El mercado de valores es el lugar donde se aúnan las emociones y alguna
consigue imponerse durante un tiempo hasta que es destronada. La
avaricia, el miedo, la incertidumbre, la confianza, la apatía, el
pánico…son estados por los que pasa todo inversor si permanece en los
mercados el tiempo suficiente.
Es tan real lo anterior, que existe una amplia literatura para intentar
adivinar los movimientos de las bolsas, y de otros activos, a partir de
las emociones de sus participantes. El analista Jonathan Burton escogió
en el WSJ cinco gráficos que nos muestran estos sentimientos de
compradores y vendedores, y cómo evolucionan a lo largo del tiempo. Creo
sinceramente que es necesario para cualquier inversor ser consciente
plenamente de la evolución de las emociones del mercado, que serán las
suyas, para tener más posibilidades de mantenerse indemne en la difícil
tarea de la gestión financiera.
El primer gráfico muestra el ciclo de las emociones de mercado. El
mercado es sentimiento, nada más que sentimientos, afirma Burton. Eso es
lo que resume el mercado de valores en cualquier día de negociación. La
rentabilidad de toda inversión y el riesgo se unen en el intestino. No
hay dolor ni ganancia gratis. No hay forma de escapar al ciclo de las
emociones de mercado, que viajan en montaña rusa desde el optimismo a la
desesperación.
El segundo gráfico muestra la estrategia de gestión de cartera de los
profesionales del mercado. Estos patrones operativos se establecen
porque para un gestor profesional su principal objetivo es superar el
índice de referencia de su cartera, por lo que tienden a adoptar
“acciones rebaño”, para no alejarse mucho de la media, que podría poner
en riesgo su propio puesto laboral.
En la mayoría de los gráficos de sentimiento aparece la “negación”
cuando las condiciones del mercado se deterioran, como vemos en el
próximo gráfico. Nadie quiere admitir que los buenos tiempos podrían
haber terminado, por lo que se niegan a ver la verdad. Pero la negación
también aparece cuando las circunstancias han mejorado, y aún se siente
la preocupación por los malos momentos del pasado reciente.
También aparece el exceso de confianza que te puede atrapar en un
mercado a la baja, o la ansiedad que puede dejarte fuera cuando los
precios suben. Las actuales condiciones del mercado son un buen ejemplo.
El “rally más odiado de la historia” se denomina así porque a pesar de
los fuertes ascensos desde los mínimos de marzo de 2009, la mayoría de
gestores sólo han aprovechado una pequeña parte de la subida, pues el
miedo y la negación a que la situación había cambiado, les privaba de
adoptar mayores riesgos.
El siguiente gráfico muestra el ciclo emocional del especulador a corto
plazo. Para ellos el concepto tiempo genera muchas más emociones que
para los inversores a largo plazo.
“En el corto plazo los miedos y la avaricia son más fuertes que en el
largo plazo”, afirmaba el estratega de Wall Street Bob Farrel en su “10
reglas del mercado para recordar”.
En el último gráfico vemos las distintas fases del mercado, y quien
interviene en ellas. En la primera, fase de sigilo (stealth phase), los
inversores más inteligentes se dan cuenta que la situación ha cambiado o
está cerca de cambiar, por lo que empiezan a acumular posiciones. La
segunda es la fase de conciencia, en la que los datos cada vez muestran
con mayor claridad que el escenario ha cambiado. Es más amplio el número
de inversores que se incorporan al mercado, aunque principalmente los
inversores institucionales. La tercera es la fase manía, donde la
atención de los medios al mercado se extiende, se incrementa el
entusiasmo hasta llegar a momentos de pánico comprador por la avaricia
de los inversores. En esta fase se incorpora mayoritariamente el
público, que compra el papel que les vende el dinero inteligente y el
inversor institucional. La última fase se inicia cuando se produce una
desilusión generalizada por las altas expectativas creadas, la formación
de un nuevo paradigma, la caída de los mercados, la negación del cambio
de los inversores, continuación de las caídas, aceptación de la
situación, incremento del miedo, capitulación, y retorno a la media.
En el actual mercado alcista, la fase de sigilo se produjo en 2009.
Burton cree que ahora nos encontraríamos en la fase manía, y dentro de
ella en el “momento de entusiasmo” posterior a la “atención de los
medios”. Esto se refuerza por los datos que muestran que los inversores
particulares están entrando de forma muy importante a las bolsas. Por lo
tanto, cuidado, porque nos quedan pocas etapas antes de entrar en un
nuevo paradigma y en caídas generalizadas en las bolsas.
lacartadelabolsa
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