jueves, 19 de junio de 2014

Taxi

Hace escasos días recibí un mail de un lector, desde Argentina.
“Hola, soy (su nombre) (argentino) actualmente resido en Buenos Aires. En el 2002 debido a la crisis económica que afectaba de lleno a mi país decidí hacer las maletas y probar suerte en  España (con mis 22 años recién cumplidos)
Encadene trabajos esporádicos, inclusive hice las veces de vendedor ambulante, hasta que finalmente emprendí un proyecto propio de diseño y estampado de camisetas.
Por esos tiempos debo confesar que me sentía en el paraíso y no era para menos, las cosas parecían enderezare y el futuro se me antojaba más benévolo.
Pero el tiempo pasa y aunque mantuve más o menos a flote el negocio (solo contrataba a alguien, generalmente un amigo, para tiradas grandes) por el 2009 las cosas ya se empezaban a poner feas. Tanto así, que después de meditarlo concienzudamente acepte la oferta de un amigo y en el 2010 volví a Buenos Aires para abrir (un tipo de negocio) en la capital.
Por razones diversas decidí vender mi parte de la de la sociedad (mi 50%) y con el dinero compre un taxi (coche+chapa). El total de de la inversión del taxi en agosto del 2013 fue de  260.000$ (pesos argentinos). Actualmente para realizar la misma operación se debe desembolsar unos 350.000$ (pesos argentinos). Me pregunto si además de la inflación el precio sube porque se está "comprando un puesto de trabajo".
Por las calles de la capital se ven inmigrantes de todas las nacionalidades, inclusive africanos algo impensado años atrás, intentando vender sus mercaderías...no puedo evitar recordar la postal muy parecida de Madrid.
En mi teléfono móvil tengo una aplicación EASY TAXI por la cual consigo viajes de forma muy sencilla y sin ningún intermediario (recepcionista de radio taxi) los pasajeros están muy contentos con el servicio y aunque todavía no es muy conocido no tardara en masificarse. Una aplicación de este tipo supone un golpe mortal a varias empresas de radio taxis....todo se acelera....
Hoy con mis 34 años miro la vida bastante distinta de cuando llegue a España y aunque todavía no había leído "el crash del 2010" por suerte siempre me desagradaron las deudas”.
Mi respuesta fue:
“Muy interesante lo que Ud. comenta. Por ejemplo que cuando estaba en España no percibiese la degradación económica hasta el 2009: lógico: el bien que Ud. manufacturaba era de precio reducido, aunque extraño que no percibiese los efectos del Plan E, una serie de gastos absurdos que se realizaron en casi todo el mundo para reactivar algo imposible de reactivar y que lo único que produjeron fue deuda pública.
Ud. venía de una situación post-corralito/corralón y España le pareció genial porque ignoraba que aquel ’España va bien’ estaba basado en un crédito exterior absurdamente barato debido al euro, y a un endeudamiento privado interior galopante. En el 2010 Ud. decidió volver, pienso que con buen criterio al tener una alternativa, lo que sucede es que en Argentina se encontró con lo que se encontró.
Curioso lo que dice sobre el taxi. Pienso que sí, que en parte se está comprando un puesto de trabajo, por eso ya pasamos en España hace unos años, ahora existe un exceso de capacidad en el sector del taxi debido a que la figura tradicional: un taxi y un taxista propietario se ha visto modificada por un taxi trabajando a dos o tres turnos. Además, la aparición bastante masiva de la aplicación Uber ha hecho que los problemas se incrementen.
Actualmente, en Barcelona, una licencia de taxi cuesta unos 220.000 USD, lo que equivale a unas siete veces el PIB pc de España, el precio que Ud. me da equivale a unas 2,5 veces el de Argentina. En cualquier caso si trabajando como taxista Ud. obtiene una renta suficiente bien está, pero eso en España cada vez le es más complicado a un taxista.
Ud. vivió toda la fase del ‘España va bien’: 2002 – 2007, y el principio del ir mal; desde luego: el 2014 no tiene absolutamente nada que ver con el 2006.
Gracias por sus comentarios y guárdese de la inflación”.
Está claro que ese tipo de aplicaciones para conectar ‘usuario’ y ‘chofer’ han llegado para quedarse, pero, nuevamente, estamos ante un caso de apáñenselas-como-puedan. La tecnología es imparable, cierto, pero los humanos (no sólo los españoles) tenemos una cierta tendencia a pensar que las cosas se arreglarán siempre por sí solas. No sólo no suele ser verdad, sino que en muchas ocasiones que sí lo es, se arreglan, pero mal.
@sninobecerra
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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