Ayer un broker de mercado me decía, “he leído a un think tank que lo que hace unos meses era impensable, ahora se está planteando, la salida de un país de la zona euro, o el fin del euro como moneda”. Bueno, realmente me lo esperaba. Los mercados han vivido la crisis griega con un “buenismo” no acorde con su historia. Han sido muy crédulos con las palabras de las instituciones y organismos internacionales. En el fondo, porque querían creer, necesitaban creer que un escenario tan dramático como el que ahora se plantea no podría suceder. Es entendible si se gestiona miles de millones de euros en activos de riesgo.
Ahora bien, cada vez es más difícil abstraerse de la situación actual, y de los planteamientos y opiniones que defienden la posibilidad de medidas más drásticas aún que la reestructuración completa de la deuda griega. Entre esas opiniones traemos a estas páginas hoy la del profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Maryland, Peter Morici.
Grecia no tiene problemas de liquidez, es que es insolvente. Sin la transferencia de países más ricos como Alemania o Francia, para retirar significativas cantidades de su deuda soberana, Atenas deberá reestructurar sus bonos, con una significativa quita a sus tenedores actuales.
Alemania y Francia se muestran tan generosas, porque sus bancos mantienen una buena parte de esa deuda y podrían incurrir en grandes pérdidas. Por otro lado, otros países de la UE probablemente seguirían el ejemplo de Grecia. No pagar a los acreedores griegos puede traer graves consecuencias, pero solventar los problemas de todos los gobiernos de la UE en crisis, está más allá de la capacidad de Alemania y del resto de los países ricos de la UE.
Berlín y otros gobiernos ricos, quieren que Atenas imponga más recortes en los beneficios sociales y en los salarios, a cambio de más préstamos y una quita relativamente pequeña a los acreedores privados. También que Grecia venda valiosos activos estatales.
El pueblo griego ya ha sufrido importantes recortes en los beneficios sociales y en sus salarios, y entienden que ese camino no es la solución al problema, y exigen a su gobierno otras soluciones más razonables.
El importe de las ayudas que el gobierno griego recibirá si las actuales negociaciones fructifican, probablemente producirán una nueva crisis el próximo año, o dentro de dos, y esto llevará a más recortes sociales y de salarios. Es importante destacar que estos acuerdos no tienen en cuenta la deuda privada, ni la hipotecaria, ni los préstamos por automóviles, tarjetas de crédito, que se espera que se paguen con el sueldo de los griegos.
Durante décadas, los países más pobres de la UE han tomado prestado demasiado para mantener el ritmo de crecimiento, y ahora, sin los continuos rescates de la UE, no podrán hacer frente a sus deudas.
Antes de la existencia del euro, cuando los países más pobres entraban en crisis, permitían que sus divisas se devaluaran frente al marco alemán, por ejemplo, para hacer sus exportaciones más competitivas, que crecían rápidamente, y amentaban la capacidad de pago de la deuda. Los jubilados, y los turistas alemanes, y de otros países ricos, podrían fácilmente viajar, o vivir en estos países pobres, que se beneficiaban de un mayor gasto.
Ahora, cuando los países entran en crisis y están encerrados en una zona monetaria, su única opción es la deflación, el recorte del gasto público, de salarios, y en última instancia el precio de sus exportaciones, para que sean más competitivas, y aumenten la capacidad de pago.
En esencia esto es lo que Alemania impone a Grecia, pero los ciudadanos tienen hipotecas y otras deudas que pagar. La deflación hace que la deuda privada sea casi imposible de cumplir, y muchos griegos perderán sus casas, antes de la locura final.
La única opción real es dejar caer al euro, y resucitar el dracma, dejándolo flotar en el mercado de divisas, para equilibrar los exportaciones e importaciones del país. Abandonar el euro por el dracma griego, aumentaría el PIB y la capacidad de pago del país. Las pérdidas que sufrirían los acreedores privados, los gobiernos más ricos de la UE, y los ciudadanos griegos, serían menores que las pérdidas totales sufridas por una sucesión de crisis anuales, los paquetes de ayuda, y las medidas de austeridad cada vez más draconianas.
lacartadelabolsa
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