Hace unos días recibí un mail, este:
“Me quedé sin trabajo en una multinacional hace aproximadamente 3 años, dado que tengo 45 años y soy Diplomada en Empresariales por (nombre de una Universidad española), decidí opositar para el cuerpo de Técnicos de Hacienda, pero redujeron las plazas ofertadas de 170 de promedio anual a 27, con lo cual intenté compaginarlo con (nombre de una organismo de gestión tributaria de una Diputación) con un contrato de interinaje basura y un nivel de auxiliar, en la práctica no ajustado al nivel de exigencia; la idea era que como era horario intensivo, me permitía estudiar por las tardes, pero llegaron los recortes…y de nuevo no trabajo.
Acabo de presentarme por 2ª vez y no he aprobado, pues hay 27 plazas y nos hemos presentado 2.000 (la mayoría parados y recién licenciados con disponibilidad absoluta).
Dada la tasa de reposición cero, anunciada por el Sr. Rajoy y la imperiosa necesidad de reducción del déficit público de 10.000 millones € (que algunos dicen que es encubierta y corresponde a 40.000 millones €), y como Ud. apunta a que la recaudación ha caído de forma vertiginosa (de un 40% según mis profesores que trabajan en la AEAT).
¿Cree Ud. que la AEAT se considera servicio básico y no se congelará? ¿qué dichas plazas seguirán ofertándose a ritmo de 27 anuales?. ¿Entonces vale la pena que intente conseguir un contrato basura a tiempo parcial que me permita seguir con la oposición (estimo que a fuerza de resistir, cada vez habrá menos gente interesada en optar por la Administración Pública) o siendo REALISTA, lo sensato sería optar por un trabajo en España o fuera y olvidarme?
La oposición, obviamente hasta ahora ha tenido un coste: presión social, renuncia y sacrificio a la vida civil, economía precaria etc., que en cualquier caso, ahora no asumiría dado que el esfuerzo básico lo tengo asimilado y lo combinaría, es decir, no renunciar a la oposición si es que REALMENTE hay opciones”.
Mi respuesta:
“Los temas tributarios son básicos, máxime si están relacionados con los ingresos, otra cosa es que se mantengan la misma estructura, es decir, no me extrañaría que se ‘privatizara’ la gestión tributaria ‘vendiendo’ la recaudación por un canon anual y que la empresa ‘compradora’ se ocupase de recaudar el máximo que pudiese, lo que ayudaría a perseguir el fraude, argumento que podría utilizarse para justificar el cambio; en un escenario como ese pienso que el empleo no aumentaría, y si lo hiciese no tendría que ser necesariamente español. Ya sé que el partido ganador de las elecciones en ningún momento ha dicho que iba a hacer algo así, sólo digo que no me extrañaría.
Su problema es su edad. Posee Ud. Cualificación y experiencia, pero su edad juega en su contra, a eso añada el recorte que se espera. Mi sugerencia: de voces, busque, y si encuentra otra cosa cójala”.
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Inestabilidad, desigualdad, empobrecimiento, inseguridad, son riesgos que el World Economic Forum ve para el futuro del planeta: para los próximos diez años, ¿les suena?, y ya le han puesto un nombre ‘Dystopia’: un escenario en el que se producirá retrocesos significativos en el bienestar hasta ahora conseguido, con la diferencia de que así como una Utopía es un objetivo ideal de avance, su, en teoría, contrario: este, lo será de malestar real. Aquí.
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Según un estudio encargado por Funcas (El País 12.01.2012, Pág.22), desde que empezaron su reconversión en Septiembre del 2008 las Cajas han cerrado 5.500 oficinas y han liquidado a 13.277 empleadas/os. El estudio dice que deberán cerrar 1.400 oficinas más y ello sin tener en cuenta los solapamientos que van a producir las nuevas ¿fusiones? que se van a tener lugar. Es decir, suponiendo que en cada oficina de las cerradas hubiesen 2,4 empleadas/os, el nuevo proyecto de cierre supondría liquidar a 3.360 empleadas/os más, lo que elevaría el total de personal eliminado a más de 16.600 elementos; siguiendo con los supuestos, que con la mejora de organización junto a la eliminación de los solapes se ahorrase un 20% adicional de personal (no es exagerado: piensen en procesos semejantes acometidos en entidades financieras de USA y The UK), el saneamiento del subsector de las Cajas de Ahorro podría afectar a un grupo de 20.000 empleadas/os que se irían a la calle, lo que no está nada mal.
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¿Por qué le costará tanto a la CEOE reconocer que lo que quiere con la reforma laboral es que a través de la ley le bajen los costes laborales a las empresas?, ¿para no salir de malos en la foto?, pero si ya es de dominio público que lo que quieren la empresas es despedir más barato, pagar menos a los trabajadores que vayan conservando y adaptar las condiciones de trabajo a sus conveniencias; ¿por qué no lo dicen?: ‘Necesitamos esto porque todo está fatal’. Para remachar el argumento fíjense en que ya nadie habla de crear empleo, ¡ni siquiera los sindicatos!, y para darles la razón hasta el Gobierno admite que en el 2012 el desempleo aumentará.
Lo que no es comprensible es que los sindicatos no utilicen un arma de destrucción masiva con la que cuentan y cuyo uso todos los trabajadores apoyarían: que metan en la negociación el fraude fiscal. Que vale, que de acuerdo a esto y a aquello, pero que el fraude fiscal de las empresas y de los empresarios se persiga a muerte. Y, ¿por qué no lo hacen?, pues pienso que por la misma razón por la que a pesar de acabar el año pasado con dos puntos más de déficit de lo previsto el Gobierno no ha forzado la máquina inspeccionadora: más vale que se defraude y que se genere algo de PIB que nos pongamos duros y que se caiga todo el invento. Es una opinión, naturalmente.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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