Vaya por delante que lo que viene es feo, que algunas/os de quienes lo 
lean pueden sentirse agredidos, que a muchas/os no gustará; pero pienso 
que es necesario volver a decirlo para que se interiorice, y digo 
‘volver’ porque ya hemos hablado de este tema.
         
 Una de las características que tiene la humanidad es la de tratar de 
buscar culpables cuando las cosas no van bien: analicen la Historia: 
está cuajada de hechos que ilustran esa realidad. ¿Por qué sucede eso?, 
pues porque los humanos somos seres muy, muy primitivos y, por tanto, 
muy, muy imperfectos.
 Bien. Estamos al inicio de una crisis sistémica que va suponer unos 
cambios radicales con respecto al modo que hasta ahora hemos estado 
haciendo, operando, funcionando; asumir eso va a ser muy duro porque la 
inmensa mayoría de la población va a vivir peor de lo que hasta ahora ha
 vivido, y no: no quiero ahora entrar en la discusión de que es ‘vivir 
mejor’ o ‘vivir peor’, aceptemos que ‘vivir peor’ es tener acceso a un 
estándar de vida (entendido en sentido amplio) mucho más reducido y 
limitado del que el que hasta ahora se ha tenido.
 Aunque a cada día que pasa más personas son conscientes de que las 
cosas van a peor, pocas son las que han asumido que este proceso va a 
ser largo, y muy pocas las que han interiorizado que jamás vamos a 
volver a lo de antes; y muchas de todas estas siguen buscando a los 
culpables de que las cosas estén como están, es decir, de que, quienes 
lo piensan, estén peor de como estaban. Y lo cierto es que nadie ha 
tenido la culpa del mismo modo que nadie tuvo la culpa de la Depresión.
 Suena a ineludible, y es que es así. Del mismo modo que el 12, y sólo 
el 12 es la cifra que puede ir en el blanco de esta sucesión: 2, 4, 6, 
8, 10,    , 14, 16, …, a medida que las cosas de la economía y de la 
sociedad tomaron un rumbo: fueron dirigidas de una determinada manera, 
debido a como se habían desarrollado esas cosas -y las que les 
precedieron- en el pasado, el final de la película estaba ya escrito: 
esta crisis era inevitable, y sus consecuencias.
 Se tuvo el estándar de vida que se tuvo porque se hizo lo que se hizo, 
se obró como se obró, se aceptó lo que se aceptó, se dijo lo que se 
dijo. Se creció lo que se creció porque implícitamente se 
estaba asumiendo lo que se estaba asumiendo, por lo que qué ahora se 
diga ‘no me di cuenta’, ‘no lo sabía’, ‘no caí’, no vale porque se tuvo 
acceso a lo que posibilitaba aceptar lo que se aceptó, aunque fuese 
inconscientemente, ya que si no se hubiese aceptado no se hubiese 
alcanzado el estándar de vida del que se disfrutó.
 Da igual que una entidad financiera concediese una capacidad de 
endeudamiento ilógica a alguien y le dijese que sí, que iba a poder 
asumir esa deuda; quien firmó aquel contrato tuvo que haberse 
preguntado: ‘¿Realmente puedo?’. Es indiferente que otra entidad 
financiera prometiese la Luna si se adquirían unos papeles bautizados 
con el extraño nombre de ‘Preferentes’, quienes los adquirieron debían 
haber preguntado cuál era su funcionamiento. Y no, ningún valor tiene 
eso de ‘Yo confiaba en mi banco’ o ‘Había sido mi caja de toda la vida’,
 se sabe desde el Neolítico que nunca nadie regala nada y que excepto 
para la gente del piso 67, los chollos no existen.
