Disculpa amable lector que éste sea un artículo largo, pero es un tema muy importante
 y complejo que requiere una explicación clara. Voy a contar algo que se
 oculta, cuando todos hacen como en el cuento del rey al que visten con 
un traje de hilos de oro que sólo ven las personas inteligentes, todos 
los cortesanos halagan el traje hasta que un niño dice ¡el rey está desnudo!. El euro y el sistema monetario mundial están desnudos, asistimos al derrumbe de un modelo
 que lleva en su esencia la solución, una nueva semilla de un modelo 
nuevo y diferente que nadie quiere ver, porque no se concibe que una 
semilla sea con el tiempo un árbol. Veamos: Sólo sabiendo lo que sucede 
realmente podremos entender qué está pasando en la economía, porque se haga lo que se haga no va a solucionar nada, porque
 únicamente podremos encontrar soluciones que nos permitan salir de la 
crisis cuando las mismas nos permitan salir del sistema económico 
actual, que no es que esté en crisis, sino que es crisis,
 por eso hace pocos años se habló de refundar el capitalismo, cuando 
ahora nos encontramos en una huida hacia delante que podemos comparar a 
cuando hemos perdido el control del coche y decimos “¡que me la pego, 
que me la pego!”, hasta salirnos de la carretera y estrellarnos o 
maniobrar, siendo esto último lo que pretendo hacer cuando nos demos 
cuenta del peligro que se avecina, pues como decía mi padre “un buen diagnóstico es más de la mitad para curar al enfermo”.
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 Todo lo que se hace actualmente al aplicar la política económica 
impuesta por la autoridad monetaria, FMI y Banco Mundial, sirven para 
alargar la agonía a la espera del golpe para ver qué se puede hacer. El 
tiempo pasa y se empieza a buscar culpables externos y a exigir más 
medidas de austeridad. Se ha caído en un fanatismo económico
 que impide ver qué hay de cierto o no en los diversos diagnósticos que 
se hacen. Lo mismo ocurre con las soluciones que  proponen los estados y
 organismos internacionales, actúan de la misma manera que quienes se 
obsesionan con una creencia donde la fe queda a un lado para que 
funcione la obsesión. Cuando el líder de una organización proclama el 
fin del mundo o que va a suceder un hecho significativo y no sucede, el 
fanático no se plantea que el líder o bien se equivocó o  mintió porque 
no se cumplió, sino que el fanático piensa que la culpa es de ellos, que
 no se ha cumplido la profecía por rezar poco y rezan más, o que aún no 
hay suficientes adeptos y se lanzan a captar a más y se pospone ese 
apocalipsis para más adelante, sucederá lo mismo: no se cumplirá y la 
reacción será la misma manera, como está pasando hoy en la economía.
 Se está aplazando el derrumbe financiero a la espera de que pase algo, 
de no se sabe qué, en lugar de aplicar la razón y ver qué sucede y qué 
soluciones hay, ocurre que hay grupos que viven de la crisis, de que 
vaya a más sin que nada les importe, es una locura, una más como ha 
sucedido a lo largo de la historia y siempre se reacciona tarde, los 
dueños del mundo, propietarios de los grandes capitales, se consideran 
los elegidos, imponen las pautas políticas sin importar en este 
ejercicio de Poder que caigan por su empeño miles de millones de 
personas a nivel mundial acuciados por el hambre, las deudas, la 
imposibilidad de vivir dignamente, sin ver que no tiene sentido, que no 
lleva a ninguna parte, pero están empeñados en eso porque la economía ha caído en el fanatismo y
 los poderosos sólo ven lo que su obsesión les hace ver. Es necesario 
apreciar este hecho para comprender la gestión de la crisis.
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 Uno de los errores más extendidos en el análisis de la crisis es 
achacar sus causas a las hipotecas basura, a la burbuja inmobiliaria, al
 déficit de los estados, a la deuda bancaria que ha cortado el 
suministro de los créditos, todo lo cual son síntomas y no causas de la crisis,
 por tal motivo cada vez que se realizan reajustes, rescates a los 
bancos, la intervención a países como el caso de Grecia, Irlanda o 
Portugal, ahora España y Chipre no funciona porque las causas siguen 
estando y por lo tanto los estados y los organismos internacionales 
insisten en potenciar el crecimiento económico, pero éste no llega y 
cuando lo hace en algunos países como Alemania o Dinamarca no resuelve 
los problemas del paro que en algunos casos se disimula con contratos 
míseros que ha creado una nueva clase de pobreza, la pobreza laboral, la
 cual crece enormemente en los Estados Unidos de América, siendo la 
fórmula base de desarrollo en China, lo cual se quiere generalizar como 
una onda expansiva en la economía global siendo un efecto engañoso y a 
la larga insostenible.
