España, indudablemente, es la principal preocupación económica
mundial en estos días. Los inversores de todas las partes del planeta
están condicionando su operativa por la incertidumbre sobre la
resolución de la crisis española. Su diferencial de deuda sigue
aumentando día tras día, los seguros contra impagos están en máximos
históricos, la evolución de la renta variable está entre las peores a
nivel global.
Pero de ¿qué están preocupados exactamente los mercados?
Gavyn Davies, uno de los analistas económicos más influyentes en todo el mundo, detalla en FT los tres principales problemas de la economía española:
Gavyn Davies, uno de los analistas económicos más influyentes en todo el mundo, detalla en FT los tres principales problemas de la economía española:
1. El Presupuesto
El presupuesto aprobado por el nuevo gobierno español parece no haber
satisfecho a los inversores fuera de España. Esto no es debido a que el
presupuesto contenga insuficientes medidas de austeridad para 2012. De
hecho, más austeridad en el futuro cercano habría infligido tal daño a
la economía que bien podría haber minado, más que reforzado, la
confianza en la sostenibilidad fiscal a largo plazo.
Los mercados saben que es esencial un mayor crecimiento del PIB si
España quiere salir de su lamentable estado actual. El objetivo de las
medidas aprobadas en diciembre y en abril, es reducir el déficit
presupuestario del 8,5 por ciento del PIB en 2011 al 5,3 por ciento este
año. Son pocos los observadores externos que consideran alcanzables
estos objetivos.
El gobierno espera ahora que el crecimiento del PIB real sea del -1,7
por ciento en 2012, en comparación con un crecimiento del 2,3 por ciento
que preveía el verano pasado. La razón principal por la que los
economistas independientes creen que los objetivos oficiales no serán
alcanzados es la contracción de la economía. Por ejemplo, Andrew Benito
de Goldman Sachs, prevé que el déficit sobrepasará el objetivo
gubernamental de 2012 en un 1,5 por ciento del PIB. Eso significaría que
el ratio de deuda pública aumentará en unos 12 puntos porcentuales del
PIB este año, llevándola por encima del 80 por ciento. La velocidad de
deterioro es alarmante.
Las medidas de austeridad fiscal no van a funcionar. Un enfoque mejor
sería comprometerse de manera creíble a los recortes en el gasto público
a largo plazo y a mayores impuestos directos, además de reducir las
tasas marginales de renta y del impuesto de sociedades.
2. El sector bancario
El segundo problema, estrechamente relacionada con el primero, es el
estado del sistema bancario. España ha realizado notables esfuerzos para
hacer frente a este problema en los últimos años. Con la mayoría de las
deudas incobrables en las instituciones de ahorro regionales, la
estrategia se ha centrado en la limpieza del sector, sin poner en juego
excesivos fondos públicos para engrasar las ruedas. Las cajas han sido
convertidas en bancos comerciales, y se ha llevado a cabo una ola de
fusiones, reducción de costes e inyecciones de capital, que sugieren un
buen augurio para el futuro.
Sin embargo, la corrección de los precios reales de la vivienda en los
años posteriores a la burbuja de la construcción, ha sido bastante
reducida, por lo menos para los estándares de Estados Unidos. Ésta se ha
acelerado en los últimos meses, y está creciendo la preocupación que
por la renovada recesión en 2012, los bancos más grandes del país, que
el Banco de España ha dicho en repetidas ocasiones que se encuentran en
buena forma, puedan necesitar, después de todo, capital adicional.
En el gráfico adjunto, tomado del FMI, se muestra las diversas
estimaciones que analistas externos han realizado sobre el impacto de
una nueva recesión en los balances bancarios. En un escenario de
condiciones extremas, el impacto en los balances bancarios alcanzaría el
5-10% del PIB. Existe una alta preocupación sobre la manera en que
estos bancos podrían conseguir capital adicional, ya que el gobierno
sigue descartando ayudas directas al sector. El resto de la eurozona sin
duda podría ayudarles.
3. El Mercado de Trabajo
La rigidez del mercado laboral español ha sido reconocida como el
principal problema estructural al que se enfrenta la economía española.
Una vez más, el gobierno se ha mostrado activo en esta área, pero sin
reconocerse la magnitud del cambio necesario. El tercer gráfico muestra
la tasa de desempleo comparada con las estimaciones de producción
realizadas por el FMI. Con un desempleo del 23 por ciento de la fuerza
laboral, se estima que la brecha de producción sea del 3 por ciento. La
lógica de esto implica que la tasa estructural de desempleo en la
economía española es extremadamente alta, probablemente mayor que la
tasa media de desempleo en el largo plazo del 15 por ciento.
La primera y más importante tarea a la que se enfrenta el Gobierno
español es la creación de crecimiento para reducir esta tasa de
desempleo estructural. Si esto se pudiera conseguir a través de reformas
laborales mucho más radicales, pronto desaparecerían otros problemas
económicos.
Sin embargo, la crónica escasez de la demanda agregada hace que todo
esto sea mucho más difícil de lograr. España necesita una estrategia que
reconozca la necesidad de crecimiento, así como la consolidación
presupuestaria a corto plazo. Esto requerirá un plan diferente de
sostenibilidad fiscal de largo plazo, junto con políticas impositivas
que fomenten el crecimiento, un medio de financiación para los bancos
que les permita superar su creciente crisis y reformas laborables antes
impensables en el mercado.
El resto de la zona euro tiene una opción. Se puede ayudar a España a
superar sus dificultades actuales, con el apoyo del BCE en forma de
compra de bonos, e inyecciones de capital a los bancos a través del ESM.
O puede esperar a que la crisis empeore mucho más, antes de verse
obligado a actuar.
Se necesita urgentemente una acción coordinada y preventiva para España y la zona del euro en su conjunto.
lacartadelabolsa
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