miércoles, 7 de septiembre de 2016

¿Quién se comió mi ganancia? Intereses de deuda caen 450.000 millones desde 2011

El desplome de los intereses en el mercado de renta fija ha sido un bálsamo para países acosados por el déficit como España, pero no tanto para los inversores. Según estimaciones de la agencia Fitch, los bonistas cobrarán este año 450.000 millones de euros menos en intereses de lo que recibieron en 2011.
La deuda pública recuerda cada día más a la novela de Tom Sawyer, en la que el protagonista convencía a sus amigos de que le pintarán la valla y, además, le pagaran por ello. Las políticas ultraexpansivas de los bancos centrales han derribado las rentabilidades en los mercados de renta fija, hasta el punto de que los gobiernos ya cobran por endeudarse a corto plazo. El abaratamiento de los costes de emisión es un bálsamo para países como España, que hoy ha colocado bonos a tres años con un interés negativo del -0,085%, pero no tanto para el inversor.


Según estimaciones de la agencia Fitch, la deuda pública en circulación ofrece actualmente intereses anuales por un valor cercano a los 300.000 millones de dólares (269.000 millones de euros), frente a los casi 800.000 millones de dólares registrados en el mismo periodo de 2011, en plena crisis del euro. Es decir, en un lustro los nuevos bonistas han pasado a ganar 450.000 millones de euros menos en intereses.
Los casos más extremos son los de los países del sur de Europa, que en 2011 se encontraron en el epicentro de la crisis del euro y fueron los más beneficiados por los estímulos del Banco Central Europeo. En concreto, la rentabilidad del bono español a 10 años se ha abaratado en 422 puntos básicos en este periodo, mientras que la del italiano cayó 413 puntos básicos.
De media, la rentabilidad de la deuda pública a 10 años de los países con grado de inversión analizados por Fitch ha pasado desde julio de 2011 del 3,87%, hasta el 1,17%.

MÁS ENDEUDAMIENTO Y MAYOR RIESGO
Este desplome se debe principalmente a la acción de los bancos centrales, que desde el inicio de la crisis han realizado más de 670 rebajas de tipos y han emprendido gigantescos programas de compra de activos.
Desde la firma señalan que “Las compras de deuda por parte de los bancos centrales han contribuido a generar una escasez de inversiones refugio a nivel mundial”, una medida que ha permitido a los gobiernos reducir sus costes de financiación, pero a costa de evitar reformas estructurales. Los analistas advierten de que si esta política de tipos bajos persiste, “eventualmente podría llevar a los gobiernos a elevar sus niveles de deuda, especialmente si el crecimiento global sigue desacelerándose y las dudas sobre la eficacia de los estímulos monetarios aumenta”.
A su vez, la pérdida de atractivo de la deuda pública de mayor calidad está forzando a los bonistas a asumir mayores riesgos, ya sea invirtiendo a plazos más largos o apostando por la deuda de mercados emergentes o los bonos corporativos de baja calidad crediticia.

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