“Efectos perversos, porque las empresas descapitalizadas tienen menos músculo financiero para acceder al crédito, que si ya es inaccesible en estos momentos aún lo es más cuando el tamaño de quiénes lo solicitan es muy reducido. Muchas empresas de capitalización media y pequeña no podrán desarrollar sus proyectos y entrarán, de manera inevitable, en concurso. Por eso, hay que tener cuidado con los dividendos que se anuncian hoy, porque pueden ser agua de borrajas mañana”, añade.
“Una de las claves del meollo se encuentra en la situación de fondo de la banca mundial, en general, y de la española, en particular. La banca está atrapada en la ciénaga de la Crisis Global. Las autoridades y bancos centrales las tienen cogidas de pies y de manos. No hay crédito disponible, porque los bancos tienen que arreglar primero su situación, curarse, si es que pueden, las entrañas”, prosigue.
“Los bancos necesitan más capital. Las autoridades europeas están preparadas para acelerar los planes para recapitalizar los 16 bancos que estuvieron a punto de suspender los test de estrés europeos que se realzaron el pasado verano en un esfuerzo coordinado para tranquilizar a los mercados sobre la fortaleza del sector bancario del bloque. Una alta autoridad francesa declaró que los 16 bancos tendrían que buscar nuevos fondos inmediatamente. Aunque se ha especulado con que los bancos franceses están buscando más capital, ninguno de ellos aparece en la lista. Otras autoridades dijeron que las discusiones aún estaban en proceso. El movimiento afectaría principalmente a entidades de capitalización media. Siete de ellas son españolas (Banco Popular Español, Bankinter, Caixa Galicia, BFA-Bankia, Banca Cívica, Caixa Ontinyent y Banco Sabadell de España), dos proceden de Alemania, Grecia y Portugal, y una de Italia, Chipre y Eslovenia. La lista incluye a la alemana HSH Nordbank y a Banco Popolare de Italia”, recuerda.
“¿Las familias y el efecto pobreza? Por tercer año consecutivo las familias aumentaron su participación en el mercado bursátil español y al finalizar 2010 detentaban un 22,2% del valor de todas las compañías españolas cotizadas en la Bolsa Este porcentaje supera en 2,1 puntos al registrado en 2007. Los datos también confirman un año más a los inversores extranjeros (no residentes) como los principales propietarios de las acciones de las compañías españolas cotizadas con un 39,2% del valor total de las compañías cotizadas en su poder, casi un punto porcentual menos que en 2009 pero la segunda cifra más alta desde 1992. Son conclusiones que se extraen de los cálculos que anualmente realiza el Servicio de Estudios de BME sobre la estructura de la propiedad de las acciones de las empresas españolas cotizadas. Según estas mismas cifras se observa que en 2010 ha continuado cayendo la participación de los bancos y cajas españoles hasta el 4,6%, su mínimo desde que se publican estos datos. El pasado año 2010 fue negativo para la cotización de muchas de las empresas cotizadas en la Bolsa española especialmente por el efecto del riesgo país derivado de la debilidad económica, el elevado déficit fiscal y el endeudamiento exterior.
lacartadelabolsa
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