En todo lo malo que acontece en esta vida hace falta siempre tener 
identificado un culpable, y en esta crisis particular que en el reino 
estamos sufriendo faltaba el culpable, pero tenía que ser un culpable 
real, con ojos, cara, dirección, teléfono y, lo más importante, conocido
 y fácilmente identificable. Culpabilizar a ‘la especulación 
inmobiliaria’, a ‘los bancos’, a ‘la falta de regulación’, estaba muy 
bien en los inicios, pero no cuando las tijeras de los MiB (Spanish or 
foreigners) están podando lo inimaginable meses atrás y cuando se están 
preparando figuras fiscales por las que habrá que pagar hasta por 
respirar. Cuando eso ha llegado han hecho falta culpables reales, 
materiales, tocables, y se han encontrado: los funcionarios han sido 
uno, el Banco de España ha sido el otro.
 Con los funcionarios fue muy fácil: con una tasa de desempleo del 
24,8%, y subiendo, estaba chupado inyectar en el imaginario colectivo la
 imagen de privilegiado de un colectivo que, independientemente de las 
tareas que llevase a cabo, e independientemente de la remuneración que 
tuviese, tenía su puesto de trabajo en propiedad; y de rebote se metía 
en el mismo saco a los eventuales, interinos y otras especies 
contratadas temporalmente por las Administraciones Públicas. Bien, eso 
ya se ha conseguido: el funcionariado está demonizado a fin y efecto de 
que la ciudadanía aplauda cada hachazo que se propine a este colectivo 
en su número, derechos y remuneraciones. Pero eso no era suficiente.
 A pesar que algunos hemos dicho que ‘los bancos’ no tuvieron la culpa 
de nada ya que se limitaron a posibilitar un crecimiento desaforado que 
todo el mundo demandaba, empezando por los políticos independientemente 
de su color, la población encontró un culpable fácil y emblemático 
porque, además, era poderoso: las entidades financieras. Y, bueno, 
durante unos meses estuvo bien, pero ahora que la banca ha sido 
auditada, está siendo intervenida y va a ser rescatada, ya no es 
conveniente que la indignación del pueblo se dirija contra los pobres 
bancos, contra la maltrecha imagen de los bancos, por lo que había que 
buscar un pim-pam-pum con NIF y sede social.
 El Banco de España ha sido la figura perfecta, máxime teniendo en 
cuenta que su anterior boss ya no está, y el nuevo, que estaba, era un 
mandado del que se ha ido. El malo malísimo fue el Banco de España que 
permitió a las confiadas entidades financieras que se embarcaran en 
negocios y productos en los que jamás se hubieran metido si hubiesen 
contado con una guía espiritual, técnica y fidedigna de la realidad 
financiera española e internacional. El Banco de España, en 
consecuencia, falló en su labor de faro financiero desencadenando la 
catástrofe bancaria y financiera que ahora estamos padeciendo. Punto.
 Dice un refrán que el tiempo acaba poniendo a todo el mundo en su 
sitio. Les aseguro que no siempre es cierto, pero a veces sí sucede lo 
que dice el refrán. Yo espero que dentro de ochenta años, cuando este 
período de la Historia española sea estudiado (si es que en el 2092 se 
continúa considerando interesante analizar la Historia), quienes se 
ocupen de los aspectos financieros de esta crisis coloquen en su sitio a
 todos los que ahora son protagonistas de este presente. Porque no, yo 
no me creo que el Banco de España en su conjunto fuese un inútil que se 
equivocase una y mil veces en sus dictámenes pasando olímpicamente de la
 realidad. No-me-lo-creo.
 Más bien creo que a las magníficas y a los magníficos profesionales del
 Banco de España se les hicieron esquinces en sus muñecas escribiendo 
informes del despropósito en el que se estaba hundiendo el sector 
financiero español, y que, a la vez, se quedaron afónicas y afónicos 
gritando las incongruencias que se estaban formando en el sistema 
bancario del reino. Informes que nadie leyó y voces que nadie oyó porque
 no era conveniente que fueran leídos ni escuchados porque lo únicamente
 conveniente era levantar y colocar 800.000 viviendas al año en España y
 vender 1.700.000 coches y un mogollón de gadgets varios incluyendo 
viajes a las Seychelles a pagar a cinco años. Nada tenía que salir del 
edificio del Banco de España que impidiese que España fuese bien y que 
la economía española jugase en la champions league de las economías 
mundiales. ¡Nada!.
 Ahora se van a montar unas comparecencias en el Parlamento de personas 
que ocvuparon altos cargos  con Gobiernos pasados y en entidades 
financieras a rescatar, y también comparecerá en tales comparecencias al
 menos un alto cargo del Banco de España que ya se ha ido. Cuando leí 
sobre el tema inmediatamente vino a mi mente aquellos procesos que ponía
 en marcha la Santa Inquisición para que los inculpados reconocieran sus
 faltas, o aquellos otros instaurados por el estalinismo en los que la 
disidencia admitía sus culpas. En fin.
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 Dijo el pasado Miércoles en el Parlamento el Sr. Ministro de Hacienda: 
“Si no sube la recaudación está en riesgo el pago de nóminas”. (http://politica.elpais.com/politica/2012/07/18/actualidad/1342600979_020198.html).
 ¿Ya hemos llegado aquí?. Esto es nuevo. Pregunta: Se va diciendo todo 
gota a gota: ¿dónde está, de verdad, España?, ¿en qué estado se halla la
 economía española?, ¿qué nos falta aún por saber?.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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