Era difícil ver la manera en que, independientemente de ayudas provenientes del fondo de rescate, Grecia podría seguir manteniendo el pago de su enorme deuda, con una economía extremadamente deteriorada, y que seguiría empeorando por las medidas de austeridad impuestas por la UE para seguir otorgándole ayuda financiera.
Es más, esa ayuda financiera, proveniente del Fondo de Rescate Europeo, debería ser incrementada para que tuviera alguna posibilidad de éxito. Pero la oposición de los ciudadanos y de los políticos alemanes cada vez era mayor a seguir ayudando a Grecia, y a Angela Merkel le resultaba cada vez más difícil justificar los motivos para seguir apoyando al país heleno. Se necesitaba ganar tiempo, pero el tiempo se agotaba.
Y ahora los hechos están dando la razón, lo cual me parecía bastante obvio en el pasado, a todos aquellos que defendíamos lo inevitable de una suspensión de pagos, y posterior reestructuración de la deuda griega.
El pasado viernes fuentes alemanas informaron que se había establecido un plan Alemania para ayudar a los bancos del país en caso de insolvencia Grecia. El gobierno de la canciller Angela Merkel está preparando planes para apuntalar a los bancos alemanes en el caso de que Grecia no cumpla con los términos de su paquete de ayuda y entre en default, según tres funcionarios de la coalición de la coalición de gobierno que prefirieron mantenerse en el anonimato.
El plan de emergencia incluye medidas para ayudar a los bancos y a las aseguradoras, que se enfrentan a un posible pérdida del 50 por ciento de sus bonos griegos (en el pasado realizamos un estudio que publicamos en estas páginas, en el que indicábamos que posiblemente la reestructuración de la deuda griega sería de entre el 60-70%, por lo que este 50% aún se queda por debajo de lo previsto), si el siguiente tramo del plan de rescate de Grecia es retenido, dijo una fuente anónima cercana a las conversaciones que se están celebrando en privado. Este plan sería destinado a recapitalizar el sector bancario del país.
La existencia de un “Plan B” pone de relieve las preocupaciones alemanas sobre la situación griega. Los legisladores alemanes han intensificado sus críticas a Grecia esta semana, amenazando con retener la ayuda a menos que el país heleno cumpla con los términos de su plan de austeridad, después de que una misión internacional destinada en Atenas suspendiera su informe sobre el progreso del país.
Grecia está en “el filo de la navaja”, dijo el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, a los legisladores en una reunión a puerta cerrada en Berlín el 7 de septiembre, según mostró un informe del boletín del Parlamento Europeo.
Si el gobierno griego no puede cumplir con los términos de la ayuda, “le tocaría a Grecia encontrar la manera de conseguir financiación sin la ayuda de la zona euro”, dijo más tarde en un discurso ante el parlamento. ¿Podría encontrar Grecia financiación? No, absolutamente no.
En recientes declaraciones de Merkel, la canciller admite la posibilidad de una ruptura en la zona euro, lo cual es muy significativo. Un default griego hace un año podría haber costado en el rango de $25-50 millones de dólares, ahora podría costar el triple.
Tengo la impresión que el default griego ahora es visto como un mal menor. La posibilidad de contagio a otros países europeos se ha reducido. Aunque es cierto que las primas de riesgo se están incrementando al unísono, las medidas adoptadas en Irlanda, Portugal o Italia, han sido bien recibidas por el mercado, y están empezando a dar frutos económicos.
La suspensión de pagos en Grecia, provocaría importantes pérdidas en el sector bancario europeo, pero que ahora son manejables. Los gobiernos de la zona euro, como plantea el alemán en ese plan B que han elaborado, deberían apoyar a su sector financiero, asumiendo parte de las pérdidas que ocasionara el default, y ayudando a la recapitalización de sus capitales. Esto tendría un claro efecto negativo en la recuperación económica, y se incrementarían los riesgos de recesión, que sería mayor y más duradera.
Pero digo que creo que el default griego es ahora un mal menor, porque existe un mal mayor cuyas posibilidades con cada día mayores: La salida de Grecia de la zona euro. Este escenario tendría implicaciones mucho más graves, que detallaremos en artículos posteriores.
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