Los inversores aprendieron duras lecciones de la crisis de los mercados financieros de 2008. Presas del pánico, algunos vendieron acciones cuando estaban en sus mínimos. Otros se sorprendieron cuando los administradores de fondos demostraron ser tan capaces de perder los ahorros como ellos. Jonathan Burton, en un artículo en The Wall Street Journal, señala que ahora, en medio de la incertidumbre sobre el crecimiento económico global y con los mercados tratando de hacer equilibrio, es un buen momento para saber cuánto aprendió cada uno de las lecciones de 2008. "Las personas inteligentes cometen errores", dijo Larry Swedroe, director de investigación de Buckingham Asset Management,
con sede en St. Louis. “Lo que las separa de los necios es no repetirlos”, añade.
Con eso en mente, Burton recoge 4 lecciones que se aprendieron en 2008 y que ahora puede poner en práctica para salvaguardar sus ahorros:
Los principales índices bursátiles de Estados Unidos e internacionales perdieron dinero en 2008, al igual que muchos bonos de referencia. Sin embargo, los activos que eran considerados menos riesgos que otros no necesariamente perdieron menos valor.
Por ejemplo, muchos inversionistas en 2008 creían que las acciones de alta calidad y que pagaban dividendos de alta capitalización amortiguarían las conmociones que se esperaba que afectaran las acciones de media y baja capitalización más riesgosas. Pero estaban equivocados. Ese año, el índice Standard & Poor’s 500 de las acciones de alta capitalización registró una pérdida mayor que el índice Russell 2000 de las acciones de baja capitalización.
Desilusionados, algunos sabios del mercado pusieron en duda el sentido común, que indica que diversificar una cartera de inversiones lo protegerá a uno en un mercado bajista. Tienen razón, pero sólo en extremo.
Una lección para los inversionistas es que cuando el pesimismo es mayor, es probable que muchas de las inversiones que normalmente siguen su propio camino caigan juntas. Al igual que un impulso positivo mantiene los barcos a flote, un mercado en caída libre aplasta todo a su paso.
Durante períodos más largos, por el contrario, uno obtendrá rentabilidades más estables con una mezcla de activos que no se eleven y se hundan de manera concatenada.
Una verdadera diversificación exige la amplia propagación de una cartera –a través de acciones, bonos, oro y otros metales preciosos, bienes raíces, materias primas y demás– incluso si eso significa ceder algunas ganancias en mercados alcistas.
En lo que va del año, la mayoría de las categorías de los fondos de inversión en acciones están en baja, pero la mayor parte de los fondos de inversión en bonos y las inversiones vinculadas con el oro se hallan bastante fuertes.
2. Los refugios son necesarios
Al comenzar 2008, las bolsas estadounidenses e internacionales habían tenido los activos con mejor rendimiento en cinco años consecutivos y el seguro del portafolio en forma de bonos del Tesoro casi no valía la pena. Sin embargo, una vez que las acciones tuvieron una caída precipitada, la deuda del gobierno de EE.UU. jugó su tradicional papel de protector; los bonos del Tesoro se convirtieron en el mejor lugar para ganar dinero en 2008.
Los críticos de la política fiscal del gobierno estadounidense volvieron este año con advertencias acerca del cese de pagos y el deceso de EE.UU. Incluso la calificadora de crédito Standard & Poor’s despojó al gobierno de su codiciada calificación AAA, algo impensado hasta entonces.
Sin embargo, los bonos del Tesoro superaron la mayor parte de las otras inversiones en lo que va del año, incluso con una mejoría desde la rebaja de S&P a principios de agosto. Tal vez, como algunos han bromeado, la deuda de EE.UU. es la camisa menos sucia en el cesto del mundo. Sin embargo, las expectativas de lento crecimiento económico ahuyentan a los inversionistas, que huyen a bonos federales y municipales de relativa seguridad, deprimiendo los rendimientos y aumentando los precios.
“Para los activos de renta fija, hay que permanecer junto a los bonos del Tesoro, bonos de agencias gubernamentales y municipales de mayor calificación”, dijo Swedroe. “Todo lo demás, como los bonos basura de alto rendimiento, los bonos convertibles, los bonos de mercados emergentes y las acciones preferentes, pueden tener riesgos que aparecen en el momento equivocado”.
