La comunidad financiera se debate entre aquellos que esperan que la FED siga manteniendo su política de relajación monetaria con nuevas medidas implantadas en junio (Quantitative Easing 3 o QE3) que sustituirán a la QE2, y los que creen que estos instrumentos excepcionales de liquidez están creando un escenario propenso a fuertes brotes inflacionistas en el futuro. Parece que existe el mismo debate en la propia FED. Ayer, el presidente de la FED de St. Louis, James Bullard, se pronunciaba en el sentido de buscar una estrategia de salida de la segunda ronda de flexibilización cuantitativa (QE2), ya que según Bullard, la economía de EE.UU. se ha fortalecido y su estado actual es “bastante bueno”.
Pero no todos están de acuerdo con esta visión optimista sobre la economía. Stephen Lewis, economista jefe de Monument Securities, afirma en una nota a clientes que “El Sr Bullard afirma que el estado de la economía es “bastante bueno”, cuando claramente no lo es. Esto solo puede representar un intento de realizar una retirada ordenada de la política desastrosa de la QE2. La liquidez suministrada por esta medida ha sido probablemente el primer factor que ha alimentado la recuperación de la renta variable a nivel global. Su inminente fin tiene graves implicaciones para el rendimiento futuro del capital”.
Lewis muestra los últimos datos de las ventas en el sector inmobiliario, así como de los pedidos duraderos en EE.UU., para defender que el crecimiento en el país se está desacelerando, por lo que las medidas de flexibilización cuantitativa deberían renovarse. Pero creo que el peligro a que las acciones puedan desarrollar un importante proceso correctivo si se confirmara la salida de estas medidas, es uno de los factores que le llevan a defender su continuidad.
Como dice el analista Robert Murphy, veamos que ha sucedido tras la aplicación de la QE2 en los mercados.
Cinco meses después de la segunda ronda de flexibilización cuantitativa (QE2), la base monetaria está muy, muy arriba, la inflación y los tipos de interés han aumentado y los préstamos bancarios se han reducido. Esto sugiere según Murphy, que la QE2 ha generado los peligros que los críticos de la medida advirtieron, sin sus supuestos beneficios.
En el gráfico 1 que publicamos, vemos como la base monetaria sube en tres ocasiones: En primer lugar a finales de 2008 cuando se desató la crisis, después en marzo de 2009 con la QE1 y luego a finales de 2010 con la QE2.
La explicación es simple. Desde el comienzo de la crisis la FED ha añadido más de 1,5 billones de dólares al sistema. Esta inyección de dinero es la razón de que muchos analistas estén preocupados por fuertes caídas del dólar. En un escenario normal, esa liquidez generaría nuevos préstamos por parte de la banca comercial, pero no está siendo así.
Por el contrario, desde la intervención de la FED, los precios de algunos activos (como el oro y las materias primas) han subido de forma considerable. Con el tiempo, esas subidas se han extendido a un campo más amplio de activos. El índice de precios a la producción subió un 4,8% en los cuatro meses posteriores al inicio de la QE2, lo que se traduce en un aumento anualizado del 15%. Incluso el IPC creció un 1,1% en los cuatro meses posteriores a la QE2, generando una tasa anualizada del 3,6%.
El S&P 500 ha subido un 18% desde el 27 de agosto 2010. Las expectativas de inflación han subido un 44,4%. Han subido los tipos a largo.
Ya hemos analizado los inconvenientes de esta medida. Veamos si existen beneficios que la justifican, añade Murphy.
Como mostramos en el gráfico 2, los préstamos totales alcanzaron su punto máximo a finales de 2008 (justo cuando el programa TARP y el rescate programado de la FED), desde entonces han caído. El ascenso de principios de 2010 fue una ilusión, debido a un cambio en la contabilidad de la FED de los créditos al consumo.
La conclusión es clara. A la vista de estos datos, la medida de Quantitative Easing no ha tenido un impacto positivo para la economía de EE.UU. fuera de un incremento de los precios de algunos activos (bolsas por ejemplo). En cambio, ha establecido unas condiciones inflacionistas peligrosas. No existe justificación para una nueva ronda de flexibilización cuantitativa (QE3), lo que de confirmarse, provocaría importantes correcciones en bolsa según un gran número de analistas financieros.
Gráfico 1
Gráfico 2
http://lacartadelabolsa.com/leer/articulo/los_inversores_temen_que_no_haya_una_qe3._las_bolsas_podria_corregir_de_for
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