Si en tres palabras tuviesen que resumirse las causas de la Depresión esas tres palabras, pienso, deberían ser: "subconsumo y sobreproducción". Exactamente lo que ahora está sucediendo en el planeta, sí, y precisamente lo que quiso evitarse con los planes E.
La Depresión llegó porque la demanda no pudo absorber el aumento salvaje que experimentó la productividad en los años veinte, y cuando se agotó la capacidad de endeudamiento “La actual crisis sistémica llegó porque la demanda-de-todo no pudo seguir absorbiendo el exceso de capacidad productiva-de-todo. Entonces la manifestación del crash fue bursátil, hoy ha sido financiera. Hace 80 años no existían los cinturones de seguridad y el impacto fue inmediato, hoy existen pero han sido insuficientes (era imposible que lo fueran: nada es nunca suficiente cuando debiera serlo) y cuando se han agotado hemos vuelto a la casilla de salida.
Al final hoy estamos donde estábamos en 1930: existe un exceso de capacidad productiva de todo que no puede ser absorbido por una demanda que ha agotado su capacidad de “pago”, es decir, de obtener crédito, porque ya no puede endeudarse más. Algo muy parecido a lo que sucedió entonces, ya: ambas son crisis sistémicas. ¿Las entidades financieras?, entonces dieron créditos a todo el mundo y contribuyeron -promovieron, facilitaron- al proceso especulador, es decir, posibilitaron el crecimiento económico, y en estos años pasados han dado créditos a todo bicho viviente pero en un volumen requetesuperior y han abonado la especulación que a lo largo de estos años se ha desatado, es decir, han hecho posible el crecimiento económico.
Diferencias: hoy existe un modelo de protección social que, aunque está en retroceso, algo paliará; entonces el volumen de deuda pública era ridículo, hoy es monstruoso; ayer el estándar de vida del ciudadano medio era bajísimo, hoy al ciudadano de a pie se le ha permitido que viviera cada vez mejor a fin de que el crecimiento fuese cada vez mayor.
Cuantitativamente hoy estamos peor, cualitativamente mejor, lo que sucede es que hoy va a costar salir mucho más que ayer, y cuando se haya salido nunca se volverá al momento en el que “el mundo iba bien”, fundamentalmente porque hoy se sabe que la disponibilidad de recursos no es ilimitada, cosa que entonces se ignoraba.
Hoy las cosas son mucho más complicadas que entonces: todo se halla mucho más imbricado, interpenetrado. Entonces estaba naciendo la globalización, hoy el planeta es postglobal. Entonces hubo incertidumbre, claro, pero la incertidumbre se limitaba a cosas muy concretas, muy micro, hoy la incertidumbre es incomensurablemente mayor e infinitamente más intensa, y sus implicaciones son más profundas: ¿podrán las entidades financieras cobrar sus enormes deudas?, ¿qué valor real de mercado tendrán mañana los activos que hoy figuran en los balances de las entidades financieras?, ...
A principios de los años treinta la geopolítica mundial era bastante simple, hoy es de una complejidad máxima, por eso hoy no se formulan preguntas que entonces no había reparo en formular: ¿puede USA pagar lo que debe teniendo en cuenta que la financiación exterior le es básica?; nadie se pregunta eso porque a todo el mundo le interesa -le es vital- continuar creyendo que la respuesta a esa pregunta es afirmativa. Entonces no había reyes desnudos a los que interesase ver vestidos, hoy es esencial continuar viendo ricamente vestidos a reyes que están como vinieron al mundo.
Entonces todo quedó muy claro desde el primer momento: el tinglado se fue a pique, y la película se acabó, hoy no. Hoy hemos tenido una precrisis, inyecciones masivas de pasta en el sistema financiero, planes E, más inyecciones de pasta en las entidades financieras, cumbres de líderes políticos , apariciones en TV, promesas, previsiones, análisis, “¿De qué han servido?. En Julio del 2009 se publicaron los tests de una serie de entidades financieras cuyos resultados fueron la bomba de buenos, pero, por ejemplo, un par de meses después se puso de manifiesto que varios bancos irlandeses estaban para el arrastre. En Julio de este año han visto la luz otros exámenes de entidades financieras que iban a sacar a la luz absolutamente todo, pero dos meses después una agencia ha bajado la calificación a dos bancos franceses y los bancos centrales de medio mundo tienen que inyectar “lo que sea necesario” -en dólares: ¿se está anticipando un colapso de la economía USA y un absurdo acaparamiento de dólares?- a esas entidades que aprobaron los exámenes. ¿Dónde estamos?, ¿qué está pasando?.
Lo mejor de todo es que la ciudadanía continúa bailando al son de la música que toca la orquesta, aunque posiblemente las opciones sean nulas. Para volver a repasar hoy: “They Shoot Horses, Don’t They?” (Sydney Pollack, 1969).
(Cambio de tema, ¿si?. Me escribe una persona que conoce la zona en la que reside mejor que la palma de su mano, de España, sí, de España; varias comarcas ocupadas por localidades pequeñas y medianas.
“(Ayer interesante reunión con (un exalto cargo del Gobierno regional anterior) y el actual alcalde de (nombre de una localidad de la zona). (El exalto cargo) dando instrucciones al alcalde para el gran tijeretazo que tienen que dar. Se lo advertí mil veces en la campaña, hoy los dos están acojonados. El alcalde se encuentra con que su representado debe X millones de euros, facturas por mil sitios, sentencias judiciales de personal, personal en exceso que no puede pagar y su sueldo que lo ve más que peligrando. Subirán todos los impuestos “subibles” y como ni bancos ni Gobierno regional les dan un euro, ya hablan de quiebra. Una auditoria interna será la disculpa para no solo no cumplir ni una sola promesa electoral, sino para anunciar recortes en todo y de forma drástica. Recogida de basura en los pueblos, luces públicas rurales (hablaban de poner contadores a los vecinos para copagar la luz: deben mucho a la compañía suministradora y saben que en cualquier momento les cortan la luz progresivamente). Un poema, tu, un poema”.
Sin comentarios).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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