La atracción de muchos analistas hacia la catástrofe es casi mítica. Las advertencias de crash de mercados se ha hecho tan consustancial con algunos medios financieros y algunas de sus principales firmas, que se ha creado un término para definirlos: “Los siemprebajistas”.
Se preguntarán ustedes el motivo de esa tendencia. Para contestar utilizaré las palabras de un antiguo compañero que me señalaba hace mucho tiempo, “nadie consigue la gloria previendo una subida del mercado”. Y tiene razón. Si vaticinas un crash en las bolsas, en los bonos, en el sector i“Es difícil conseguir que un hombre entienda algo cuando su salario depende de que no lo entienda”nmobiliario, y finalmente estás acertado, tu carrera a partir de ese momento recibirá un enorme impulso.
Ahora bien, la inmensa mayoría de esas predicciones catastrofistas no se cumplen, lo cual, aun siendo positivo, no evita que muchos inversores se vean atrapados por estos malos augurios.
Bob Seawright, jefe de inversiones de Madison Avenue Securities, relata en su blog los cuatro sencillos pasos que el vulcanólogo Erik Klemetti de la Universidad de Denison estableció para analizar las distintas predicciones del fin del mundo, que son totalmente aplicables para las predicciones de crash en los mercados de valores:
1. Tenga en cuenta su origen. A menos que sea de una fuente intachable, ignórela.
Los expertos (especialmente los falsos expertos), son propensos a las mismas debilidades que todos nosotros. Sin embargo los expertos no suelen rendir cuentas, y raramente admiten su error. Peor aún, los expertos más conocidos y más frecuentemente citados son los menos fiables en sus conjeturas (piensen en Jim Cramer), en gran parte debido al exceso de confianza.
Desde 1990, el Banco de la Reserva Federal de Filadelfia realiza una encuesta a diferentes expertos económicos preguntándoles sus puntos de vista sobre las probabilidades de recesión para cada uno de los siguientes cuatro trimestres. Lo denomina el “índice de ansiedad”.
Los resultados son reveladores. Los datos determinaron que la probabilidad pronosticada de recesión no explicaba absolutamente ninguno de los retornos trimestrales del mercado de valores. De hecho, estos datos sugieren que las previsiones servían como un buen indicador contrario del futuro comportamiento del mercado de acciones.
Aunque me encantaría decir lo contrario, hay pocas razones para pensar que nadie puede predecir los grandes movimientos del mercado con algún grado de consistencia. Muy pocos “expertos” hablarán sobre sus fallos, y todos tienen un montón de errores.
2. Considere los datos. Exija un montón de datos de múltiples fuentes y con la confirmación adecuada.
Como el legendario inversor Peter Lynch advirtió, "Los inversores han perdido mucho más dinero tratando de anticipar las correcciones que en las correcciones en sí mismas." Esto es en gran parte porque los grandes crash, a diferencia de las correcciones comunes, no suceden muy a menudo. La especificidad es una gran enemiga de los expertos. Quien no fija en sus predicciones fatalistas un periodo específico terminará estando en lo cierto, no importa cuál sea el coste de oportunidad que se haya pagado en el camino.
3. Considere la escala de las cosas. Incluso con buenas evidencias de un problema actual, en la mayoría de las ocasiones estos problemas son relativamente menores.
Las correcciones son comunes, los crash de mercado no. Es mucho más probable que una caída determinada forme parte de una corrección común de mercado, que de un crash de las bolsas como vemos en el gráfico adjunto. Relativice los problemas, pues en la mayoría de los casos estará acertado.
4. Considere la motivación. ¿El pronosticador tiene una motivación personal para hacer una predicción?
Eche un vistazo a la lista de personas que han promocionado un crash inminente. La mayoría están vendiendo algo, tienen una motivación política para querer ver un crash, o ambos. Todos están buscando hacerse un nombre al pronosticar una gran caída.
Existe un amplio campo de investigación de lo que se denomina “razonamiento motivado”, y su otra cara “el sesgo de confirmación”. Mientras que el sesgo de confirmación es nuestra tendencia a notar y aceptar lo que se ajusta a nuestras creencias preconcebidas, el razonamiento motivado es nuestra tendencia complementaria a examinar las ideas de manera más crítica cuando no estamos de acuerdo con ellas que cuando estamos de acuerdo. En general, vemos lo que queremos ver y actuamos en consecuencia. Y tenemos interés en ver las cosas de cierta manera, es casi seguro que lo veremos así.
Conclusión: “Es difícil conseguir que un hombre entienda algo cuando su salario depende de que no lo entienda”, Upton Sinclair.
fuente: http://lacartadelabolsa.com/leer/articulo/es_dificil_conseguir_que_un_hombre_entienda_algo_cuando_su_salario_depende
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