Los bancos españoles son el siguiente gran reto al que tiene que
enfrentarse la eurozona y posiblemente provoque otra ronda de rescates
bancarios, lo que probablemente casi involucre un rescate en efectivo de
la zona euro. Con Bankia a la cola para obtener un rescate por importe
de 23.500 millones de euros (que todavía no está claro de donde saldrá
todo ese dinero), la cascada de eventos puede estar ya en marcha.
Sin embargo, el Gobierno español tiene otro problema en sus manos, que
es un claro recordatorio del pedregoso camino por el que se mueve el
euro en su conjunto: las autonomías.
Mariano Rajoy ha culpado a las regiones del fracaso de España para
cumplir con objetivo de deuda y déficit mandado por la Unión Europea. En
torno a la mitad de los ahorros que tiene previsto España - 18.000
millones de euros - tendrán que venir del ajuste de las comunidades
autónomas. Pero esto no va a suceder, comenta Mats Persson, director del
prestigioso think tank independiente Open Europe en un artículo en The
Independent.
De hecho, Cataluña ya ha pedido ayuda al gobierno central para repagar
deuda por valor de 13.000 millones de la deuda, lo cual afectaría más a
las finanzas públicas del país. Y el siguiente gráfico es una mala
noticia:
Se muestra cómo en vez de buscar el ahorro, las autonomías parecen ir
atrasando los contratos actuales, retrasando el pago de las facturas.
Estas facturas tendrán que ser recogidas tarde o temprano por el
Gobierno central, socavando aún más la capacidad del país para cumplir
con los objetivos de déficit.
Pero hay algo más aquí con una relevancia enorme para el conjunto del
euro: lo difícil que es imponer la centralización en una estructura
intrínsecamente regionalizada. Por diversas razones históricas España
sigue siendo un Estado muy descentralizado. La constitución
post-franquista de 1978 dio a las regiones una gran cantidad de
autonomía, con derecho a legislar sobre ámbitos que van desde la
asistencia sanitaria a las infraestructuras, mientras que el 50 por
ciento del total del gasto público en España está controlado por las
regiones. El gobierno de Rajoy está ahora tratando de recuperar parte de
esa autonomía, al otorgar al Gobierno central el poder de hacerse cargo
de las finanzas autonómicas que incumplan los objetivos de déficit.
"Pero, a nadie sorprende, Rajoy se enfrenta a la masiva oposición de
regiones fuertes y de mente más independiente", dice Persson. El País
Vasco ya ha amenazado con llevar al Gobierno ante el Tribunal
Constitucional sobre los recortes sanitarios y en la educación, mientras
que el presidente catalán, Artur Mas, ha amenazado con romper con el
Partido Popular de Rajoy, a menos que a Cataluña se le conceda una mayor
autonomía fiscal. En realidad, Rajoy está atrapado. Cualquier recorte
adicional a la independencia regional, podría causar una enorme reacción
política, mientras que probablemente también necesite un cambio en la
Constitución, algo que sería prácticamente imposible.
Esto plantea una pregunta muy incómoda para el futuro de la zona euro.
Si el Gobierno Central de España no puede controlar el gasto en sus
regiones, ¿cómo habrá alguien en el mundo que crea que Berlín, Frankfurt
y Bruselas, puedan hacerlo con Grecia, Portugal, Italia e incluso la
misma España? Si el modelo de gobierno de España - basado en una serie
de delicados compromisos para conciliar las diferentes culturas y
experiencias históricas - es tan sensible a cualquier movimiento en la
dirección de una mayor centralización, ¿cómo de difícil será para la
zona euro lograr un federalismo fiscal entre los 17 países, con modelos
parlamentarios y económicas, estructuras de gobierno, y preferencias
culturales tan diferentes?
"Estas preguntas ya no son académicas", dice Persson. Los comentarios
sobre una deuda colectiva en moneda única - a través de los eurobonos -
se están intensificando. Si usted se sienta en Berlín o Helsinki, este
compromiso sólo puede funcionar si está sujeto a un acuerdo brutalmente
simple: os damos nuestra calificación de crédito, si usted nos da el
control sobre sus gastos. Como un gran microcosmos de la zona euro, el
caso de España muestra lo difícil que será sacar este acuerdo adelante.
Fuentes: Mats Persson - Director de Open Europe
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