Mi tesis ya la conocen: si las agencias internacionales soy unas malas malasombras, hace siete años también lo eran, pero entonces casi nadie decía nada al respecto. Pienso que las agencias no han tenido culpa alguna de que esta crisis se haya formado, al igual que no la tienen las entidades financieras de que el nivel de endeudamiento de familias y empresas haya llegado a donde ha llegado: era inevitable que sucediese lo que ha sucedido porque había que crecer. Pero vayamos más allá.
Con esta historia de que las agencias son unas guarras, y con las agencias rebajando las calificaciones de las deudas públicas de los países y los bonos de ciertos bancos podemos estarnos unos cuantos meses más, pero, ¿va a servir para algo?. ¿Qué utilidad tiene que un ministro insulte a una agencia?, y ahora ya, ¿para qué sirve decir que la deuda de Portugal es basura?.
La única realidad cierta es la de que la inmensísima mayoría de deudores no pueden pagar todo lo que deben, la de que todas las entidades financieras tienen en sus balances montones de cadáveres y de vivos en estado de coma, la de que la inmensa mayoría de los Gobiernos no tienen ni la más remota idea de cómo va a evolucionar la recaudación de sus contribuciones fiscales, la de que la mayor parte de la población ve como van pasando los días sin saber y son querer saber que va a suceder mañana. En el fondo, pienso, la pregunta a la afirmación de Moody’s de que el 25% de los bancos europeos va a suspender los tests es, ¿sólo?.
Pienso que hemos llegado a un punto en el que ya da igual lo que se diga porque en cuanto se haya dicho se va a pensar que la realidad es peor de lo que se ha dicho, y también da igual como sea esa realidad porque siempre va a haber alguien que diga que lo dicho es falso. Pienso que esta vía ya está agotada y que ha llegado el momento de poner todas las cartas sobre la mesa, es decir, pienso que ya ha llegado el momento de asumir que el modelo tiene un cáncer terminal.
Vuelvo a lo que aquí dije hace meses. Esta crisis -todas las crisis que como esta lo son son- son cánceres y como tales sus procesos son equivalentes a las evoluciones de un carcinoma. Primero se niega, y eso es lo que sucedió en la primera parte de la precrisis, entre Septiembre del 2007 y mediados del 2008. Luego se dice que algo puede haber, pero que es benigno y con ciertos remedios se subsanará el problema, y así pasó entre Septiembre del 2008 y Mayo del 2010: entre la quiebra de Lehman y el Ecofin del 7 de Mayo: se inyectaron salvajadas de dinero en la economía a fin de arreglar los problemas: el 30% del PIB en los países desarrollados.
Después se reconoce que el remedio no ha funcionado y que hay que extirpar algún nódulo o algún pólipo que es lo que está ocasionando los problemas, y así se está haciendo desde Mayo del 2010 con los recortes y reducciones de gasto y con los aumentos de impuestos a fin de eliminar el megadéficit que el remedio anterior causó. (En USA, de momento, continúan con más de la fase dos porque son muy suyos y porque el resto del mundo se lo permite debido a que son los únicos que imprimen unos papeles que se llaman dólares que aún sirven para muchas cosas). Evidentemente, la fase tres, en la que ahora estamos ni cura ni arregla, sólo agota y baja las defensas porque una sangría nunca ha curado un cáncer; el problema estriba en que aún no se ha admitido que el cáncer ya está aquí.
Bien, pienso que ya ha llegado el momento de asumir eso: que lo que le sucede al modelo es que es un enfermo de cáncer, admitir que el cáncer ya está instalado dentro del modelo y que lo está corroyendo, y que ese modelo ya no es viable, es decir, que se tiene que morir. Pienso que ya ha llegado el momento de que todo el mundo se siente alrededor de una mesa y ponga encima de la misma toda la porquería que acumula, toda la deuda que no pude pagar, todos los compromisos que no puede atender; ¡ojo!: sin dejarse absolutamente nada; pienso que eso lo han de hacer técnicos, no políticos, independientemente del color que tengan, y pienso que ya lo han de hacer ya, y cuando digo ya estoy queriendo decir ya. Y, ¿cuándo es ‘ya’?.
Pienso que este mes y los dos siguientes van a ser un pim-pam-pum de malo-peor-pésimo. Calificaciones bajo cero, descalificaciones cada vez más gruesas, precios de deudas crecientes, pelotas fuera, ‘Tú eres feo y yo soy genial’, recorto-recortas-recortamos-recortan, cotizaciones en montaña rusa, y cosas así; mientras, quienes tienen la información buena: las radiografías verdaderas, los scaners reales, se la irán mirando, y entre Septiembre y Octubre el veredicto: ‘El modelo tiene cáncer’. Y se asumirá todo lo que hasta ahora se ha estado suponiendo, y se materializarán todas las sospechas que hasta ahora se han estado haciendo.
Y será terrible, pero pienso que es la única forma de preparar las cosas para empezar a hacer cosas; y pasará, y no porque a la gente le guste sufrir, sino porque, en el fondo se es muy lógico: la única forma de poder superar un cáncer es asumir que se tiene, aunque en esta ocasión la solución sea eliminar este modelo y pasar a otro. No hay más.
(¿Crear la UE una agencia de calificación?, vale, fácil lo es; la pregunta es si una vez creada será aceptada por quienes tienen que utilizarla?.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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