La Generalitat rebajará el sueldo a los funcionarios que menos rindan
El Gobierno catalán impondrá evaluaciones entre los funcionarios de 
la Generalitat. Ese es uno de los ejes sobre los que girará el Plan de 
Reforma y Modernización de la Administración que aprobará hoy el 
Ejecutivo de Artur Mas.
 El objetivo, según explicó ayer el secretario general de Gobernación, 
Lluís Bertran, es mejorar la eficiencia y la productividad del cuerpo de
 trabajadores públicos. De los resultados de ese control sobre los 
funcionarios dependerán diferentes condiciones laborales: desde la 
retribución hasta la promoción interna, además de la detección de 
carencias y sus necesidades formativas.
Pero la evaluación podrá tener también consecuencias contrarias a los
 intereses de los empleados analizados. "En casos de evaluaciones 
negativas reiteradas podría llegar a comportar, en casos extremos, la 
desvinculación o la remoción en el puesto de empleo que se ocupa", 
señaló Bertran en la comisión parlamentaria. Posteriormente, la 
vicepresidenta Joana Ortega
 matizó que no se tratará de despidos, prohibidos por el Estatuto Básico
 del Empleado Público, sino de rebajas en el escalafón laboral.
La propuesta de la evaluación que ahora propone el Gobierno catalán, y
 que tendrá que ser legislada en el Parlamento, surge de los diferentes 
informes que ha solicitado el departamento para encauzar una reforma que
 analiza desde hace al menos dos años. Según las pretensiones con las 
que parte Gobernación, está previsto introducir cambios en el sistema de
 reclutamiento del personal, en los que se tendrán que acreditar 
conocimientos de idiomas para poder aspirar a determinados cargos, a los
 que se accederá después de hacer pruebas específicas. Ortega incidió en
 la necesidad de impulsar la meritocracia y aseguró que el nuevo modelo 
deberá contribuir a aprovechar mejor el 40% de los empleados de la 
Generalitat que cuentan con una formación superior a los empleos que 
cubren.
La otra gran novedad de la reforma que impulsa Ortega es la creación 
de una nueva categoría laboral, que en el escalafón se situará entre los
 cargos políticos y los técnicos y a la que el Gobierno se refiere como 
dirección pública profesional. La vicepresidenta se refirió a esta como 
"un cuerpo intermedio" con el que "se trata de profesionalizar la 
Administración". "Tendrán que tener tanto profesionalidad técnica como 
confianza en el ámbito político y, a la vez, capacidad de dirección, de 
liderazgo y de motivación de sus equipos", señaló Bertran, quien explicó
 que su retribución estará regida por objetivos determinados 
previamente. La creación de este rango profesional en la Administración 
es una de las primeras medidas que prevé impulsar el Gobierno: la 
memoria preliminar de la ley que la regirá se aprobará de forma 
inmediata.
La otra gran novedad de es la creación de una 
nueva categoría laboral, que en el escalafón se situará entre los cargos
 políticos y los técnicos
Ortega también subrayó el interés del Ejecutivo de extender la 
colaboración público-privada, a través del partenariado institucional. 
La vicepresidenta no concretó cómo se impulsará y tan solo afirmó que 
debe servir para "proveer servicios y las infraestructuras necesarias",
Ortega encargó tres informes a expertos para lanzar la reforma de la 
Administración. El más polémico de todos fue el del grupo que encabezó 
el catedrático Guillem López Casasnovas que abogaba
 por una Administración pública con mayoría de personal laboral en la 
que solo sean funcionarios los profesionales con responsabilidades como 
la seguridad o la contratación pública.
El informe, que avanzó este diario en mayo del año pasado, provocó el
 rechazo de la oposición y los sindicatos de la función pública, que 
añadían otro motivo de enfado a los recortes que sufren desde 2012. 
Ayer, la vicepresidenta reiteró que "el hecho de reformar la actual 
estructura no implica ningún despido y nadie perderá su condición de 
funcionario".
El informe, que avanzó este diario en mayo del año pasado, provocó el
 rechazo de la oposición y los sindicatos de la función pública, que 
añadían otro motivo de enfado a los recortes que sufren desde 2012. Los 
160.000 empleados de la Generalitat (230.000 si se cuenta todo el sector
 público) afrontaron en 2012 por primera vez un recorte sin precedentes,
 con medidas como la eliminación de una paga extra o la reducción de un 
15% de jornada y sueldo de los interinos (unas 6.700 personas). Ambas 
medidas, todavía vigentes, fueron coyunturales, pero la administración 
catalana aplicó también recortes estructurales (como la reducción de 
días de asuntos personales o la eliminación de tíckets comedor) se logró
 un ahorro de 625 millones de euros.
En julio del año pasado, en su última comparecencia en el Parlament,,
 la máxima responsable de la administración catalana, la vicepresidenta,
 Joana Ortega, defendió los recortes aplicados sobre la administración 
pública catalana en los dos últimos años con el argumento de que se han 
hecho para evitar males mayores. Ortega aseguró que recortes como no pagar la extra o reducir la jornada y el sueldo un 15% a 6.800 interinos
 han evitado el despido de 24.000 empleados públicos. El cálculo sale de
 dividir los 730 millones de euros de recorte anual entre 30.000 euros 
de sueldo medio en la Administración.
No hay comentarios :
Publicar un comentario