Pelos de punta: ¿para qué sirve, hoy, la división jurídico-político-administrativa de España en regiones atendiendo a criterios de eficiencia y de optimización de unos recursos que eran escasos, son escasísimos y van a ser raros?. No, por favor, no quieran ir más allá, pregunto para qué sirven, qué funciones cumplen, qué aportan, qué ayudan a generar: hoy, no en 1979.
Pero hoy, en un planeta postglobal, en un mundo en el que se mira lo local como parte de un todo, en un entorno en el que es posible, casi, la hiperconexión de todos con todos, casi, de todo con todo, ¿en que contribuyen los entes regionales para profundizar en la mejor administración?, ¿en qué colaboran las regiones al crecimiento armónico en un entorno en el que ya es evidente que la suma de las partes ha dejado de dar el todo como resultado?.
El ejemplo lo tuvimos hace cuatro días: los resultados de las cuentas regionales españolas para el 2011: todas deficitarias, la mayoría por encima del máximo marcado por el Gobierno, la mayoría pensando en el endeudamiento, la mayoría dependiendo de las balanzas fiscales, todas pensando en sus saldos. Si cuando ‘España iba bien’ había reproches, ¿se imaginan hasta dónde pueden llegar los murmullos cuando de verdad, de verdad lleguen los problemas?.
Las cuatro preguntas que nadie, NADIE, independientemente de su color político se atreve a formular:
1) ¿En qué zonas es posible obtener un mayor rendimiento a un euro invertido en el subsector X?.
2) ) ¿Por qué la nivelación entre regiones produce, en las que dan, una mucho mayor caída en la renta media de la que se produce en, por ejemplo, Alemania, en las nivelaciones entre Estados federados.
3) ¿Por qué las poblaciones de las regiones con balanza fiscal positiva tienen acceso a unos servicios y a unas infraestructuras a los que y a las que no tienen acceso regiones con saldo negativo de balanza?.
4)¿Por qué, en proporción los gastos de administración no son homogéneos en todas las regiones?
Vuelvo a lo de antes, con la estructura actual, con el régimen jurídico actual, con la racionalidad hoy imperante, ¿qué aporta al mejor hacer la división jurídico-político-administrativa en regiones?. No se trata de llegar a ninguna parte, tan sólo de reflexionar: no hay para todo: no-hay-para-todo, luego hay que escoger, lo que significa priorizar: elegir con arreglo a parámetros de eficiencia y dejando de lado cosas como clientelismos, favores, recordatorios, colores, pasados y arreglos varios. No hay para todo, hay que elegir, y hay que elegir bien.
Saben lo que pienso: que la estructura territorial de mañana estará basada en los clusters, independientemente de las líneas que alguien haya dibujado en un mapa, independientemente de colores, de los políticos, de los paisajes: quienes necesiten entenderse se entenderán, quienes ganen con el entendimiento, quienes minimicen las pérdidas si se entienden, se entenderán, y dará igual lo que diga alguien en un palacete rodeado de jardines situado en un lugar calificado de ‘capital’, y dará igual porque lo importante será ‘tirar para adelante’. Claro que existe otra posibilidad: mantener una ficción nacional e instaurar independencias de facto en los entes regionales ahora existentes, algo difícil de mantener para algunas regiones.
Este es un tema muy visceralizado, ya, pero pienso que ha de dejar de serlo y pienso que lo será.
(‘¿Y los ayuntamientos’?, pregunta el del fondo, esas estructuras administrativas si, pienso, van a jugar un papel determinante, no con su división territorial actual, claro (¿son necesarios todos los que ahora existen?), ni con su estructura de gastos (¿son sostenibles todos los servicios, todas las infraestructuras unimunicipales que ahora, a nivel individual, se prestan y mantienen?). Los ayuntamientos son unidades de proximidad, de conexión, de localización, son unidades ideales para convertirse en nódulos de redes proactivas. Piénsenlo, ¿con qué ente tiene más relación las regentes del bar del complejo de oficinas que se halla junto al museo Dornier, con los rectores del ayuntamiento de Friedrichshafen o con los de Stuttgart, la capital del Estado de Baden-Wurtemberg?. Ya, ya: eso también tiene consecuencias, pero es que no hay para todo).
(Ha pasado desapercibido: Se hizo público en la reunión de Bruselas del pasado día 17: Mr. David Cameron ha propuesto congelar el presupuesto comunitario para el período 2014 – 2020 con el argumento de que las cosas están mal en cada país (su propuesta inicial era pasar del actual 1% del PIB al 0,85%). Francia, Alemania, países Bajos y Finlandia ya han dado su OK. ¿No les suena a nada? … a ‘Que cada palo aguante su vela’, exactamente).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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