Italia hoy: el ejemplo de lo que va a ser. Las medidas ‘de ajuste’ que el pasado Viernes anunció el Gobierno italiano: el objetivo es reducir el papel y el poder del Estado utilizando para ello el papel que ahora juega y el poder que ahora tiene; ‘los mercados’ son los elementos que llevan a tal reducción buscada.
En una atmósfera de deuda impagable y debido a la presión de ‘los mercados’ que poseen esa deuda (porque la compraron) se reduce el gasto público, pero esos gastos ya hubieran tenido que reducirse debido a que los ingresos están cayendo, debido a que lo hace la actividad económica debido a que cada vez es posible crecer menos. El resultado es una disminución paulatina del tamaño, papel desempeñado y poder del Estado, manifestado en el empeoramiento de las condiciones de vida de un creciente porcentaje de la población que se ve afectada por el creciente desempleo y por la reducción de la protección social.
‘Las clases más desfavorecidas’ son quienes más pagan en proporción, pero la cantidad de población contenida en tal arquetipo social crecerá más y más a medida que la actividad vaya cayendo y el Estado reduciendo su papel. Mayor empobrecimiento, mayor en ‘los de abajo’ (antigualla). Por eso el ‘impuesto solidario’ italiano es, pienso, una boutade: ‘las rentas altas’, las verdaderamente altas, cuentan con instrumentos -totalmente legales- para eludir impuestos, no sólo el solidario, para evitarlos, para diluirlos. ‘Los de abajo’ no: siempre ha sido así: George Osborne.
Y, bueno, lo que trasladar festivos a domingos; ¡pero si sobra tiempo de trabajo!: de ahí el desempleo existente, ¿o no?. O se está preparando el decorado para repartir el tiempo de trabajo: alguien hace algo que no conviene, aún, automatizar, robotizar, alguien que trabaja la jornada legal y es remunerado con X euros mensuales; bien, pues ese puesto de trabajo puede ser ocupado por dos personas trabajado la mitad de la jornada legal, y percibiendo la remuneración que corresponda a ese puesto de trabajo dividida entre dos. Sí además se reducen las fiestas e, incluso, se aumenta el número máximo de horas anuales que por acuerdo en ese puesto de trabajo tienen que trabajarse, la existencia de ese puesto de trabajo puede garantizarse (de momento) y el desempleo reducirse. La remuneración de cada ocupado será menor, ya, pero el número de parados se caerá y el gasto público podrá bajar más aún. El consumo interno declinará por el progresivo empobrecimiento de la población, por eso las empresas deben exportar, las que puedan adonde puedan, las que no …
¿Reducir el número de municipios?, habría que preguntar porqué han llegado a ser los que son, a quienes han interesado que fuesen los que fueron. ¿Prohibición de aprobar presupuestos con déficit?, habría que saber porqué se ha estado haciendo eso. Más municipios: más negocios para más gentes; déficits que han posibilitado dar unos servicios que se sabía que no se podían pagar pero que han servido para ‘comprar’ unos votos que ya no van a ser necesarios y para mantener una paz social que ahora será mantenida de otras maneras.
Es otro escenario: menos-menos-menos. Con una productividad que puede ser altísima y que en muchos ámbitos lo será, claro. Menos PIB, más eficiencia, alto desempleo estructural, subocupación, diferencias de renta, nivelación social decreciente, … Es otro modelo ya.
Italia: un ejemplo.
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‘I need Spain’, ¿recuerdan?. El turismo va a ser la tabla de salvación de la economía española, se dice: la exportación ingrávida. Turismo: Magaluf, Salou party, Lloret, …. Lean la entrevista al alcalde de Lloret de Mar, Girona, Catalunya, que El País del 13.08.2011 publicó en su Pág. 26. Lloret: sabrán de sus altercados, de los destrozos, del miedo que generan ‘los turistas’ que visitan la población. (¿Existirán estadísticas de número de turistas por intervalos diarios de gasto?). 53 millones de turistas: entre el 80% y el 90% de la población de Lloret vive del turismo. Esa es la tragedia del modelo económico español: precisa imperiosamente del turismo para generar un PIB que de otro modo no generaría, de cualquier turismo, como del de Lloret. Esta es la España que se ha ido creando. ¡Patético!.
Y está la cruz de la moneda turística -¿existe una cara?-: los costes que ese turismo genera. Los destrozos , la suciedad, los despliegues policiales que ese turismo ocasiona y precisa; ¿quién los paga?, ¿de dónde sale su presupuesto, de reducir sanidad o la dependencia, por ejemplo?. LA pregunta es muy simple: si mañana todo ese ‘turismo’ desapareciese de Lloret o de otro lugar semejante de España, si ese turismo que cuesta más de lo que gasta desapareciese, ¿en qué se ocuparía la población que ahora le atiende?, ¿qué parte de ese 80% o 90% de la población de Lloret ocupado en el turismo se encontraría en ese mismo instante desempleada?. Esa es la tragedia de la economía española. ¡Patético!, insisto.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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