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 Estos síntomas son una reacción a algo más profundo que sucede en la 
economía, a las auténticas causas que se han agudizado en Europa porque 
tiene otra causa a mayores. La causa fundamental a nivel mundial en los 
países ricos es que la tecnología ha sustituido una gran parte del trabajo, aunque parezca obvio es 
un fenómeno nuevo que define una nueva civilización, es por lo tanto necesario adaptarse. Con lo cual la causa de la actual crisis, que es una crisis dentro de otras que a su vez están dentro de otras, es que se quiera mantener la relación del empleo con el salario,
 al menos con un salario de supervivencia, el cual ya debe ser 
garantizado previo al empleo, porque la tecnología produce la misma 
riqueza o más sustituyendo el empleo.
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 Insistir en crear empleos es lo que ha llevado a una crisis sin precedentes, lo cual no se quiere reconocer. También nos ha llevado a una situación límite de destrucción de la naturaleza que en la economía ha llegado a un peligroso sinsentido: la pérdida de valor del dinero
 como vamos a analizar,  cuestión ésta vital que nos afecta y que no 
quieren reconocer los directivos de las instituciones financieras 
internacionales. Se apunta a lograr un crecimiento económico que no 
puede ser y si se lograse no servirá para nada, porque cualquier medida 
que se tome si quiere tener un mínimo de eficacia debe actuar desde el consumo,
 no desde la productividad, porque el mercado está saturado y ha de 
encontrar su equilibrio, pero se insiste en crecer incentivando la 
productividad con el fin de crear empleo, lo cual fracasa una y otra 
vez, sea con medidas keynesianas (Plan E) o medidas liberales 
(privatizaciones), ambas sobre la base de devaluar el empleo (reforma 
laboral), sin que sirva para nada.En los modelos comunistas se perdió el
 valor del trabajo, convertido finalmente en una cuestión disciplinaria 
sin sentido económico.
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 Una parte del empleo actual no produce riqueza, sino más bien exige 
dinero público para mantenerse, caso de la minería, de la agricultura, 
de industrias que son subvencionadas, aeropuertos, Antibióticos en León,
 etc. Es decir, se ha invertido el proceso económico que 
anula la función del trabajo, ya no es éste el que crea riqueza sino que
 es la riqueza la que crea empleo. Pero no se hace con un capital inversor que busque beneficios, sino con un capital público que incluye en sus 
subvenciones
 los beneficios empresariales, lo cual a lo largo de casi medio siglo ha
 vaciado las arcas de los estados, situación en la que nos encontramos, 
con lo cual al no haber ya dinero público se ha paralizado la economía y
 cada vez más, porque se buscan artificios para inyectar dinero 
¡público! bien sea a través de los estados o desde la banca rescatada 
con dinero público para impulsar la economía: crecimiento económico y 
crear empleos. No sólo ya no es posible esta ecuación, sino que es 
tremendamente perjudicial desde el punto de vista económico, además de 
los costes ambientales que ha provocado destruir gran parte de la 
naturaleza y el cambio climático suponen más costes añadidos.
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 La centralidad del empleo se ha convertido en una infección, es el núcleo de la enfermedad. ¿Cuál ha sido el mecanismo por el que se ha extendido
 la infección?, la pujanza de la economía financiera sobre la economía 
productiva, algo que fue altamente positivo en sus primeros momentos, 
pero a medida que se desarrolló se fue apoderando de los resortes 
económicos y debilitando la economía productiva, pero al mismo tiempo se
 ha afectado finalmente el sistema financiero, pues una infección vive 
en un organismo que esté vivo, pero si éste muere la infección también 
con él. El crecimiento de una infección debilita el organismo porque 
éste cada vez tiene menos defensas. Una infección en pequeña dosis 
(vacuna) las aumenta, pero cuando cuando los elementos patógenos impiden
 el correcto funcionamiento del organismo el organismo enferma, que es 
lo que está sucediendo en la economía.
