Los inversores se están volviendo cada vez más negativos respecto al futuro del euro e incluso una solución temporal se ve cada vez más improbable. El Tribunal Constitucional alemán, aunque aprobando los rescates de los países problemáticos, ha puesto más trabas a la hora de autorizar más ayudas. La renuncia de Juergen Stark del BCE ha dejado clara la oposición del Bundesbank a la impresión de más dinero - y el BCE no puede hacer nada sin el acuerdo de los bancos centrales nacionales. Y la economía griega está desapareciendo por un desagüe de deflación, lo que demuestra que los paquetes de rescate para los países periféricos han sido un completo fracaso.
El resultado: comienza a descontarse un derrumbamiento desordenado y catastrófico. Si sucede eso, todos los activos saldrán mal parados, con la posible excepción, pero no inevitable, del oro.
Sin embargo, hay analistas que están viendo una buena oportunidad para construir una cartera de acciones para el largo plazo. Mathhew Lynn, periodista financiero y autor de “Bust: Greece, the Euro and the Sovereign Debt Crisis,” señala que se acerca una oportunidad de compra histórica, de esas que se presentan una vez en la vida.
“Las bolsas europeas están muy baratas, a pesar de que muchos mercados tengan unos fundamentales terribles. Lo que los inversores tienen que hacer es estar listos para atacar cuando el momento sea el adecuado”, dice Lynn.
Las noticias de Europa empeoran con cada día que pasa. Incluso los observadores más pesimistas del euro cuentan con la posibilidad de que la eurozona puede mantenerse unida todavía durante unos pocos años. Después de todo, todavía se pueden hacer movimientos para salvar la moneda única. No tendría mucho sentido que se permitiera el colapso del euro sin luchar. “En este momento, sin embargo, parece que esto es lo que está sucediendo”, dice Mathhew Lynn.
En primer lugar, el Tribunal Constitucional alemán puso restricciones severas a la participación de ese país en más rescates. No dijo que fueran ilegales, como algunas personas esperaban. Sin embargo, los sometió a la aprobación del Parlamento alemán. Y, en verdad, eso podría ser igual que declararlos ilegales. La opinión pública alemana se opone implacablemente a rescatar a Grecia, Portugal o Italia. La única manera sería hacer caso omiso a sus ciudadanos. Si los legisladores están preocupados por sus electores, eso no va a suceder.
Por otra parte, la renuncia de Stark del Banco Central Europeo (BCE) el pasado viernes ha dejado al descubierto los argumentos que se han desencadenado dentro del BCE. Respecto a los mercados, hay dos puntos importantes. En primer lugar, es obvio que el Bundesbank se opone a la compra de más deuda de los países periféricos. La segunda es que el BCE no es un banco central como la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra. Es una colección de bancos nacionales. Si interviene en el mercado para comprar bonos, la compra real se lleva a cabo por los bancos nacionales. El Bundesbank ha sido reacio a comprar deuda periférica en el pasado - y no tiene que acatar órdenes de nadie. ¿Lo hará en el futuro? No debería contar con ello.
Finalmente, el fracaso total del paquete de rescate para Grecia acordado el año pasado se está convirtiendo en dolorosamente obvio por momentos. Se estima que la economía griega descenderá un 5,6% este año. Ahora es un 16% más pequeña que hace tres años. La economía estadounidense se redujo un 30% en la Gran Depresión (1929-1933) y Grecia va por el mismo camino.
Mientras la economía se contraiga, el gobierno no logrará alcanzar sus objetivos de déficit. En respuesta, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional demandarán más medidas de austeridad, enterrando aún más su economía. Si hubiera alguna esperanza de que el plan para Grecia estuviera funcionando, su economía debería estar al menos estabilizándose. Por el contrario, está desapareciendo en una espiral deflacionaria. A medida que empeora, el incentivo de Grecia a salir del euro crece y crece.
Mathhew Lynn señala que si el euro comienza a fragmentarse todos los activos sufrirán. Los bancos estarán en grandes problemas. Mayores para Francia y Alemania, pero también en otros lugares. Grandes cantidades de CDSs se han vendido en contra de la posibilidad de un default en Grecia, Portugal y el resto de países en problemas. ¿Dónde irán a parar todas esas pérdidas? Nadie lo sabe realmente. Pero nadie querrá mantener acciones mientras los mercados intentan adivinar quienes son los grandes perjudicados.
No sólo la renta variable europea se verá castigada. Los mercados de todo el mundo se derrumbarán. Los bonos del gobierno alemán no estarán a salvo, a pesar de que los inversores están huyendo hacia ellos en la actualidad. Los bonos del Tesoro de EE.UU. podrían aguantar, al igual que los bonos de mercados emergentes. Y el oro debería comportarse bien - aunque vale la pena señalar que el precio del oro cayó un 10% tras el colapso de Lehman.
Sin embargo, y esto es lo más interesante del artículo de Lynn, unas semanas después del colapso del euro, habrá una de las mayores oportunidades de compra de nuestras vidas. Los precios de las acciones sobrerreaccionarán de forma masiva, y se hundirán por debajo de sus mínimos de 2008.
Sin embargo, la zona del euro tiene un montón de empresas grandes y globales - grandes empresas de éxito que venden sus productos en el mundo entero. Economías como Italia, no han crecido desde hace una década. Liberada del euro, su economía ganará tracción de nuevo. Los países podrán recuperarse rápidamente una vez que sean liberados del disfuncional sistema monetario - y los precios de las acciones se recuperarán aún más rápido.
“Ese momento se acerca todo el tiempo - podremos verlo en los próximos doce meses, y posiblemente antes de finales de este año. Sin embargo, hasta que la crisis del euro se resuelva, es mejor evitar las acciones”, concluye Lynn.
Fuentes: Mathhew Lynn
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