Los bonos del Tesoro representan una de las raras inversiones que es probable que vayan bien en tiempos de crisis, cuando las acciones y otros activos caen. Por el contrario, podrían estar entre las de peor desempeño la próxima vez que la economía estadounidense y el mercado bursátil despeguen.
3. Los administradores de fondos no pueden salvarlo en mercados bajistas
Cualquiera sea el año, un gran porcentaje de administradores de fondos de inversión no logran batir el punto de referencia de las acciones de sus portafolios. Pero cuando llegan los tiempos difíciles, muchos inversionistas creen que los profesionales se pasan a dinero en efectivo y otras áreas defensivas, esquivando los golpes más duros del mercado.
Esa creencia se hizo añicos en 2008, junto con las carteras de fondos. Las acciones de fondos de inversión estadounidenses de gestión activa perdieron en promedio 39% ese año, un desempeño incluso peor que el índice S&P 500 y los más extendidos índices Russell 2000 y Russell 3000, de acuerdo con la investigadora de inversiones Morningstar Inc.
Este año ha traído más de lo mismo a los inversionistas. Por ejemplo, el índice S&P 500 perdió 1,8% en agosto, incluyendo la reinversión de dividendos, mientras que las acciones de fondos de gestión activa cayeron 3,9% en promedio.
A menudo, los fondos de administración activa son paralizados en mercados bajistas. Muchos administradores de carteras están comprometidos con un particular estilo, estrategia o sector, manteniendo todo lo invertido antes que saliendo en busca de efectivo o tomando otras posiciones defensivas. La distribución de activos o la sincronización del mercado recaen sobre el inversionista y no sobre el administrador de fondos, que en cambio se atiene al mandato del portafolio.
De hecho, la popularidad de los fondos negociados en bolsa se ha disparado desde 2008, en tanto los inversionistas y sus asesores abrazan los fondos negociables en el mercado (ETF, por sus siglas en inglés) de bajo costo, el índice de seguimiento y la capacidad de utilizar esos fondos para ajustar el riesgo y la distribución de sus portafolios.
4. Tenga cuidado con los extremos emocionales
Con las acciones, nunca “esta vez es diferente”. Pensar eso suena a exceso de confianza, lo que lleva a los inversionistas a olvidar la historia, y a repetirla. La caza de rendimiento, las expectativas poco realistas, calcular el momento oportuno para actuar en el mercado y otros comportamientos de destrucción de la riqueza provienen de un exceso de confianza.
La confianza era alta a fines de 2007. La restricción del crédito era considerada un asunto problemático, pero no un cáncer. Los inversionistas bursátiles también se consolaron pensando que solo una vez en la vida había tenido lugar un mercado bajista, en el período 2000-2002, y por lo tanto no volvería a ocurrir en décadas.
Por eso, cuando apenas unos años más tarde hubo una segunda crisis de esas dimensiones tanto en el sector financiero como entre el público en general, hasta los más veteranos del mercado quedaron atónitos. “Recuerdo que dije, ‘No creo que este mercado a la baja vaya a ser tan malo’”, dijo Sam Stovall, director de inversiones de investigación accionarial en Standard & Poor’s, acerca de las condiciones en 2008.
Este año, los inversionistas no tienen confianza en las bolsas. Con una recesión global a la vista, muchos venden antes de hacer preguntas. “El mercado ha reaccionado tan rápido como lo hizo porque no iba a quedar en ridículo otra vez”, opina Stovall.
Sin embargo, a diferencia de los operadores, las personas pueden tener en cuenta el panorama. ¿Qué rentabilidad anual puede esperarse? ¿Durante cuántos años? ¿Se está tomando demasiado riesgo o no? ¿Tiene suficiente dinero en efectivo que no se vea obligado, o forzado, a vender en una situación de pánico?
“Construir una cartera con base sólida y bien diversificada puede dar frutos en una variedad de ambientes”, dijo Mark Riepe, quien dirige el Centro Schwab de Investigación Financiera, división de la empresa de corretaje Charles Schwab & Co. “Hay que mantenerse alerta y hacer los ajustes convenientes”, añade.
Fuentes: Jonathan Burton (The Wall Street Journal)
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