Los planes a lo que se refiere el título no son esos en los que podrían estar pensando, aunque …; y las herramientas no son las que se llevan en el capó del automóvil para cambiar una rueda pinchada en el caso de que no se disponga de cobertura para telefonear a un servicio de asistencia en carretera, pero …; ni las hojas de tareas son las que cuelgan de los electrodomésticos que se apilan en los talleres esperando a que sean reparados, sin embargo …
El País del 21.04.2011, en su Pág. 21 publicó una entrevista críptica y arcana -aunque clara como el agua de deshielo si fue leída con cuidado- a una de las personas que más tiempo lleva colaborando en los talleres en los que está siendo diseñado el nuevo modelo que sucederá a este nuestro ya agotado: Olivier Blanchard, economista jefe del FMI, aquella persona que a mediados de los 90 dijo que temblásemos si viésemos que la productividad descendía en USA, pero que no nos preocupásemos de USA mientras eso no sucediese. A mediados de los 90 nadie hablaba de la deuda: no tocaba: para hablar de la deuda había que endeudarse más que muchísimo, pero M. Blanchard continúa hablando de la productividad.
Leyendo la entrevista cobra todo su sentido aquello de que algo es importante cuando pasa a serlo: cuando no lo es da exactamente igual lo que suceda. Dice M. Blanchard que es muy, pero que muy preocupante que USA carezca de un plan para reducir su déficit (interpreto que se refiere al presupuestario, pero estoy convencido que M. Blanchard también estaba pensando en el comercial). Es preocupante … hoy: nunca jamás USA tuvo un plan para reducir sus déficits, pero es que daba exactamente lo mismo: mientras el resto del mundo financiase a USA y USA gastase y consumiese lo necesario para tirar del resto del mundo, tanto daba el déficit que USA pudiera tener, pero ahora que el resto del mundo está endeudado hasta las pestañas y/o dependen de que otros les compren para poder crecer aquella fórmula se ha convertido en inadecuada. ¡Y USA no tiene un plan!.
Paralelamente (y por eso pienso que M. Blanchard estaba pensando en todos los déficits), USA imprime los papeles con los que se pagan las commodities, papeles que cada vez valen menos porque cada vez su economía está peor, es más inestable y despierta menos confianza, por lo que el precio de esas commodities -que cada vez son más escasas- tiende a subir, por lo que aumentar la productividad es esencial, algo que es posible pero que tiene consecuencias enormes, sobre todo para una economía, la USA, que se nutre en el 65% del consumo interno, por lo que más productividad, si las exportaciones no crecen, supone más desempleo interno en una economía cargada de deuda hasta los topes y con una población armada hasta los dientes. Cocktail explosivo a no ser que USA encuentre un sustituto a su dependencia del consumo, o a no ser que se vaya por otro lado.
Pero M. Blanchard no deja su tema: la productividad. Europa tiene una baja productividad media y los países del Sur la tienen bajísima. Por vez primera leo que esos países del Sur no se van a salvar sólo con recortes de gasto: absolutamente de acuerdo; esas economías deben aumentar su productividad, super de acuerdo, pero M. Blanchard no dice como, pero lo que si hace es dar una alternativa: reducir salarios y modificar el mercado de trabajo.
Es la misma idea de cuando el euro fue puesto en marcha: ‘los países del Sur’ no podían entrar en el euro porque su productividad era bajísima, por lo que si entraban tendrían que hundir sus salarios; aquello no sucedió porque esos países tenían que consumir, debían gastar; cuando la fiesta se ha acabado se ha vuelto a aquella idea, añadiendo la precarización del mercado de trabajo, el empobrecimiento de sus poblaciones, ¿por qué?, pues porque, y pienso que M. Blanchard lo sabe, las economías del Sur no pueden aumentar su productividad porque, en su conjunto, no es necesario que lo hagan. Piénsese: ¿es preciso, necesario, conveniente, que España, toda España, coloque su productividad en cotas suecas?, evidentemente, no, además, si lo hiciese, ¿qué haría España con los excedentes que manufacturaría?, ¿hacer la competencia a quienes hoy tienen una alta productividad?.
En esa panoplia de utensilios en los que se está trabajando y que constituyen las bases del nuevo modelo está claro que ‘toda España’ no va a tener cabida: de cara a la prensa puede que sea vendible la idea de una España empobrecida en su conjunto con salarios de miseria, fabricando alpargatas de esparto y atendiendo a hordas de turistas de ínfimo poder adquisitivo, pero es obvio que ese modelo es insostenible porque los recursos que consumiría serían superiores al valor que generaría, lo que es inadmisible en el modelo hacia el que vamos, algo que M. Blanchard sabe perfectamente.
Vamos hacia un escenario de optimización, por lo que será esencial la coordinación. Es imposible una España totalmente empobrecida, de la misma forma que es impensable una USA dominando el planeta, una Alemania fabricando todos los Porsches del mundo, una China que elabore todas las Barbies del orbe, y todos compitiendo entre sí por un cacho de molibdeno o por un barril de petróleo. Pero si es pensable una economía planetaria coordinada, clusterizada, donde la productividad pueda crecer y donde optimizar sea factible.
USA no tiene un plan porque hasta ahora no era necesario que lo tuviese. España en su conjunto tiene una baja productividad porque hasta ahora era conveniente que así fuese. Alemania se ha dedicado a fabricar superautomóviles y China supermuñecas porque así tenía que ser, y nadie competía de verdad contra nadie porque, en un entorno de endeudamiento convenientemente creciente, con unos papeles podían conseguirse todas las commodities que fuesen precisas ya que se hacía como si hubiese para todos. Aún se sigue diciendo lo mismo, pero con la boca mucho más pequeña que antes, y pensando en pasado mañana. Y no, pienso que no hay un plan al detalle de lo que se hará dentro de cuatro años si llueve el 4 de Febrero en Estocolmo, y no lo hay porque el manual se está escribiendo en estos mismos momentos, pero las líneas maestras ya están trazadas.
Algunas zonas van a ser necesarias, otras no; algunas personas van a ser imprescindibles (no insustituibles: no es lo mismo), otras ni siquiera van a ser precisas; ciertos desarrollos van a ser esenciales, básicos, y ellos dispondrán de los recursos que les hagan falta, los demás … Hasta ahora se ha estado pensado en global y ya hay que ir pensando en postglobal: la economía lo es, pero eso tiene consecuencias: el paso de un ‘todo’ y unos ‘todos’ a unas ‘partes metacoordinadas’ y un ‘algunos hiperconectados’. El resto …
Y algo así es nuevo, absolutamente nuevo, y muy distinto a lo que sucedió en el 29. Entonces fue una crisis sistémica por agotamiento del modelo en uso que se produjo en un entorno de ir-a-más; ahora es algo muy perecido que sucede en un escenario en el que se va-a-menos; es un tema de escasez y de excedentes. Y no es lo mismo, no.
(¿Recuerdan que a finales del año pasado se dijo que WikiLeaks / wikiLeaks anunció que a principios del 2011 iban a ser publicados 90.000 documentos de temática exclusivamente económica?. Ya estamos a finales de Abril, ¿dónde están?).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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