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 Las autoridades monetarias quieren que los estados controlen el 
déficit, para evitar que aumente la deuda, pero es que la deuda es lo 
que ha servido para el impulso del desarrollo económico, un error que se
 ha mantenido sabiendo las autoridades que se iba a llegar a esta 
situación y lo han consentido y potenciado. La deuda forma parte de la 
economía porque una vez que se resolvía una parte del pago de la deuda 
se agrandó más y más hasta hundir el sistema, debido al empeño pertinaz 
de mantener un modelo que ya no funcionaba hace años sino ficticiamente,
 con más deuda cada vez, deuda que se ha incrustado en la moneda sin que
 haya solución dentro del modelo, con lo cual el rescate bancario carece de sentido,
 porque lo lógico es que los grandes capitales acudan a ayudar a los 
bancos, pero lo hacen a través del Estado porque saben que la prima de 
riesgo es muy elevada y no lo van a recuperar, es una deuda que no se puede pagar porque no tiene capacidad de generar más 
riqueza
 y porque el valor del dinero se devalúa cada vez más, entonces es una 
decisión política que tiene por objetivo controlar los Estados para 
finalmente tener capacidad de emitir dinero privado obteniendo el control de la sociedad, algo que se debatió en los años 70 y que no es una opción nueva, ya Thomas Jefferson criticó severamente en 1809 la privatización del sistema monetario: “Si
 el pueblo americano permite alguna vez que los bancos tomen el control 
de la emisión de la moneda desposeerán al pueblo de toda propiedad”. O como dijo otro presidente de los Estados Unidos, John Adams: “Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación, una es con la espada, la otra es con la deuda”. Y tal se viene cumpliendo hoy con las políticas de privatización desde la energía, el agua, las redes de transporte, etc. El objetivo final es privatizar los estados.
 Pensemos que los intereses de la venta de deuda y los préstamos hacen 
que la deuda aumente, ¿para qué sirve?, para endeudar más a los estados 
sin que la economía se ponga en marcha de manera general, lo cual no 
puede lograrse nunca a través del empleo.
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 La crisis actual forma parte de la historia de la economía desde 
comienzo de los años 70. Una vez finalizada la II Guerra Mundial se 
acabó con el patrón oro definitivamente, de manera que se pudiera emitir
 dinero con una base de crecimiento económico, quedaron el dólar y la 
libra esterlina como monedas de referencia convertibles ellas en oro 
hasta 1971 en que deja de ser el oro la referencia del valor del dinero 
porque EE.UU no pudo hacer frente a los gastos de la guerra de Vietnam, necesitó emitir más dinero, con lo cual se eliminaron los límites del dinero como tal
 y por ello se crearon el FMI y el BM poco antes de de finalizar la II 
Guerra Mundial, 1944, con el fin de establecer una estabilidad económica
 a nivel internacional que poco a poco consolidó una economía global, 
siendo estos organismos las autoridades monetarias que fijan los límites
 de los créditos y de la deuda así como la regulación del sistema 
bancario y financiero, lo cual no lograron cumplir por causa de que 
vieron en la deuda una posibilidad de crecer en el futuro de una manera 
indefinida y mientras que funcionó (aparentemente) no quisieron 
trasnformar, hasta que el modelo se ha petado.
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 Cuando dejó de ser convertible el dinero se hizo fiduciario,
 lo que quiere decir basado en la fe de sus usuarios, pero no una fe 
ciega, sino con la garantía de que el Estado aunque no puede convertir 
el dinero en oro, cambia de patrón y es la riqueza de ellos lo que da 
respaldo a la moneda, lo cual define su capacidad de crédito y de 
futuros, fundamenta el crecimiento económico por ser el valor legal del 
dinero, que no puede haber más que el de la riqueza de su zona 
monetaria, pero cuando resulta que a nivel global se devalúa el valor 
del suelo, su capacidad urbanística, pierden valor las industrias, 
cuando el eje sobre el que funciona el Banco Mundial, los bonos avalados
 por los 
estados miembros, baja su valor hay algo impepinable: hay que retirar dinero,
 porque de otra manera no responde a un valor real y se acaba 
devaluando, y esto es lo que no quieren decir y es lo que está 
sucediendo, la pérdida de defensas del sistema monetario mundial.
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 La deuda ha devaluado el dinero, hasta el 
punto de perder su valor dándose la paradoja de que por no admitirlo y 
evitar un cambio de rumbo cada vez el valor del dinero es menor en su 
función adquisitiva, pero su precio cada vez aumenta más, la prima de 
riesgo, intereses de crédito, es decir los sacos de patatas cada vez 
cuestan más, pero tienen menos patatas, incluso alguno que se compra 
como saco de patatas ya no las tiene, es un saco de patatas, pero no 
funciona como tal porque no  las tiene, como la moneda euro en España, 
Italia, Irlanda, Francia, Portuga y Grecia no tiene un respaldo de su 
valor,  que lo adquiere a nivel de Europa, que sin embargo los otros 
estados no puedrán mantener su apoyo a corto plazo porque se encuentra 
al límite del valor de la riqueza en función al dinero que circula, pero
 además mucha de esa riqueza se basa en deuda de otras monedas que 
también han entrado en quiebra. Esto es lo que está sucediendo en el 
sistema monetario internacional.
