“But my words are coming out wrong”. ‘Words’, F.R. David (1982)
El pasado Miércoles, el Sr. Presidente de la CEOE ante la asamblea de la organización: “La empresa necesita un marco laboral flexible, que le permita organizar mejor sus recursos humanos, y que haga atractiva la contratación de trabajadores indefinidos” (El País 16.06.2011). Leyendo lo anterior pensaba: ‘¿A qué país se estará refiriendo el Sr. Rosell?, ¿a Suecia?.
Vamos a ver, el modelo productivo español es intensivo en factor trabajo preferentemente temporal porque la demanda de trabajo española es mayormente estacional, cíclica y errática debido a que mucha de la oferta de bienes que forma el PIB español lo es. Es decir, a no ser que el Sr. Rosell se esté refiriendo a la fórmula ‘fijos discontinuos’ (hablen con alguien que se halle contratado según esta modalidad, ya verán lo que les cuenta), pienso que la evolución de la tasa de temporalidad será al alza en todas partes y más aquí. (Al margen de que lo de ‘fijos discontinuos’ es pura semántica, pero eso es otra cosa).
Cuando ‘España iba más que bien’ la CEOE no pedía casi nada: cuando los beneficios crecen a tasas del 15% anual todo está OK, ahora pide otra reforma laboral; dentro de poco exigirá cosas más diáfanamente: libertad y fuerte abaratamiento del despido, fijación de salarios según negociación directa empresa-trabajador, reducción de cuotas empresariales a la seguridad social, libertad en la determinación de jornadas, … Cuando lo haga la CEOE será muy criticada, cuando, en base a la estructura económica española, será muy lógico que lo exija; pero esas exigencias lo que estarán enmascarando será una metástasis que lleva décadas corroyendo la estructura empresarial española.
En España existen dos tipos de empresas made in Spain: las que generan alto valor por lo que tienen una elevada productividad, llevan años exportando, pagan bien a sus trabajadores (trabajadores que se hallan muy motivados), que innovan; y las que se mueven en el mundo opuesto al anterior. Hace unos días me invitaron a participar en un acto organizado por una empresa del primer grupo: ABSOLUTAMENTE NADIE hablaba allí de reducir costes laborales, ni de necesitar ‘un marco laboral más flexible’. Hablaban de innovación, de expectativas, de productividad, de nuevos desarrollos. Pero están ‘las otras’, aquellas que se mueven permanentemente en la existencia precaria y/o incierta, las que su supervivencia depende de bajar un 2% el salario a sus trabajadores, las que ya tienen gastado con un proveedor lo que mañana, tal vez, cobren de un cliente, las que no innovan, las que se mueven en el bajo valor añadido con una muy reducida productividad, las que escamotean un equipo de seguridad a sus trabajadores, las que, preguntan ‘¿Con IVA o sin IVA?’.
El Sr. presidente de la CEOE, la CEOE, debería entrar en esa dicotomía, y abordarla. La salida de esta crisis sistémica la harán las empresas del primer grupo, las del segundo, si no cambian, desaparecerán; el problema de España es que la mayoría de las empresas de ese segundo grupo no pueden cambiar, la tragedia de España radica en que la mayoría de sus empresas pertenecen al segundo grupo. Y empobreciendo a sus trabajadores no van a salir de él.
En el mismo foro el Presidente de la CEOE manifestó la necesidad de que las Administraciones reduzcan el número de empleados públicos. Estoy convencido de que el Sr. Rosell sabe que, sobre población ocupada, España tiene una de las tasas de empleo público más reducidas de Europa, luego si se pide que se reduzca, interpreto que no se está pidiendo un aumento de la eficiencia de la Administración sino una pura y simple reducción del gasto público, lo que permitirá una reducción de impuestos y tasas … teniendo en cuenta que la presión fiscal en España es, también, una de las más bajas de Europa.
En su discurso el Sr. Rosell pidió reformas de muchas cosas, pero no dijo nada sobre que se reformen las empresas del segundo grupo. Podría entender que no lo hubiera hecho porque no quisiese, me preocuparía enormemente que no lo hubiese hecho porque supiese que es imposible.
