enga mucho cuidado. La expansión económica de Estados Unidos está llegando al final de su vida y comenzando a mostrar señales que marcan la última fase del ciclo económico. Las acciones de Wall Street están ahora más sobrevaloradas que en el pico de la burbuja subprime justo antes de la crisis de Lehman. Lo único que se necesita para que el S&P 500 vuelva a la tierra es una catalizador, y eso es exactamente lo que está comenzamos a ver en el horizonte macro económico.
Esto no quiere decir que la recesión y el ajuste bursátil sean inminentes, pero estamos probablemente en las últimas fases de este ciclo alcista épico.
Didier Saint-Georges, de la gestora de fondos Carmignac, dice que la "recuperación masiva e indiscriminada de los mercados de acciones" desde los mínimos de febrero es un falso amanecer impulsado por un cierre de posiciones cortas, que dice poco sobre el deformado panorama mundial económico, financiero y político.
Las ganancias corporativas alcanzaron un máximo de 1,84 billones de dólares en el segundo trimestre de 2015, y las recesiones comienzan típicamente entre cinco a siete trimestres después de dicho punto. "No vamos a bailar encima de un volcán como hacen otros", dijo Saint-Georges.
Si tenemos suerte, el mercado se moverá lateralmente durante un año a medida que el mercado laboral de Estados Unidos se tense y los trabajadores comiencen a recuperar una parte mayor del pastel económico.
"Los dueños del capital se han beneficiado durante gran parte de la era post-Lehman, gracias a la generosidad exorbitante de los bancos centrales. Ahora puede que tengan que devolver algo a la sociedad. Sin embargo, esta bienvenida "rotación" se traduce en problemas financieros", dice Ambrose Evans-Pritchard en The Telegraph.
"Los estrategas Mislav Matejka y Emmanuel Cau, de JP Morgan, han dicho a sus clientes que se prepararen para el final del mercado alcista de siete años, recomendándolos que recorten su exposición a renta variable de forma gradual y construyan un colchón de seguridad en efectivo. "Esta no es la etapa del ciclo de Estados Unidos cuando uno debe comprar acciones con un horizonte de 6 a 12 meses. Recomendamos utilizar las subidas como una oportunidad de venta", dijeron.
Su reciente informe de 165 páginas es una lectura aleccionadora. La relación precio-ventas (P/S) de las acciones de Estados Unidos ha alcanzado una lectura más alta que en cualquier momento en la burbuja subprime. Las recompras de acciones se encuentran en un máximo histórico en relación a las ganancias (EBIT). Las tasas netas de deuda por capital se han disparado por encima de su rango histórico.
Las compañías estadounidenses han estado pidiendo capital prestado para comprar sus propias acciones a un ritmo récord.
Esto ocurre a pesar de que en los dos últimos trimestres los bancos han sido más estrictos a la hora de conceder préstamos. Los diferenciales de la deuda de alto rendimiento se han duplicado desde 2014, subiendo 300 puntos básicos, incluso después de eliminar el sector energético. La lista continúa; el mensaje es claro. "Uno debería reducir su exposición en las acciones antes de que la debilidad sea evidente", dijeron.
Las acciones mundiales están menos sobrevaloradas. Sin embargo, el índice mundial MSCI tiene un precio-a ganancias (PER) de 16,4, más alto que en 2008. Los técnicos dicen que el índice ha formado una clara pauta de techo de "cabeza y hombros". Ahora está bloqueado por debajo de su media móvil de 200 días, en una senda decreciente.
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Por supuesto, es difícil saber el valor de las cosas en un mundo de tipos cero, con 7 billones de dólares en bonos con rendimientos negativos. Sin embargo, existe el riesgo de que los mercados estén aferrados a falsa sensación de seguridad por los comentarios "dovish" de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Contrariamente a la creencia general, la inflación subyacente mundial está cerca de un máximo de 15 años, aunque encubierta por la caída del precio del petróleo. El "lastre" de la energía comenzará a desaparecer con los datos de precios de julio. La inflación general puede subir al objetivo del 2 por ciento de la Fed a finales de año.
El mercado laboral de Estados Unidos se está tensando rápido. La economía ha creado 1,4 millones de empleos en los últimos tres meses.
Jan Loeys, economista jefe de JP Morgan, dice que "las compañías estadounidenses están contratando gente frenéticamente porque son incapaces de sacar más provecho de su fuerza laboral existente. Este no es un buen augurio".
Esto significa que el límite de velocidad económica de Estados Unidos se está colapsando, con consecuencias nefastas para la trayectoria de la deuda y el sistema de pensiones. Los negocios están aprovechando el buen tono del mercado laboral en lugar de invertir en tecnología.
Lo que está claro es que la Reserva Federal y los bancos centrales mundiales pueden hacer muy poco para revertir una disminución crónica de la productividad. En este sentido, hemos llegado a los límites de la acción del banco central.
La presidenta de la Fed, Janet Yellen, se encuentra en una situación horrible. Puede seguir manteniendo "caliente" la economía en un intento de construir un nuevo impulso.
Pero al hacer esto se corre el riesgo de caer por debajo de la curva de la inflación, o más exactamente "estanflación", que es donde parece dirigirse los EE.UU..
Yellen tiene una rebelión en la mesa. Los presidentes de la Fed de Atlanta, San Luis y San Francisco han estado hablando sobre la amenaza de la inflación. Incluso el ultra-dovish presidente de la Fed de Boston ha advertido a los mercados que esperen más que un sólo aumento de tipos.
La Fed podría tener éxito y extender este ciclo hasta el año 2017. Sin embargo, tarde o temprano tendrá que agarrar al toro por los cuernos y entonces descubriremos cuánto dolor monetario puede soportar una economía mundial dolarizada con patologías post-QE y ratios de deuda un 36 por encima de los de 2008. Mi suposición es que no mucho.
Así que disfruten de los repuntes bursátiles tácticos si se atreve. Pero tras siete años de mercado alcista no es momento para la avaricia."
Fuentes: Ambrose Evans-Pritchard