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 Según el grupo de análisis del BM “los mercados bursátiles de los 
países en desarrollo perdieron el 8,5% de su valor desde fines de julio 
de 2011. Esto, combinado con la caída de 4,2% en los mercados 
accionarios de ingreso alto, se tradujo en pérdidas de riqueza por US$ 
6,5 billones o el 9,5% del PIB mundial”. Y  anuncia una segunda oleada 
de crisis hasta el año 2015.
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 En este panorama ¿para qué sirve un rescate bancario?,
 para buscar una salida a la crisis absolutamente perversa y que se hace
 a conciencia para engañar a la sociedad. Se dice que es 
para
 generar solvencia en los bancos, de manera que fluya el crédito y se 
cree riqueza y aumenten los empleos, o sea crecimiento económico, pero 
esto no es posible porque el sistema productivo está saturado, la 
tecnología y la globalización hacen este objetivo inviable y las 
autoridades monetarias lo saben. ¿Para qué entonces?, para reforzar el 
capital bancario cuyo dinero financiero se pone en peligro porque puede 
llegar a valer cero, es decir que el dinero no valga nada, este es un 
riesgo que se contempla, pero no se dice. Entonces se asegura una base 
monetaria a la vez que el negocio de la compra de oro  se extiende desde
 las corporaciones bancarias, entonces no dentro de mucho serán los bancos en general y no los estados quienes tengan capacidad de emitir dinero.
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 Si los estados para pagar deuda se endeudan más ¿qué sentido tiene?, movilizar euroceros,
 euros que no valen nada. ¿Cómo?, imaginemos que tengo una deuda con 
Juan y se la tengo que pagar, un amigo hace billetes falsos, entonces yo
 le pago a mi amigo con billetes falsos, que él usará hasta que en un 
momento determinado a alguien se lo retire el banco. Para entenderlo aun
 mejor hay que ver que mientras que creemos que compramos con el dinero 
no es así, sino que con nuestro trabajo, con nuestros bienes lo que hacemos es comprar dinero,
 si pago cinco euros por un kilo de manzanas, en realidad es el frutero 
quien me compra ese dinero por las manzanas, porque él necesita dinero 
para comprarse un traje que no se lo venderían por veinte kilos de 
manzanas que llevase.  Pues bien el dinero que ya no existe con su valor
 real, dólarcero, eurocero, etc., se 
lanza
 al mercado y se paga con él, que es lo que está pasando cuando reducen 
el sueldo a los funcionarios, cuando se reducen gastos en la sanidad y 
la escuela pública: se está pagando al funcionario, a los desempleados 
sin prestaciones con dinero que no vale, con dinero cero, pero en lugar 
de darle los billetes que no valen, ¿cuál vale y cuál no?, no se le 
paga, o sea recibe cero, de esta manera se retira ese dinero y se contrae la economía
 con las medidas de ajuste, pero como no se incentiva la economía  cada 
vez habrá menos dinero en circulación sin que llegue el dinero a una 
parte de la población. Estados como China han comprado deuda de otros 
estados, lo mismo que Alemania a Grecia, de manera que sus sistemas 
monetarios carecen de respaldo de riqueza para el dinero, billetes y 
monedas, lo que compensan con las exportaciones, pero en una economía 
global sucede a la manera de un barco que cuando se hunde no se puede 
salvar el camarote únicamente sacando el agua al mar a toda velocidad.
 Todo esto no sucede de una manera normal, sino que viene de un desarrollo de crecimiento económico boyante que ha provocado el hiperdesarrollo
 de la economía financiera que se sitúo fuera de la economía productiva 
colocando el dinero en valores desorbitados como pudo ser en contratos 
millonarios de jugadores de fútbol, cocina de diseño, revalorización del
 suelo y de los pisos aumentando la cantidad de dinero que 
económicamente no funcionaba en la realidad sino en el sistema 
financiero que se infló como un globo, vacío y creció vacío pero 
extendiéndose de manera que el dinero se ha convertido en cifras que 
ahora no cuadran, hay cifras mayores que el dinero con respaldo de 
riqueza real, de manera que no es posible encontrar una solución sobre la base del crecimiento económico que es por lo que apuestan los gobiernos llevándonos al desastre, puesto que el equilibrio presupuestario no sólo limita los gastos del estado sino el dinero del estado.
