Hace unos días un buen amigo me pedía consejos sobre un plan financiero a largo plazo que había diseñado. La idea era utilizar sus ahorros para comprar un par de inmuebles, alquilarlos y utilizar las rentas como complemento a la pensión.
No me pareció mala idea, por un lado porque desde un punto de vista de largo plazo los bienes inmuebles ahora son una oportunidad de compra, y por otro porque es acertado plantearse el escenario económico que se tendrá en el momento de la jubilación a tantos años vista (mi amigo tiene 40 años).
De cualquier forma mi consejo fue que en vez de utilizar los fondos en dos inmuebles, cambiara uno por una cartera de acciones de alto rendimiento por dividendo. En el mercado español tenemos títulos como Santander que dan cerca del 8% de rentabilidad (por encima de la renta promedio por alquiler), Telefónica cerca del 7%, BME y Enagás cerca del 6%.
Pero aparte de que una inversión en acciones a los niveles actuales será una apuesta ganadora en el largo plazo, y que la rentabilidad obtenida supera la de la mayoría de los activos en la actualidad, hay otras razones por la que comprar acciones de elevados dividendos es una opción ideal para una planificación financiera de largo plazo. Escogemos algunas de las que da el especialista Jonathan Clements en Market Watch:
- Bajo rendimiento de los bonos: Aunque las acciones no están baratas, los bonos asustan aún más. La rentabilidad del bono a 10 años del Tesoro de EE.UU. está alrededor del 2,6%, el doble que en el suelo de 2012 pero aun históricamente bajos. No hay mucho espacio para nuevas caídas en los tipos, mientras que el recorrido al alza es mucho mayor. Si los tipos suben, los tenedores de bonos sufrirán fuertes caídas en el valor de sus carteras.
- Menor riesgo: La reinversión de los dividendos es una estrategia acertada en el largo plazo. La evolución de los mismos es mucho menos volátil que la del precio de las acciones. En la cúspide de la crisis financiera las empresas del S&P 500 recortaron sus dividendos en un 24%. En la Gran Depresión los dividendos se recortaron en un 47%. Ambos porcentajes muy inferiores a las caídas de los precios de las acciones en sendos mercados bajistas.
- Protección contra la inflación: En el largo plazo los dividendos han superado holgadamente la inflación, lo que podría proporcionar a los jubilados una creciente corriente de ingresos. Según datos del reciente Premio Nobel de Economía Robert Shiller, durante los últimos 100 años los dividendos procedentes de una cartera diversificada de acciones de EE.UU. habrían crecido un promedio del 4,4% anual, superando la tasa de inflación promedio del 3,2%. Por otro lado, el valor de las acciones de esa cartera, ex dividendos, subió un promedio anual del 5,6%. Esto hace que la rentabilidad anual total ascienda al 10%.
- Efecto valor: Históricamente los datos demuestran que las acciones valor han superado a las de crecimiento en el largo plazo. Las acciones de alto dividendo suelen ser las acciones valor que mejor se comportan, por lo que el efecto se acrecienta.
Hay otras razones que justifican el consejo que di a mi amigo (transparencia, mayor liquidez, menor riesgo de impago, menores costes financieros…). Conozco bastantes personas que sus ingresos actuales dependen únicamente de una gran cartera de dividendos que fueron formando durante su vida, y en la mayoría de los casos, viven holgadamente.
Creo que todo inversor debería reservar parte de sus ingresos mensuales para ir formando poco a poco una cartera de dividendos. Es una decisión que se alegrarán de haberla tomado en unos años.
lacartadelabolsa
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