La fe en el gobierno y en los bancos centrales se está desvaneciendo día a día. De hecho, la gravedad económica negativa de no atajar el asunto de la solvencia últimamente se está traduciendo en un aumento de unos costes de financiación.
Trichet no tuvo su mejor día ayer en la rueda de prensa del Banco Central Europeo. Resultó sorprendente la forma en que decidió ignorar los hechos. En su última reunión, el BCE subió los tipos, y esto está ofreciendo una riada de liquidez. ¿Tiene sentido? En absoluto. Una vez más, las similitudes con el fallido aumento de los tipos del BCE en 2008 son evidentes. Además, Trichet no obtuvo el voto del Bundesbank para intervenir en el mercado secundario. Y el hecho de que el tesorero no quiera jugar, resulta bastante preocupante.
En estos momentos, el mercado está apostando más fuerte a que los países de la periferia de Europa no van a pagar su deuda, que al hecho de que los países del Norte realmente vayan a pagar. De hecho, lo que hay que hacer es intercambiar estas apuestas, para convencer a los mercados de que, Alemania en particular, al final del día demostrará su disposición para rescatar y garantizar la carga crediticia de Europa.
Está claro que esto es una barrera política muy difícil de sortear, pero ha llegado el momento de que Alemania dé un paso al frente y pase del criticismo constructivo a la acción constructiva. En las últimas 48 horas ha aumentado esta probabilidad porque los responsables de la política siempre responden muy bien a la elevada volatilidad y las fuertes caídas de las bolsas.
Respuestas por parte de los bancos centrales
Las intervenciones esta semana por parte del Banco Central de Japón y el Banco Nacional Suizo son signos claros de que van a llegar respuestas por parte de los bancos centrales. Cuando me mostré pesimista en mayo, tenía dos objetivos: 1200/1210 en el S&P y una caída del 10-10 por ciento desde el máximo, como la clave a la hora de necesitar nuevas mediadas de relajación monetaria. Ahora se han cumplido ambos objetivos y, por tanto, nos movemos hacia una posición neutral en el mercado.
Es importante dejar patente que cualquier repunte desde estos niveles será un repunte bajista de los mercados, sin fe en la capacidad de los gobiernos y los bancos centrales para dirigir el mercado.
La buena noticia es que las empresas tienen tamaño mucho más apropiado que en 2008. Sus balances están en los huesos tras tres años de tipos de financiación bajos.
Yo espero que se apueste fuerte por una nueva intervención coordinada de los mercados de divisas, tanto del yen como del franco suizo, puesto que los bancos centrales se están viendo claramente presionados por reaccionar ante la “excesiva volatilidad” que hemos visto esta semana. Incluso podría barajarse un mini Acuerdo Plaza, pero se requeriría la mayor participación posible (China incluida) para tener impacto.
Los mercados realmente están poniendo en entredicho la supuesta estrategia de los políticos de seguir comprando tiempo. Ha llegado la hora de que los políticos atajen los problemas de solvencia. Y es que podemos estar oficialmente ya en la Crisis 2.0, pero no hay mal que por bien no venga.
Steen Jakobsen, Economista Jefe, Saxo Bank - Lunes, 08 de Agosto
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