La italiana UniCredit ha sido la primera gran entidad europea en confesar la necesidad de una ampliación de capital. Algunos bancos insisten en que no se verán obligados a inyectar capital con nuevas emisiones de acciones, pero desde fuera se descuenta que la puerta ha quedado abierta para más operaciones de este tipo. Entre las españolas, Banco Santander es la gran señalada.
A estas alturas no se puede descartar que el banco que preside Emilio Botín busque fortalecerse a través de una ampliación de capital. En general, "cuesta pensar que las entidades serán capaces de cumplir con los requisitos de capital en el tiempo establecido. Hay riesgo tanto de ampliaciones de capital directas o encubiertas (a través de bonos convertibles) como de recortes en las políticas de dividendos", señala Félix González, de Capitalia Familiar.
En el último encuentro que mantuvo el Santander con analistas e inversores, a finales de septiembre en Londres, se intentó lanzar un mensaje contrario respecto a la retribución.
Necesidad de capital
Sin embargo, hay que tener en cuenta dos agravantes importantes. Uno, que "la gran banca es la que tiene más necesidades de capital", como apunta Félix González, y otro, el hecho de que el Santander haya sido el único banco español considerado como entidad de riesgo sistémico por el Consejo de Estabilidad Financiero Europeo, lo que se traduce en que deberá acumular mayores reservas de capital que el resto de bancos. La nueva regulación demanda a las entidades disponer de recursos propios de calidad -core capital- del 7% y, además, se las aplicará un recargo que oscilará entre el 1 y 2,5%, aunque algunas fuentes apuntan a que al Santander se le exigirá el recargo mínimo.
Aunque así fuera, la necesidad de una inyección de capital es inminente y es una de las cosas que explica que el consenso de mercado haya deteriorado la recomendación del Santander en los últimos meses, hasta aconsejar la venta de sus títulos, en lugar de mantenerlos. Es la primera vez desde 2004 que el consenso de analistas recomienda vender, año en el que se le penalizó por la adquisición de la entidad británica Abbey.
Ni siquiera en la última ampliación de capital para asumir la compra de Sovereign en 2009 su recomendación se vio tan afectada como ahora. En su valoración también pesa el miedo a las nuevas recapitalizaciones que necesita el sector. Pese a que el título se aleja más de un 8% de su mínimo anual en bolsa, el precio objetivo que fijan los expertos cae más de un 14%, hasta los 7,10 euros actuales.
Desconfianza en el dividendo
El mensaje que lanza la entidad es muy diferente. Pese al chaparrón que está cayendo sobre la banca europea, el Santander ha logrado sobreponerse ante la adversidad. Esa fue una de las reflexiones que arrojó Emilio Botín en el último Investor Day. El presidente de la entidad fue más allá al comunicar que, en los próximos años, espera elevar su beneficio por acción (BPA) en torno al 10% anual entre 2011 y 2014, y aumentar la retribución a sus accionistas a partir de 2013.
Esta afirmación comulga con las previsiones de los expertos que, aunque coinciden con la mejora de beneficios del Santander, aplazan la mejora del dividendo hasta 2014. El consenso de mercado prevé que -en línea con lo que augura la entidad- su BPA crecerá un 15 y 8% en 2012 y 2013, respectivamente (ver gráfico). Sin embargo, los analistas no han trasladado esta mejora en el beneficio a un incremento en su dividendo en los próximos dos años.
De hecho, incluso están recortando sus previsiones, después de que haya saltado la alarma con la cancelación del dividendo de entidades como Société Générale o UniCredit. En 2012 ya esperan una reducción de casi el 7%, hasta 0,56 euros. Será en 2014 cuando podrían venir mejoras, en concreto, de un 5 por ciento, hasta los 0,63 euros por acción. Pero ¿por qué el aumento del BPA no se refleja antes en la cantidad a pagar a los accionistas? Hay algunos analistas que incluso esperan un leve recorte de la retribución.
Cierto es que no existe una relación directa entre el aumento del beneficio por acción y el incremento del dividendo. "Depende del punto de partida. En el supuesto actual del Santander con un importe de dividendo establecido en los 0,6 euros y un aumento del beneficio por acción, lo que variaría es su pay out -porcentaje del beneficio que la entidad dedica a retribuir al accionista-, que en 2010 estuvo muy por encima del 50%. Aunque el banco mantiene este porcentaje como objetivo", aclara Nuria Álvarez, analista de Renta 4.
Sin embargo, esa posible rebaja del pay out lleva a pensar en estos recortes que ya se esperan en el dividendo, pese a que la entidad ha asegurado que no habrá cambios en su política de remuneración fijada en los 0,6 euros por título, lo que a precios actuales supone una rentabilidad del 10%.
"No deberíamos esperar grandes sorpresas: dos en efectivo y dos script divident [pago en acciones]. Ahora bien, las dificultades a las que se enfrenta el sector, con la recapitalización de la banca como telón de fondo, podrían suponer un cambio en la política de retribución, abonando los cuatro dividendos en formato de script dividend", añade Nuria Álvarez. Si así fuera, el pago en acciones contribuiría, aunque con un pequeño importe, a la tarea de reforzar el capital.
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