Cada vez son más los analistas que hablan abiertamente que las condiciones económicas en las principales economías del mundo están "sujetas con alfileres". La recuperación de crecimiento tras las últimas crisis financieras y económicas está sensiblemente por debajo de lo que se presumiría por la magnitud de la contracción anterior. Hay factores estructurales que imposibilitan mantener el crecimiento experimentado en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, y por contra, el endeudamiento de familias, empresas y gobiernos sigue estando en niveles muy elevados. Demasiados factores para no tenerlos en cuenta.
El economista Kohoutek Velasco realiza la siguiente reflexión al respecto:
"Hace unos días, mientras escuchaba discursos varios sobre medidas económicas a futuro del país más poderoso del mundo, me vino a la mente un retazo de historia que ya me conocía bien: La de la crisis del 29.
Fue una especie de terrible premonición; una suma de factores que poco a poco me hicieron ver, con cierto espanto, que las condiciones sui géneris de esos complicados ayeres ya no eran tan especiales.
Lo primero que llamó mi atención de todos estos discursos y promesas fue la mención de un mercado fuerte pero cerrado, es decir, regulado, donde se pretende que los principales movimientos comerciales se queden en América excluyendo completamente a China, tal y como pasó con Estados Unidos en los años 20, cuando eran ellos los principales exportadores y productores no solo de materias primas, sino de bienes tan deseados como los automóviles aunque, naturalmente, no tenían donde venderlos ante el proceso de recuperación que sorteaba el mercado europeo tras la primera guerra mundial que aunado a su creciente deuda, les hacía imposible consumir al ritmo que Estados Unidos pretendía, lo cual se tradujo en la siguiente pregunta: “¿Dónde vamos a vender?”:
La respuesta Estadounidense, carente de toda destreza, fue apostar por el mercado interno y, para eso, debía favorecer a sus productores, exportadores y vendedores con fuertes aranceles a las mercancías de importación, cosa que, natural y obviamente, no salió del todo bien.
Ya me empiezan a entender ¿Verdad? A fin de cuentas los candidatos punteros a la presidencia de EU se han llenado la boca, a cada oportunidad y hasta el hartazgo, de prometer fortalecer el mercado interno, sea mediante presiones fiscales, renegociaciones de tratados o sabrá dios cuanta maroma tributaria más.
Otro símil imposible de ignorar es el protagonizado por la burbuja fiscal de ese entonces que, alimentada por la supuesta bonanza de la bolsa de valores y las líneas de crédito emitidas por los bancos de manera poco responsable para mantener las inversiones constantes en la bolsa, terminó por detonar arrastrando varios bancos consigo en un desplome catastrófico del que curiosamente logró salvarse el Lehman Brothers cuya caída atestiguamos hace apenas unos años atrás en una burbuja bastante similar en construcción, detonación y “solución” – Sí, la inmobiliaria-. No dudo que existan infinidad de burbujas por detonar aun, dicho sea de paso.
Puede que para muchos no sea prudente o correcto el comparar estos tiempos con esos tristes ayeres de pos guerra y pre guerra, sobre todo cuando, afortunadamente, carecemos de este determinante factor común aunque… ¿No llevamos, actualmente, una infinidad de “recuperaciones económicas” a cuestas? Yo no veo panoramas opuestos, si distintos – y guardando las distancias, claro está.-, pero no contrarios.
Obviamente hay muchos otros factores a tomar en cuenta como el contexto cultural e histórico o los avances en materia de intercambio de información, sin embargo y queriendo hacer una mención destacada dentro de todos estos paralelismos, cabe puntualizar que seguimos cometiendo el mismo error: Confiar en unos cuantos para guiar la vida de todos. ¿Cuándo aprenderemos?"
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