, pues ya lo están viendo. Bastante diferente, ¿no?.
(¿La amenaza de Satandard & Poor’s de rebajar la calificación de los miembros de la zona euro?, más terror, más amenazas: ‘Si no hacéis lo que tenéis que hacer: lo que diga el Gobierno Europeo, os bajaremos la calificación y la pasta que necesitéis os costará más’. Está dentro del guión).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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