Ayer recibí un mail de una lectora. Es este. Atentos. A ver si adivinan que país es ‘---------’.
“En estos tiempos donde la crisis es sistémica, o sea, vayas donde vayas estás perdido porque no hay donde cobijarse, qué le parece lo siguiente:
Nosotros vivimos en ---------- hace ahora más de tres años, mi marido es nativo, y es arquitecto. Debo decirle que el crédito en --------- está muerto. A casi nadie le dan una hipoteca y nuestro negocio depende de ese crédito. La profesión de arquitecto en ---------- está quemada, más de la mitad se dedican a otra cosa y otros son arquitectos zombis, que viven de sus ahorros. Mi marido, si todavía resiste en su propio negocio es porque desarrolla un trabajo de calidad y sabe ejecutar todo el proceso arquitectónico de principio a fin, o sea, es muy necesario para sus clientes.
Mi marido prevé que la situación se irá aliviando en 6 meses y que sus clientes que no le faltan, accederán un poco más al crédito que ahora les niegan.
Mi previsión: es que eso no sucederá y ---------- seguirá envuelta en su espiral descendente donde su economía es cada vez más una sombra de lo que fue (el paro sube, no se contrata y el precio de las casas es descendente).
Mi propuesta: emigrar de nuevo aunque sea temporalmente al Canadá, en regiones de explotación de recursos naturales, petróleo, gas y diamantes.
¿Le parece que tiene sentido?”
¿Saben Uds. desde que país me escribía esa lectora?, pues desde ………. ¡¡¡¡Holanda!!!!. Qué diferente se ven las cosas desde dentro que desde fuera, ¿verdad?. (Ya sé lo que están pensando: si Holanda está así, ¡cómo estará de verdad la economía española!. Pues eso).
Mi respuesta fue:
“A Holanda le sucede un poco como a Alemania: depende de los demás. Es cierto que su productividad es alta y que genera PIB de alto valor, pero como la economía mundial es postglobal, aunque Holanda en sí no esté mal le afecta ‘todo lo que pasa en el mundo’: oferta, demanda, tensiones financieras, … Pienso que en seis meses nada va a arreglarse, ni en Holanda ni en ninguna parte. Se continuará como en estos meses pasados: queriendo creer que las cosas están mejorando y fiando la solución a cosas que tienen mucho de mítico: en el caso de España, ‘las exportaciones’, ‘la devaluación interna’ y ‘la limpieza de activos de la banca’. Pienso que esa forma de hacer va a durar unos meses hasta que acaben de diseñarse las medidas que sean verdaderamente necesarias y, a partir de ahí, empezarán a aplicarse y se dejarán los mitos a un lado.
Su idea de irse no me parece desacertada, tampoco que piensen en zonas productoras de materias primas; el problema es que la economía canadiense depende mucho de USA: el 70% de los ingresos por exportaciones de Canadá provienen de USA, y pienso que USA va a tener problemas serios, tanto de deuda como con el dólar: que una cosa valga en función de que te la acepten es muy peligroso. En cualquier caso, sí, Canadá mejor que USA. ¿Han considerado otras opciones como Abu Dabi o Japón?
Por lo que dice su marido tiene un gran activo: realiza ‘todo el proceso’ constructivo. Eso es muy bueno porque es un técnico que, a la vez, gestiona. Y eso va a ser fundamental cuando la tecnología de impresión en 3D llegue a la construcción”.
Lo dicho: las cosas cambian mucho según desde donde se miren.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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