Mientras que Irlanda, Grecia y Portugal están acogidos a programas conjuntos de asistencia financiera de la UE y el FMI, el programa para España, aprobado el 20 de julio de 2012, se limita únicamente a la asistencia financiera de la UE y está dirigido específicamente a la recapitalización de instituciones financieras. Sin embargo, los avances observados en los compromisos adquiridos en el marco del procedimiento de déficit excesivo y en las reformas estructurales, con vistas a corregir los desequilibrios macroeconómicos, se revisarán periódicamente en paralelo a la condicionalidad impuesta al sector financiero. En el caso de España, el FMI solo proporciona asistencia técnica.
Miren todos estos gráficos.....
Los he tomado del último informe mensual del ECB. En concreto, de un apartado que analiza la evolución de los ajustes de los "cuatro países del área que actualmente están acogidos a programas de asistencia financiera y Chile. Estas son las especificaciones que ofrece la Autoridad Monetaria Europea:
El 27 de junio de 2012, las autoridades chipriotas solicitaron asistencia financiera de la UE y del FMI.
Pensando en todo lo que puede ocurrir en los últimos tres meses del año, me parece interesante incluir la evaluación que hace el ECB sobre los programas de ajuste emprendidos y los que quedan pendientes.
En definitiva:
En todos estos países que sufren desequilibrios macroeconómicos significativos se han iniciado procesos de ajuste y, más recientemente, se han adoptado medidas correctoras aceleradas. Sin embargo,aunque se han realizado ciertos progresos -y para 2013 se espera un ajuste adicional- aún es necesario desplegar considerables esfuerzos para aumentar la competitividad, reducir el desempleo y restablecer la sostenibilidad de las finanzas públicas .
Dado que la necesidad de reequilibrio todavía es considerable, todos los países tendrán que emprender reformas adicionales de gran calado e introducir medidas adecuadas para aumentar la competitividad vía precios y la competitividad no precio, reducir el desempleo y restablecer la sostenibilidad de las finanzas públicas.
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En cuanto a la competitividad, habida cuenta de su bajo nivel, es especialmente urgente aplicar sustanciales recortes adicionales de los costes laborales unitarios y de los márgenes de beneficio excesivos, sobre todo en países con niveles de desempleo muy elevados. Para conseguir esto, en primer lugar se ha de aumentar la flexibilidad del proceso de determinación de salarios, cuando sea necesario, por ejemplo, mediante la relajación de la legislación de protección del empleo, la supresión de los mecanismos de indiciación salarial, la reducción de los salarios mínimos, y permitiendo la negociación salarial a nivel de empresas. En segundo lugar, el ajuste de la competitividad debe reforzarse a través de incrementos permanentes de la productividad del trabajo, por ejemplo, mediante la privatización, la innovación de los procesos y el desarrollo de nuevos productos, la aplicación de medidas para mejorar la cualificación de la población activa y la puesta en marcha de iniciativas para crear un entorno empresarial más favorable. Todo ello exige la adopción de políticas audaces en relación con las reformas estructurales (por ejemplo, la liberalización de profesiones cerradas y de la inmigración, una reorientación del gasto hacia la educación y la investigación y el desarrollo, y reformas en áreas clave, como la modificación de los marcos judiciales y regulatorios para impulsar un entorno de negocios más favorable) y valentía ante las presiones de grupos privilegiados y de intereses creados.
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Los márgenes de beneficio excesivos son especialmente predominantes en sectores orientados al mercado interno (fundamentalmente, los servicios). Las reformas estructurales pueden hacer frente al problema de las rentas excesivas eliminando los obstáculos a la competencia (internacional), en particular en las profesiones protegidas, por ejemplo mediante la reducción de las barreras de entrada para nuevas empresas y, más en general, de los trámites administrativos.
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En el ámbito fiscal, sigue siendo esencial velar por la estricta observancia de los procesos de consolidación fiscal acordados, con el fin de poder aprovechar los beneficios de los esfuerzos de saneamiento realizados hasta ahora y anclar de manera creíble las expectativas de los mercados financieros.
En cuanto a la competitividad, habida cuenta de su bajo nivel, es especialmente urgente aplicar sustanciales recortes adicionales de los costes laborales unitarios y de los márgenes de beneficio excesivos, sobre todo en países con niveles de desempleo muy elevados. Para conseguir esto, en primer lugar se ha de aumentar la flexibilidad del proceso de determinación de salarios, cuando sea necesario, por ejemplo, mediante la relajación de la legislación de protección del empleo, la supresión de los mecanismos de indiciación salarial, la reducción de los salarios mínimos, y permitiendo la negociación salarial a nivel de empresas. En segundo lugar, el ajuste de la competitividad debe reforzarse a través de incrementos permanentes de la productividad del trabajo, por ejemplo, mediante la privatización, la innovación de los procesos y el desarrollo de nuevos productos, la aplicación de medidas para mejorar la cualificación de la población activa y la puesta en marcha de iniciativas para crear un entorno empresarial más favorable. Todo ello exige la adopción de políticas audaces en relación con las reformas estructurales (por ejemplo, la liberalización de profesiones cerradas y de la inmigración, una reorientación del gasto hacia la educación y la investigación y el desarrollo, y reformas en áreas clave, como la modificación de los marcos judiciales y regulatorios para impulsar un entorno de negocios más favorable) y valentía ante las presiones de grupos privilegiados y de intereses creados.
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Los márgenes de beneficio excesivos son especialmente predominantes en sectores orientados al mercado interno (fundamentalmente, los servicios). Las reformas estructurales pueden hacer frente al problema de las rentas excesivas eliminando los obstáculos a la competencia (internacional), en particular en las profesiones protegidas, por ejemplo mediante la reducción de las barreras de entrada para nuevas empresas y, más en general, de los trámites administrativos.
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En el ámbito fiscal, sigue siendo esencial velar por la estricta observancia de los procesos de consolidación fiscal acordados, con el fin de poder aprovechar los beneficios de los esfuerzos de saneamiento realizados hasta ahora y anclar de manera creíble las expectativas de los mercados financieros.
José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España
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