 La ciudadanía quería, deseaba, necesitaba vivir mejor … porque ya 
estaban hasta los huevos de estar puteados, si; y en alguna parte oyeron
 que esa posibilidad existía; e hicieron lo que les dijeron que hiciesen
 y no se cuestionaron absolutamente nada aunque en su fuero interno 
albergasen algún temor, y no lo hicieron porque ese era el último tren 
que estaba pasando para ellos para acceder a lo que siempre quisieron 
tener. Y al firmar muchos papeles, a cambio de vivir durante cinco como 
nunca habían soñado,  firmaron su sentencia de muerte en vida: una deuda
 impagable y la percepción de una renta sujeta a que el tinglado se 
perpetuase.
 Pues si, lo más terrible del asunto es que la mayoría de la gente es 
responsable de sus desgracias financieras, culpables no, pero si 
responsables: ¿cuántos de quienes firmaron una escritura le pidieron al 
notario que les explicase qué estaban firmando?, ¿cuántos de quienes 
asumieron un crédito hipotecario preguntaron hasta saber cuales eran las
 condiciones de lo que firmaban?, ¿cuántos de quienes compraron 
‘Preferentes’ se informaron de las características de lo que estaban 
comprando?.
 Imaginen que alguien va al médico porque le duele el dedo índice de la 
mano izquierda y el facultativo le dice que para que le desaparezca el 
dolor debe amputársele el brazo derecho, ¿no sería lógico que fuese a 
otro médico a que le diese otro diagnóstico?.
 La gente, las personas físicas, muchisísimas empresas, se embarcaron en
 una dinámica imposible para ir-a-más porque era algo que siempre habían
 soñado. Las entidades financieras se metieron en esa dinámica porque 
era la única forma de ir-a-más y a su vez pidieron prestado a otras 
entidades financieras lo que no está escrito. Los reguladores, estoy 
convencido, vieron lo que venía encima, pero alguien, pienso, les dijo 
que se callasen porque ‘había que crecer’.
 Y el final este: una deuda total que prácticamente nadie en ningún 
lugar del mundo puede pagar y una crisis sistémica de la que sólo se 
saldrá empobreciéndonos y regresando a niveles de crecimiento lógicos en
 base a los recursos de que se disponen.
 ¿Más gasto?, si se lo podemos pedir prestado a los Marcianos podemos 
aguantar con la ficción unos cuantos años más, pero a la postre 
volveremos a estar igual: no pudiendo pagar la deuda total, al igual que
 hoy.
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 ¿Recuerdan lo que dijimos sobre los peajes?: no sucederá que en 
Catalunya desciendan o se eliminen los peajes que se pagan desde hace 
años, sino que en las zonas de España que no se pagan se pagarán (y 
también en aquellas vías catalanas ahora sin peajes, claro). Y veremos 
si la recaudación suplementaria que ello ocasionará será aplicada para 
la mejora del mantenimiento de las vías; veremos. Y veremos en cuánto 
aumenta la recaudación: ya hay en el reino 1,2M de automóviles 
detenidos,veremos.
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 De ‘insostenible’ fue calificada por el Sr. Ministro de Economía la 
situación económica que España está actualmente viviendo. Teniendo en 
cuenta que ahora el Sr. De Guindos lleva puesta la gorra de político, 
¡cómo de terrorífica será en verdad la realidad económica española!. ¿Y 
dice el máximo responsable de esa economía que con sacrificios es como 
se revierte esa situación?; hubiese estado bien que alguien le hubiese 
preguntado como funcionaba tal mecanismo.
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 A las regiones, en el reino, se les denomina ‘Comunidades Autónomas’ 
(De la RAE: ‘Autómoma’: “Que tiene autonomía”, ‘Autonomía’: “Potestad 
que dentro de un Estado tienen municipios, provincias, regiones u otras 
entidades, para regirse mediante normas y órganos de gobierno propios”).
 Pero el Gobierno del reino va a forzar a catorce ciudades a que 
designen una zona en la que los comercios tendrán libertad de horario y 
de apertura. Vayamos más allá: ¿Qué límites tiene -si es que los tiene- 
el concepto de bien general? (Los que tiene el de ‘autonomía’ parece ser
 que son más bien reducidos).
     @sninobecerra
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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