Pienso que en estos momentos el tema del desempleo se encuentra así:
- Desde mediados de los 1980s la generación de PIB se fue
progresivamente desvinculando de la cantidad de factor trabajo
utilizado, el motivo fue la aplicación de tecnologías crecientemente
eficientes, de creciente facilidad de uso y de precio decreciente, así
como la de procesos organizativos cada vez más productivos.
- En consecuencia el mecanismo para crecer dejó de ser la consecución de la plena ocupación del factor trabajo.
- Al abandonarse la búsqueda del pleno empleo del factor trabajo la
demanda de trabajo desciende pero no lo hace la oferta de trabajo, con
lo que en el mercado de trabajo se agudizan las tensiones, tensiones que
se traducen en caídas de salarios, de los ingresos públicos como
consecuencia del menor consumo que realizarán los parados, y de la
recaudación de cotizaciones sociales, así como aumento del desempleo, y
del gasto público para atender al creciente número de desempleados.
- Si a lo anterior se añade que en el país o zona contemplada se ha
producido un fenómeno migratorio incrementado por el hecho de que en ese
país o zona se utilice un modelo productivo superintensivo en factor
trabajo, las tensiones en el mercado de trabajo de ese país o zona se
agudizan.
- Y más se agudizan si ese país o zona arrastra una deuda total gigantesca y sus ingresos fiscales se han derrumbado.
Bien. ¿En qué situación se halla España?. España es un país que tiene
un modelo productivo intensivo en factor trabajo que genera un PIB en el
que son mayoría los bienes y servicios de medio y bajo valor añadido, y
en el que se introdujo a seis millones de inmigrantes a fin de reducir
costes productivos para que quienes producían pudieran aumentar sus
márgenes.
Al caer las actividades generadoras de PIB el desempleo ha aumentado en
España, en porcentaje más entre la población inmigrante, pero el
empeoramiento de las condiciones de trabajo no incide en un repunte de
la actividad porque el crecimiento habido en el pasado se financió con
deuda y la capacidad de endeudamiento de las personas físicas y
jurídicas en España así como el de sus entes administrativos públicos se
halla agotada.
En un escenario como el actual se crea muy poco empleo porque al primar
la productividad y al fabricarse las cantidades necesarias de forma
flexible es más eficiente recurrir a la tecnología, cosa que en España
es poco posible debido al reducido valor de lo que España fabrica (al
margen de que destruye empleo); y a mayor abundamiento, España no puede
recurrir a su factor trabajo abaratado debido a que se hundieron las
actividades en las que España basaba su generación de PIB así como las
capacidades de consumo de los españoles al hacerlo su capacidad de
endeudamiento.
Es decir, o España se acostumbra a una tasa de desempleo muy elevada,
junto a una alta tasa de emigración de sus mejores profesionales, y a
tasas bastante altas de subempleo y paro encubierto; o se vincula
contrato de trabajo a permiso de residencia, se interviene y dirige el
mercado de trabajo de modo que se asignen obligatoriamente puestos de
trabajo a personas, y se asumen elevadísimas tasas de temporalidad,
trabajo a tiempo parcial y contratación por obra y servicio, en un
escenario de subempleo generalizado aunque de relativamente baja tasa de
paro. En ambas alternativas, naturalmente, se producirían caídas muy
acusadas en las rentas medias del trabajo asalariado.
La verdad, por mal que suene, es que ya no se necesita tanto factor
trabajo como antes se necesitaba y la tendencia es que cada vez se va a
necesitar menos. Ya existe un excedente de población activa, y ese
excedente va aumentar, mucho; por todo lo antes dicho, evidentemente.
Cada vez se necesita menos factor trabajo y cada vez se va a necesitar
menos, esa es la realidad. Y no: el reparto del tiempo de trabajo no
funciona en la mayoría de los casos porque al aplicarlo la productividad
cae.
Es preciso aumentar la eficiencia porque, excepto de trabajo, cada vez
hay menos recursos, pero, a la vez, la población es la que es.
Un muy mal binomio para reducir el paro.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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