El Banco central de China elevó el pasado martes el tipo de referencia de los depósitos a un año en 25 puntos básicos a un 3,25% y el de referencia de préstamos a un año en la misma magnitud hasta el 6,31%. Los inversores de todo el mundo están prestando toda la atención a si China se enfrenta a un soft landing o hard landing, siendo este último caso muy perjudicial para los mercados bursátiles globales. Sin embargo, no todos creen que el problema resida en el corto plazo y miran a 2013 como el año clave para China.
Y esta es la opinión de Nouriel Roubini - uno de los economistas más seguidos por Wall Street, presidente de Roubini Global Economics y profesor de la Universidad de Nueva York.
Roubini se ha reunido con varias autoridades de política monetaria en China, con ejecutivos de bancos y académicos, en un momento donde el gobierno ha lanzado su plan a cinco años y reitera en su última nota su visión de que existe una fuerte contradicción entre las perspectivas económicas en el corto y en el medio plazo.
“La economía se está sobrecalentando, aquí y ahora, pero estoy convencido de que, a medio plazo el exceso de inversión de China resultará deflacionario tanto a nivel nacional como mundial”, dice.
El profesor de la Universidad de Nueva York comenta que una vez que el aumento de la inversión fija se convierta en imposible, muy probablemente después de 2013, China se encaminará a una fuerte desaceleración. Un continuo descenso del crecimiento liderado por la inversión exacerbará el exceso visible de capacidad en el sector manufacturero, bienes inmuebles e infraestructuras.
“Creo que esta dicotomía entre las presiones alto-crecimiento/inflación de los próximos dos años y un crecimiento que se topará con un muro de ladrillos en la segunda mitad del quinquenio, es mucho más importante que el enfoque actual de un soft landing en medio de un crecimiento de dos dígitos”. Un gran número de eruditos locales cercanos a los círculos políticos están de acuerdo en que este es el mayor desafío de los próximos años. Estos son los grandes retos que apunta Roubini a los que se enfrenta China:
- A pesar de la retórica política sobre la subida de la participación del consumo en el PIB, el camino de menor resistencia es el status quo. Los detalles del nuevo plan revelan la continua dependencia de la inversión, incluida la vivienda pública, para apoyar el crecimiento, en vez de una reforma fiscal, transferencias fiscales sustanciales, liberalización del sistema de registro familiar o una relajación de la represión financiera.
- Ningún país puede ser bastante productivo para coger el 50% del PIB y reinvertirlo en nuevo capital sin enfrentarse al final a un exceso de capacidad y a un gran problema de morosidad. Muy probablemente después de 2013, China sufrirá un aterrizaje duro. China tiene que ahorrar menos, reducir la inversión fija, recortar las exportaciones netas como porcentaje del PIB y aumentar el consumo como proporción del PIB.
- China está llena de exceso de inversión en capital físico, infraestructuras, y fincas. Para un visitante, esto es evidente ante unos aeropuertos vacíos y unos trenes bala que reducen la necesidad de los 45 aeropuertos proyectados, las carreteras a ninguna parte, enormes edificios públicos, pueblos fantasmas y nuevas fundiciones de aluminio que permanecen cerradas para evitar el hundimiento de los precios mundiales.
- Llevará unas dos décadas de reformas para cambiar los incentivos a sobre invertir. Las explicaciones tradicionales de la alta tasa de ahorro (la falta de una red de seguridad social, servicios públicos limitados, el envejecimiento de la población, el subdesarrollo de las finanzas de consumo, etc.) son sólo una parte del rompecabezas, el resto es que el sector familiar contabiliza menos del 50% del PIB.
- Algunas de las acciones políticas chinas han dado lugar a una transferencia masiva de ingresos desde los hogares a la corporaciones con poder político: una moneda débil que provoca que las importaciones sean caras, los bajos intereses de los depósitos y los bajos tipos en los préstamos para las empresas y que los promotores constituyan un impuesto sobre el ahorro y la represión en el trabajo, han provocado que los salarios crezcan mucho menos que la productividad.
- Para suavizar la represión de los ingresos familiares, China necesitaría una apreciación más rápida del tipo de cambio, una liberalización de las tasas de interés y un aumento mucho más acusado en el crecimiento salarial. Más importante aún, China tendría que privatizar sus empresas estatales a fin de que sus beneficios se conviertan en ingresos para los hogares y/o que los inmensos beneficios fiscales de las empresas de propiedad estatal se transfieran a las familias.
http://www.lacartadelabolsa.com/leer/articulo/el_gran_problema_en_china_aparecera_a_partir_de_2013
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