“La cuestión es que el capitalismo no es ya sólo un modelo económico, sino un modelo “cultural”, profundamente implantado en nuestra sociedad. El trabajador medio tiene como aspiraciones el coche, la hipoteca, la tele y la semana en la playa. Su concepto de triunfar en la vida es tener un coche más potente, una hipoteca más grande, una tele de más pulgadas, y poder irse una semana más a la playa (o bien poderse gastar algo más en la de siempre). Resulta que el empresario tiene estas mismas aspiraciones, aunque algo más abultadas; la diferencia es cuantitativa, no cualitativa. Si sacas al empleado de su papel como trabajador y lo colocas en el de empresario, reproducirá a la perfección el rol que se le presupone a éste.
Básicamente, no (sólo) estamos ante un problema de clases (nosotros, los explotados, los buenos, contra ellos, los explotadores, los malos). Es un problema más profundo, a nivel cultural. Todos estamos metidos en la misma dinámica (la aceptamos pacíficamente, sin resistencia), con la salvedad de que algunos pocos consiguen estar más arriba y la mayoría se queda en los niveles de abajo (aunque siempre con esperanzas de ascender). Es todo relativo, una cuestión de donde te sitúes en la escala. Conozco a más de un sufrido trabajador explotado que cuando ejerce de explotador (por ejemplo, sobre la inmigrante que le limpia la casa) lo hace que da gusto. ¿Acaso no somos también explotadores los de la “working class” cuando compramos cada día productos baratos producidos en régimen de explotación en países subdesarrollados? Nos da igual.
¿Este modelo económico-cultural nos ha sido implantado a la fuerza, como sostienen algunos? ¿O bien ha triunfado porque responde a las aspiraciones esenciales de la gran mayoría de la gente, como dicen otros? Vaya usted a saber. La cuestión es que, sea por lo que sea, de momento no se ha alcanzado la masa crítica necesaria para cambiarlo… Ni siquiera con una crisis global.
Íbamos a reformar el capitalismo, y al final ha sido el capitalismo quien nos ha reformado a nosotros. “Las circunstancias nos han obligado a tomar estas medidas”, dice Zapatero en el peor momento de su carrera política, en el día en el que las circunstancias le derrotan, en el funeral de su discurso. “La crisis no la pagarán los más débiles”, repetía hasta hace nada el presidente. Y ahora la crisis la pagarán los de siempre: pensionistas, dependientes, madres, funcionarios y, por supuesto, ese 20% de parados.
El poder político ya no tiene mucho que decir. Hay otros soberanos, los mercados, que son ahora los que imponen sus reglas. El problema aquí ya no es la crisis, ni la congelación de las pensiones, ni el recorte del 5% en el salario de los funcionarios. El problema es que la democracia ha hecho aguas. El capitalismo feroz y salvaje le ha dado la estocada de gracia. Se acabó el poder del pueblo. La soberanía popular ya no existe. Ahora ya no gobierna el presidente del gobierno, ahora gobierna el capital, sin careta ni nada. Bailamos al son de las coplas de los inversores. Además, la victoria es doble, porque también han conseguido dividirnos a los trabajadores y que nos peleemos entre nosotros: funcionarios, asalariados y autónomos, todos cargamos los unos contra los otros. El nuevo orden mundial ha comenzado. Que Dios reparta suerte”.
No he añadido ni una sola coma. (Lo habrán deducido: el Capitalismo no es un modelo, sino un sistema, pero se entiende igual).
(A partir del 01.01.2011 en España se reducirán cinco puntos en el tipo del Impuesto sobre Renta de Sociedades a aquellas pymes que conserven o amplíen su nivel de ocupación del factor trabajo. Volvemos a lo mismo: se está comprando empleo: ‘Si Ud. es una pyme y no echa a nadie y/o contrata a más gente, pagará menos impuestos sobre los beneficios que tenga’, pienso que es absurdo y que, si llega a aplicarse, tendrá un muy escaso seguimiento: conocen mi postura: se contrata a quien se necesita y no porque se de una ayuda para la contratación, y menos ahora: ¿se está pretendiendo comprar posibles pérdidas de competitividad?).
(Ya saben lo que opino de China: se ha aceptado -porque ha
convenido- que China era un gigante, pero lo que es: un país con el 16% de la población mundial y que fabrica bienes a costes bajísimos. (No se reconocen los derechos humanos, ya, pero en la época de ‘Las Dictaduras Amigas’ tampoco en ellas se reconocían y se hablaba del tema muchísimo menos; y no, aquello no justifica esto, pero como siempre, unos son menos iguales que otros).
Bueno a lo que íbamos. Conocen también lo que pienso que va a suceder con China: una economía cuyo PIB es generado en un 40% por las exportaciones no es sostenible, y no lo es porque la dependencia con respecto al exterior es monstruosa. Tampoco, sigo pensando, lo es porque su productividad es más que bajísima, y eso: una elevada productividad, va a ser megafundamental. Ni es sostenible, ni imaginable que la economía china tenga que crecer al menos al 6% anual simplemente para absorber el crecimiento vegetativo anual de la población activa. A eso añadamos las historias de miedo que circulan (en China, no aquí) en relación a su sistema financiero: multitud empresas quebradas artificialmente sostenidas, montañas de créditos incobrables concedidos a empresas que ya no existen, desapariciones de razones sociales de la noche a la mañana, …, aunque sólo fuese cierto el 10% de tales historias sería para preocuparse muy mucho.
Y en este decorado el BCCh ha elevado los tipos de interés. ¿Extraño?, no tanto. Las autoridades chinas conocen el escenario en el que está jugando la economía mundial, y saben lo que ahora viene. China sabe que se van a producir repatriaciones masivas de capital a los países de procedencia, por lo que busca, en parte retener a un porcentaje de ese capital, en parte estimular el retorno de capital que se ha ido a otros lugares. Pienso que el BCCh subirá más los tipos y si se aprecia el yuan, pues muy bien: que se aprecie, y si los gritos para que se produzca una revaluación de la moneda arrecian y se convierten en tumulto, dice que está pensando vender parte de la deuda USA con que cuenta y que va a invitar a Kim Jong-il a pasar unos días en Beijing y se acabaron las protestas. (Ya: esas amenazas tiene fecha de caducidad, pero, ¿qué es lo que no lo tiene?).
Lo que son muy, muy significativas son las palabras de Mr. Liu Shijin, subdirector del Centro de Investigación y Desarrollo, dependiente del Consejo de Estado: “No tenemos que preocuparnos demasiado porque la economía se expanda de forma moderada, porque el crecimiento actual es demasiado alto para China” (El País 20.10.2010, Pág. 23), seguro, seguro, pero, ¿por qué suena a que se está preparando a la opinión internacional para un descenso apreciable en el crecimiento chino?).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramón Llull.
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