“El 9 de marzo de 2009 los índices del Mundo temblaron tanto que hicieron crujir los muros del Gran Templo del Capitalismo. Pero la mano de dios detuvo el derrumbamiento y se inició un próspero movimiento bursátil en atroz desacoplamiento con la realidad económica. Mientras medio mundo se iba al traste en lo social y económico, que ahora vemos en las revueltas Árabes o en los Movimientos de los jóvenes como el Movimiento 15 de mayo, los índices de las Bolsas miraban al cielo…”
“Tal es el despropósito, tal el desajuste, tal el divorcio entre realidad social, política y económica respecto a los movimientos de las Bolsas, que en el caso de los anglosajones, que saben mucho de todo esto, el S&P 500 ha doblado su valor desde el 9 de marzo de 2009 mientras el Nasdaq aún ha ido más lejos. Gracias a esto, el resto de las Bolsas ha podido evitar esa línea roja, que precipita a la sima…”
“¿Y ésto por qué? Porque los índices están intervenidos. En mis cuarenta años de experiencia en Bolsa he comprobado, que, con frecuencia, la falta de negocio, que es lo que ocurre ahora en todas las Bolsas del mundo, sí en todas, ayuda a subir los índices. Esto es así, porque la media docena de bancos de inversión en clara sintonía con otros tantos hedge funds manejan más fácilmente el comportamiento de las acciones que tienen peso en la confección de los índices…”
“Esto quiere decir, entre otras cosas, que el inversor final resulta molesto, muchas veces, a los poderosos del mercados, porque, dicen los poderosos, los inversores finales son débiles en sus planteamientos e insensatos a la hora de formalizar las operaciones tanto de compra como de venta…”
“Sólo con la irrupción de flujos ciertos en el mercado, con la llegada de más y más inversores finales a los mercados se puede romper este círculo viciado y manipulado. No es la primera vez que sucede en Bolsa. Yo ya lo he vivido en más de una ocasión…”
“Y mientras estos sucede, mi consejo es que usted, inversor final, se dedique a leer o pasear con su perro. No se meta en el berenjenal de la Bolsa, porque estos jugadores de alto copete lo van a dejar cacareando y sin pluma…”
Atentamente, Isidoro Guzmán
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