¿Y ahora dice la Comisión que se ha dado cuenta de que lo que se ha estado haciendo desde Mayo del 2010 no era lo que debía haber hecho porque no ha sido efectivo ni metodológica ni conceptualmente para que abandonaran la crisis los países más débiles de la zona euro?.
Pienso que podría pensarse que ni es cierto que no se dieran cuenta del impacto que las medidas iban a tener sobre el conjunto de la UEM, ni lo es que no calibraran las consecuencias de sus decisiones sobre las economías de los países más débiles; al igual que podría pensarse que no fue un error la entrada del FMI en la toma de tales decisiones, ni, tampoco, el papel desempeñado por los Gobiernos en la gestión de esa cosa denominada ‘estrategia de salida de la crisis’: cuantos más fueran los participantes más diluidas quedarían las responsabilidades.
La propia evolución de los hechos lo pone de manifiesto: los PIIGS jamás debieron haber entrado en el euro porque su productividad y la estructura de su PIB nada tenía que ver con las de las economías del Área del Marco. Los PIIGS jamás debieron haber entrado, por eso se les metió.
Recuerden: de ser imprescindible el exacto cumplimiento de las condiciones de Maastricht se paso a ‘estar en el camino de cumplir las condiciones de Maastricht’, según un inigualable informe por su estilo del maestro del estilo Valéry Giscard d'Estaing. Y, gracias a él, los PIIGS fueron introducidos en el euro. ¿Por qué?
En la Europa central, pero no sólo, había unos monstruosos excedentes de liquidez que había que redirigir, que recolocar, que mover, a los que había que encontrar una rentabilidad, vamos. Y, ¿qué mejores lugares que unas economías, las de los PIIGS, que tenían casi todo por hacer y ansiosas por hacer todo lo pendiente?.
Hasta el 2007 mares de liquidez fueron llegando a los PIIGS, aunque, también, no sólo. Cuando la cosa no dio más de sí y se puso de manifiesto (la punta del iceberg) la salud de las entidades financieras: Lehman, se cambió de escenario: estímulos, y el negocio continuó cambiando de sujetos: si antes había sido la deuda privada la protagonista del avance, ahora sería la pública la que tomase el relevo. Y los planes E empezaron a proliferar por doquier
El mensaje oficial continuaba siendo el de que ‘la recuperación era posible para todos’ junto al de que la limpieza de la banca era factible sin traumas irrecuperables, aunque toda la ciudadanía iba a tener que contribuir a la tarea. El 30% del PIB después y con los PIIGS deshechos, se pasa a la tercera fase del proceso: la de ‘exprimir el limón’.
Se ponen en marcha los rescates totales y parciales con la manifiesta y rotunda oposición de algunos gobernantes, como la del entonces Primer Ministro de Portugal, el Sr. José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa. Da igual: del mismo modo que los PIIGS fueron metidos en el euro, ahora se les acosa para que paguen lo que deben: ‘se les acosa’: se les inspecciona, se les fiscaliza, se les dirige, se les impone, se les rescata, claro. Los MoU se convierten en los pagarés de las entregas europeas para el sostenimiento de las constantemente recortadas estructuras de los PIIGS, de tal forma que algunos de sus miembros han pasado a depender de la caridad de la UEM personalizada en la Troika. El tema consiste en continuar haciendo negocio, siendo ahora el negocio en dejar de ganar lo mínimo posible por encima de lo ya ganado por la inversión de aquellos excedentes de liquidez.
Lo cierto hoy es que Grecia y Portugal están deshechos. Grecia es una piltrafa, un país roto, arrasado del que ya no vale la pena ni hablar porque ya no queda nada para extraer. Portugal se dirige a pasos agigantados hacia ese escenario, pero aún puede sacarse algo más si se saben dosificar los recortes y los tajos: ‘Portugal tiene las manos encadenadas’, dijo el pasado Jueves el actual Primer Ministro de Portugal, el Sr. Pedro Manuel Mamede Passos Coelho. Irlanda -Dublín y sus alrededores- es un portaviones que a todo el planeta conviene que siga flotando, cómo subsista su tripulación es otra historia. Italia, pienso, tiene todos los números para fraccionarse siguiendo una línea que recorrería, de Adriático a Tirreno: la frontera Sur de la provincia de Emilia Romana. ¿Y España?. ‘España ha perdido su capacidad de decisión’. ¿Qué va a hacer España?, lo que le vayan diciendo.
Las economías de los PIIGS ya eran carne de cañón. Si no hubiesen entrado en el euro hubieran retrocedido a los años 70: todo lo que se hizo desde 1986 preparando la entrada en el euro no hubiese servido para nada; una vez metidos en el euro, el placer de unos años de alcohol, drogas, sexo y rock-and-roll y el infierno. ¿Salir ahora?, es posible, claro, pero fuera ahora está la nada.
Volvamos al principio. Pienso que esos arrepentimientos, esos ‘cometimos errores de estrategia’, son meras aspirinas para mitigar el dolor que está causando una quimioterapia cuya finalidad, pienso, no es curar, sino limpiar, eliminar, para implantar la estructura de un nuevo modelo. Absurdo, ya: administrar aspirinas para eso, pero no hay más de lo que hay.
Con los PIIGS la cosa ya está encarrilada, con los no-PIIGS llegará ahora, ¿o es que alguien piensa que, por seguir con la terminología conocida, en el Área del Marco no pasa nada de nada y todo es virtuosismo virtuoso?. Estos arrepentimientos, pienso, van a durar unos meses, luego se volverá a la acción, y con las conclusiones obtenidas de todos los experimentos se expondrá lo que a continuación viene.
¿Errores? ¿Equivocaciones? ¿Deficientes interpretaciones? Pienso que no.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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