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 ¿Qué hacer?
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 A.- Actuar desde el consumo, no desde la 
producción, error éste en el que caen tanto las ideologías de derechas 
como las de izquierdas, unidos en la utopía del pleno empleo, que es  
una fantasía.  Desde hace años se ha venido interviniendo con dinero 
público desde el impulso a la producción convirtiendo el dinero público en beneficios privados
 que se ha mantenido con el incremento de la deuda. Situaciones absurdas
 que se han mantenido como la compra de libros de texto sobrevalorados y
 siendo obligatoria su compra en las tiendas y no desde la editorial que
 hubiera ahorrado dos tercios su precio, pero había que mantener al 
comercio, los grandes almacenes, distribuidoras y librerías para 
mantener los puestos de trabajo. Lo mismo con las marcas de 
medicamentos, la minería, la PAC en la agricultura, y muchas más cosas 
que van en la misma dirección, beneficio-empleo activando la 
productividad con un trasvase de dinero público a beneficios privados. 
  .
 Actuar desde el consumo exige dar el dinero a los ciudadanos, a cada 
uno una cantidad que permita la supervivencia, lo que se conoce como Renta Básica, que hoy es una pieza fundamental para salir de la crisis a otro modelo, o salir a la nada, al abismo de la violencia. 
Surgirá
 un nuevo orden monetario en el que el capital productivo y el capital 
de consumo estarán relacionados sobre la base de la economía productiva 
que de esta manera es estimulada desde la demando en lugar de hacerlo 
desde la oferta, que provocó el consumo mas allá de lo sostenible, lo 
cual nos ha llevado a una hiperproductividad cada vez más voraz hasta 
acabar con la capacidad de los estados de invertir. Activando el consumo básico se crea un circuito del dinero que pasa por todos los sectores,
 el productivo y también el bancario al que llegará el dinero 
finalmente, se crea una base de riqueza sólida que permite dar un 
respaldo seguro y permanente al dinero y no ficticio como ha acabado 
sucediendo con el estímulo a la productividad.
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 B.- Una nueva fiscalidad basada en el consumo, potenciar el IVA
 eliminando los impuestos desde la productividad, el IRPF y los 
impuestos de sociedades, con una fiscalidad en Europa común en el 
proyecto necesario de crear el estado europeo.
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 Una fiscalidad sobre la especulación
 para que la economía financiera esté conectada con la economía real, la
 productiva pero desde el consumo, pues ha de servir para convertir este
 impuesto en la Renta Básica y no para otros gastos, por eso esta medida
 se dirige para que el dinero público no vaya a lujos de políticos o 
corrupciones legales a través de las subvenciones.
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 Volviendo al comienzo vemos que las actuaciones de los gobiernos 
afectan al corazón (financiero), de manera que el rescate se convierte 
en un masaje cardiaco para que el corazón siga latiendo, pero solamente 
mientras que se le aplica. En realidad la deuda actúa sobre la economía como una embolia,
 en al que las autoridades financieras internacionales quieren evitar 
que llegue al corazón y produzca un infarto o al cerebro (los estados) y
 dé lugar a un 
derrame
 cerebral, ¿qué hacen?, empujar esa bolsa de aire, la deuda, al 
organismo – sociedad, de manera que produce parálisis de la zona 
afectada o necrosis que exige amputar los órganos afectados, guerras, 
violencia. Estas medidas hacen que la sangre carezca de la cantidad 
suficiente de plaquetas, glóbulos y demás lo que exige trasfusiones de 
economías externas, como la de China fundamentalmente, pero no puede 
dejar de recibir la transfusión para sobrevivir, lo cual llega un 
momento en que no es posible.
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 El error actual en la gestión de la crisis porque parte de un error de diagnóstico, por lo que el tratamiento empeorará al enfermo-sociedad, puesto que el problema es la circulación de la sangre
 lo que permitirá que circulando al ritmo adecuado evite se formen 
bolsas de aire, o que vaya demasiado lenta, y por lo tanto exige recetar
 un anticoagulante, sintrom, o sea la Renta Básica
 que actúa sobre la causa real de la crisis, la no relación del salario 
con un empleo, para que el dinero fluya por la sociedad. Únicamente de 
esta manera será posible salir de la crisis y todas las luchas y 
protestas han de ir encaminadas a lograr su implantación.
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http://lacartadelabolsa.com/leer/articulo/de_la_eurozona_al_eurocero 
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