Interesante también el Informe anual del BdE. “En ausencia de esa rigidez, los salarios hubieran caído un 1,4% en 2009, frente al crecimiento del 4% observado, lo cual habría provocado, dado el efecto retardado de estos sobre el empleo y la actividad, un impulso positivo sobre el PIB de 2,6 puntos porcentuales en 2010”, se dice en él (misma fuente, Pág. 28). La pregunta automática: y si los salarios hubiesen caído el 5%, ¿cuál hubiese sido el impulso positivo en el PIB?, ¿y si la caída hubiera sido del 10%?, ¿y si hubiese sido del 20%?.
Lo hemos dicho: hoy, en las economías que tienen algo que decir en el entorno productivo internacional, el incremento del PIB no está vinculado con la tasa de ocupación de su población activa, ni la demanda de trabajo lo está con la evolución de los costes laborales, ni el nivel de desempleo depende del de los salarios, ni del tipo de negociación colectiva, ni de la facilidad de despido. Hoy en la liga de la economía mundial se valoran otras cosas como el valor de lo fabricado, el nivel de inversión, la cota de productividad, el nivel de endeudamiento, las estimaciones de fraude fiscal, … . Y lo preocupante es que el BdE habla muy poco de ello cuando habla de la economía española, y teniendo en cuenta de que el servicio de estudios del Banco Central español es uno de los mejores del mundo aún preocupa más ya que, pienso, encierra el reconocimiento implícito de que le cambio en el modo de hacer las cosas es imposible.
Sin embargo de lo que ni el Sr. Rosell ni el Sr. Fernández Ordóñez hablaron, de lo que nadie habla, es de los EREs y reducciones de plantilla varias que se realizarán en los entes públicos en los que conviven ‘funcionarios’ y empleados con ‘contrato laboral’, qué, si no lo sabían, son muchísimos. Las/los trabajadoras/es pueden dividirse en dos tipos: aquellas/os que funcionan y aquellas/os que no funcionan, y eso es aplicable tanto a los miembros de la función pública como a las personas con contrato laboral. Bien, la pregunta que nadie formula: ¿por qué cuando se llega a la conclusión de que en un ente público ha de reducirse el número de empleados tal reducción afecta únicamente a aquellas personas con contrato laboral?. Las consecuencias de algo así son tremendas: se quedarán funcionarias/os que no funcionan y trabajadoras/es con contrato laboral que funcionan de maravilla serán arrojadas al arrollo, ¿por qué?, ¿por qué ha de ser así?, ¿por qué nadie habla de este tema?.
Las preguntas que algún periodista debería formular al Sr. Rosell y al Sr. Fernández Ordóñez: a) ¿Cree Ud. que la única posibilidad que para continuar existiendo tienen la mayoría de empresas españolas pasa por la precarización del mercado de trabajo español?, b) ¿Cree Ud. que en términos de economía-país la reducción del gasto público es la única herramienta factible que le queda al Gobierno del reino, y c) ¿Qué tiene que decirle a las empresas del primer grupo?, ¿qué se ha pensado / se está pensando en relación a ellas?.
El pasado Viernes lanzábamos al aire una pregunta: ‘¿Se es plenamente consciente de que lo que en el fondo se está discutiendo es la viabilidad de Grecia como Estado?’. Pienso que deberíamos empezar a pensar en la respuesta de otra: ¿se es consciente de que existe la posibilidad de que España y los españoles sean cada vez más pobres?, de momento ya lo son veinte de cada cien.
(¿Vincular salarios a resultados?, antes habría que formular otra pregunta, ¿no?. ¿Qué voz y voto tendrán los asalariados de una empresa que pretenda actuar así sobre las decisiones de inversión, sobre la política de ventas, sobre la gestión de compras, sobre la administración de stocks, es decir, sobre esa serie de cosas que influyen en los beneficios que van a determinar parte de sus salarios?).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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