Con título “Atenas, sometida a un doble electroshock’, el Sr. Juan Ignacio Crespo publica un más que interesante texto en la Pág. 22 de El País del 09.05.2011 en el que vierte una reflexión de profundidad insondable: la posibilidad de la autodestrucción de la UE.
La historia parece que comienza con Grecia, pero, ¿comienza con Grecia?. La UEM fue la destilación de un conjunto de necesidades de las transnacionales mundiales (de las financieras también, evidentemente: ¿no son transnacionales, o qué?). Lo que los países podían hacer cada uno por su cuenta estaba visto, y en el proceso de postglobalización que ya se estaba insinuando a mediados de los 90 faltaba un peso monetario semejante al dólar y al yen, un peso que el Deutsche Mark no podía cumplir (entre otras razones porque nunca sería aceptado por los franceses, ni por The UK, claro).
El euro nació por necesidad y con una misión muy concreta: favorecer y lubricar los negocios en-Europa, desde-Europa, y con-Europa, por eso cosas como ‘nivel de desempleo’, ‘tasa de pobreza’ o ‘renta mínima’ ni siquiera fueron sugeridas en Maastricht, y por ello el objetivo único y exclusivo del BCE pasó a ser el control de la inflación: del crecimiento que se ocupase cada país. Ya lo hemos comentado: no todos los que están debieron haber entrado, pero mientras ‘el mundo fue bien’ (y en Europa, evidentemente) las cosas marcharon, y el euro fue ‘fuente y caudal’ (Paco de Lucía, 1973) y estanque y depósito. Con los negocios crecientes se consiguieron beneficios descomunales como consecuencia de una actividad desmesurada, y a base de créditos se fueron tapando las carencias de los que no debieron haber entrado.
¿Puede Grecia salir / ser sacada del euro?, pienso que es preferible tenerla dentro y controlada, pero sí si se la aísla, si se la encierra en un recinto en cuyo tejado se coloque una bandera amarilla, y si se reinterpreta Schengen, ….
¿Problemas?, ¿qué peso tiene el PIB griego en el PIB de la UEM?; ¿su deuda actual?, está contratada en euros, luego seguiría siendo en euros, ¿no?, ¿o no?; ¿su dracma valdría muy poco?, bueno, ¿cuánto valía antes de ser admitida?, pues había que poner 340 dracmas encima de la mesa para obtener un euro. La población se miserizaría, evidentemente, y sería peor que si no hubiese entrado ya que cosas que tienen las perderían por no estar, y cosas que han tenido las perderían y jamás volverían a tenerlas, aunque cosas como esas siempre han importado relativamente poco, ¿no?. Pero posible, lo que se dice posible, lo es. (Y con corralito -con el dracma en danza lo sería- más aún).
The UK no quiere nueva ayuda a Grecia: piensa que no es interesante para él: recuerden: ‘Inglaterra no tiene aliados, Inglaterra tiene intereses’, Disraeli, ya, a mediados del XIX, claro. Vayamos más allá: ¿para qué una nueva ayuda?, ¿para ayudar, sobre todo, a unas entidades financieras que no son inglesas?; ¿para qué más inyecciones de fondos si ya no pueden pagar lo que ahora deben?.
Lo que no se cuenta a la opinión pública: lo que los Gobiernos inglés, alemán, … no cuentan a la suya: Grecia es un problema, pero EL problema es el euro: no es sostenible en su forma actual, luego hay que cambiar la forma; y no: no hay que liquidar el euro.
Y por favor, no se olvide nunca que el problema de Grecia es el problema de las entidades financieras que tienen la deuda griega, toda la deuda griega, ni que eso es extensible a España, a Portugal, a Italia, a todas las economías del euro. (Que poco se ha comentado que las entidades financieras españolas tienen el 30% de la deuda portuguesa y que el ‘rescate’ de Portugal era una cuestión de vida o muerte para ellas).
(¿España?, entre la pared y la espada. España es capaz de crecer lo que es capaz, y puede crecer lo que puede: el output gap de España supera hoy el 4% y el desempleo, ya saben: el 21%. España no puede crecer -ni reducir su desempleo- por lo que en España no puede aumentar los ingresos fiscales vía ‘más PIB’, por lo que la única vía que queda para acercarse al compromiso de déficit es el trinomio ‘tijeras-hacha-motosierra’. España no va a caer porque no interesa que caiga, pero va a tener que ir pagando lo que debe junto a lo que vaya debiendo.
Un panorama:
‘Españolito que vienes al mundo te guarde Dios;
la deuda, el paro y el nulo crecimiento van a helarte el corazón’
(Con permiso de Don Antonio Machado).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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