A continuación alguien muy, pero que muy importante, tiene que salir
por la tele y decir a la gente que sus depósitos bancarios están
garantizados pase lo que pase, sin ningún lugar a género de dudas y
aunque se hunda el mundo, a la vez que se limitan los reintegros en
efectivo y el libre uso de tarjetas a una cantidad suficiente -por
ejemplo diez veces el salario mínimo al mes- dejando muy claro que ese
proceder tiene un horizonte temporal limitado al periodo necesario para
ordenar las deudas y el estado de las entidades financieras.
Una vez hecho esto debe hacerse un pase mágico: la porquería de los
bancos de todos los países pasaría a ser porquería común de todos los
países, a la vez que las deudas públicas quedan aparcadas, es decir, son
mantenidas donde se encuentran, y se procede a decretar la suspensión
temporal del pago de intereses.
Ventajas de actuar así: no se producen formales minusvalías de activos
con las consecuencias que ello tiene, aunque los inservibles quedan
inutilizados; todos el mundo se hace responsables de esos activos malos
debido a que es un problema general al afectar a la moneda común; y, al
congelar el pago de intereses, se liberan fondos para aplicar a otros
menesteres, por ejemplo a estimular el crecimiento: evidentísimamente,
de forma regulada por técnicos con criterio. España, por ejemplo,
liberaría 26 mM€ sólo en el 2012. Paralelamente podrían llegarse a
acuerdos para compensar deudas. (Se habrán dado cuenta de que son
medidas que se acercan al concepto de Eurobonos pero sin revolver nada).
Mientras, comités técnicos van analizando que tareas públicas son
esenciales. En los casos que sea posible, es decir, que no reduzca la
productividad por la especial carga de trabajo manual de la tarea, se
reparte el tiempo de trabajo y el salario. Se realiza un catálogo de
áreas, compañías y actividades con posibilidades a fin de potenciarlas, y
las que no lo sean se semiabandonan. Se pone en marcha un proceso de
redefinición de las administraciones públicas: municipios,
departamentos, regiones, landers, ...
Se instaura un subsidio de subsistencia y un sistema de bonos de
comida, y se ocupa en tareas que ahora nadie realiza a los perceptores
de tal subsidio, sin excepción, siempre que la tarea sea necesaria y no
suponga un consumo de recursos mayor del beneficio que genera. Se
garantiza el acceso a los servicios públicos esenciales sin distinción,
pero exigiendo contribuir según la renta. A partir de esa esencialidad
cada persona deberá hacerse responsable de sí misma.
Y todo eso, insisto, lo llevan a cabo todos los miembros del euro con
criterios idénticos. Y debe hacerse pensando en el compromiso adquirido
para el 2020 Y sí: lo anterior significa intervenir la economía, ya.
Luego, cuando se haya asimilado y diluido el primer gran impacto de la
crisis: en el 2013 / 2014, ya puede pensarse en una reforma fiscal que
entiendo debería eliminar los gravámenes sobre los ingresos e instaurar
un impuesto único sobre el gasto con tipos variables según el bien y
tipos negativos para los bienes básicos.
De esto no saldría una New Europe en la que todo, de nuevo, fuese a más
basado en un nuevo endeudamiento, eso se ha ido para no volver. Saldrá,
pienso, una Europa sana, adaptada a un mundo de escasez, en la que las
zonas potentes generen un PIB de alto valor y en la que la eficiencia
lleve la pauta y donde un nivel bastante elevado de desempleo
estructural del factor trabajo será inevitable. En resumen, una
transición menos traumática hacia la imprescindible optimización y el
imperioso aprovechamiento de recursos.
Como en la Depresión, esta crisis sistémica es inevitable: todas lo
son, lo que sí puede conseguirse es que sea menos penosa y que sirva
para preparar con tiempo lo que va a venir. Y lo vuelvo a decir: todo lo
anterior no es política.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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