¿Y los beneficios? Fíjense en el gráfico que sigue y que recoge la evolución, en USA, desde 1970 hasta la actualidad, de los beneficios después de impuestos y la del beneficio por trabajador. Es esclarecedor.
Los beneficios corporativos no han cesado de crecer, sobre todo desde 1986, más sobre todo desde el 2002, y lo mismo desde el bache de Lehman, pero no cualquier crecimiento: un crecimiento espectacular, lo mismo que ha sucedido con los beneficios por trabajador: de unos 1.000 $ en 1970 se ha pasado a 16.500 $ en el 2013. ¿Cómo se ha conseguido eso?, pues 1) aumentando la productividad por hora efectivamente trabajada, más 2) haciendo evolucionar los salarios nominales cada vez más por detrás de la productividad, más 3) empeorando el peso de los salarios en la renta.
Esto que pasa en USA es una avanzada de lo que ya está sucediendo / va a suceder en todo el planeta y que muestra la tendencia del primer grafico. Porque claro, luego está la imagen especular de esa situación; esta:
La zona sólida es la misma que en el gráfico inmediatamente anterior: la evolución de los beneficios empresariales, la línea roja la relación entre salarios y beneficios. La cosa está clara: los salarios caen mientras que los beneficios se incrementan. Hay algún año en que esa tendencia se interrumpe pero no hay duda: es como si la caída de los salarios alimentase o impulsase los beneficios, y ello plantea un interrogante: si el trabajo cada vez tiene un menor peso en los escandallos de costes de las compañías, lo que puede deducirse es que los márgenes unitarios se estrechan, por lo que una menor masa salarial inciden mucho en los beneficios, y eso sólo se puede obtener a través de caídas en el precio del trabajo.
Es decir, el trabajo es cada vez menos importante por lo que cada vez vale menos, y es cada vez más barato porque se precisa que lo sea para arañar unos dólares, o centavos a cada pieza, servicio o proceso, y obtener unos beneficios que de otra forma serían menores. (Ya: debería verse que pasa en las grandes empresas y en las pequeñas: intuitivamente se ve que el proceso no tiene que ser igual).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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